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Albaicín Bajo

Diario en construcción

En esta página podrás recorrer el barrio del Albaicín a través de mi ojos. Encontrarás fotografías y textos de las distintas calles del laberinto.

–Ya nadie más camina por Granada –dijo–, solo nosotros.

Gatos

Paredes que hablan

El ojo del elfo

La cuesta

Hay infinitas maneras de subir al Albaicín. En este diario te propongo 5 caminos para internarte en el laberinto. Las rutas se han diseñado de sur a norte, por lo que estos son los 5 puntos de salida:
1. Paseo de los Tristes
2. Calderería Nueva
3. Callejones de Gran Vía
4. Puerta de Elvira
5. Parroquia de San Ildefonso

Chapiz

La Cuesta del Chapiz, situada en el barrio del Albaicín de Granada, es una de las calles más emblemáticas y con mayor historia de la ciudad. Su nombre proviene de los moriscos Hernán López el Ferí y Lorenzo el Chapiz, quienes fueron propietarios de las casas que hoy conocemos como la Casa del Chapiz. Esta calle, con una fuerte pendiente, conecta el Paseo de los Tristes con la parroquia del Salvador, y su historia se remonta a la época musulmana, cuando era conocida como la Cuesta del Arrabal Blanco. Durante el periodo nazarí, formaba parte de la ruta de Guadix, que conectaba Granada con otras localidades importantes de la región.

Arquitectónicamente, la Cuesta del Chapiz es un reflejo de la mezcla de culturas que han pasado por Granada. La Casa del Chapiz, uno de los elementos más destacados, es un conjunto de dos casas moriscas cuyos orígenes se remontan al siglo XIV. Estas casas combinan elementos cristianos y musulmanes, y actualmente albergan la Escuela de Estudios Árabes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. A lo largo de la cuesta, se pueden encontrar otros edificios históricos y cármenes, como el Palacio de los Córdova, la Casa de Marruecos y el antiguo orfanato del Ave María. Además, la cuesta está adornada con aljibes históricos, como el aljibe del Peso de la Harina y el aljibe de la Plaza del Salvador.

A lo largo de su historia, la Cuesta del Chapiz ha sido testigo de numerosos eventos significativos. Durante la época musulmana, la calle era una vía importante dentro de la medina de Granada. Tras la Reconquista, muchas de las casas moriscas fueron adaptadas a las nuevas necesidades cristianas, y la zona experimentó una transformación cultural y arquitectónica. En tiempos más recientes, la Cuesta del Chapiz ha sido objeto de esfuerzos de conservación y restauración, lo que ha permitido preservar su carácter histórico mientras se adapta a las necesidades modernas. Hoy en día, es un lugar vibrante y lleno de vida, donde se puede disfrutar de la historia y la cultura de Granada en cada rincón.

San Pedro

La zona del Albaicín Bajo conocida como San Pedro tiene sus orígenes en la época musulmana, cuando Granada era un importante centro cultural y comercial bajo el dominio nazarí. Esta área, situada a lo largo del río Darro, era una de las principales vías de acceso a la ciudad desde el este y jugó un papel crucial en la vida cotidiana de los habitantes de Granada. Durante el periodo nazarí, el barrio estaba densamente poblado y contaba con numerosas mezquitas, baños públicos y mercados que atendían las necesidades de la comunidad musulmana. Tras la Reconquista en 1492, la zona experimentó una transformación significativa, con la conversión de muchas mezquitas en iglesias y la construcción de nuevos edificios cristianos.

Entre los elementos arquitectónicos más destacados de San Pedro se encuentra la Iglesia de San Pedro y San Pablo, construida en el siglo XVI sobre una antigua mezquita. Esta iglesia combina estilos gótico y mudéjar, y su fachada de piedra y ladrillo es un ejemplo notable de la arquitectura religiosa de la época. Otro punto de interés es el Bañuelo, unos baños árabes del siglo XI que son de los mejor conservados de España. Además, la Casa de Zafra, una casa morisca del siglo XIV, ofrece una visión fascinante de la vida en la Granada nazarí y actualmente alberga un centro de interpretación del Albaicín. El Puente del Cadí, que cruza el río Darro, es otro elemento arquitectónico importante que conecta esta zona con el resto del Albaicín.

A lo largo de su historia, San Pedro ha sido testigo de numerosos eventos significativos. Durante la época musulmana, la zona era un bullicioso centro de actividad comercial y social. Tras la Reconquista, la transformación cultural y arquitectónica del barrio reflejó los cambios en la sociedad granadina, con la construcción de nuevas iglesias y la adaptación de edificios existentes a las necesidades cristianas. En tiempos más recientes, San Pedro ha sido objeto de esfuerzos de conservación y restauración, lo que ha permitido preservar su carácter histórico mientras se adapta a las necesidades modernas. Hoy en día, es un lugar vibrante y lleno de vida, donde se puede disfrutar de la historia, la cultura y la belleza de Granada en cada rincón.

Porras

La Casa de Porras, situada en el Albaicín Bajo de Granada, es una casa palaciega que data del siglo XVI. Su nombre proviene de Alonso de Porras, uno de los primeros propietarios tras la conquista cristiana de la ciudad. Esta casa es un ejemplo destacado de la arquitectura renacentista con influencias mudéjares, reflejando la transición cultural y arquitectónica que tuvo lugar en Granada tras la Reconquista. La Casa de Porras se encuentra en la confluencia de la Cuesta de San Gregorio y la Calle del Beso, una ubicación que en época nazarí marcaba uno de los límites de la Alcazaba Gidida o Nueva.

Arquitectónicamente, la Casa de Porras es notable por su portada plateresca de piedra, que presenta un arco deprimido rectilíneo enmarcado por pilastras toscanas y un friso decorado con flameros. El interior de la casa se organiza alrededor de un patio central porticado con columnas toscanas, un aljibe central y techos de madera labrada. La galería superior, con su balaustrada de madera torneada y zapatas de acanto, sigue la tradición morisca, mientras que los elementos renacentistas se reflejan en las semicolumnas dóricas y los escudos heráldicos que adornan la fachada. Actualmente, la Casa de Porras es propiedad de la Universidad de Granada y funciona como un centro cultural que alberga diversas actividades y eventos.

La Calle del Beso, adyacente a la Casa de Porras, es una de las calles más pintorescas del Albaicín Bajo. Esta calle estrecha y empedrada es famosa por su ambiente romántico y sus vistas a la Alhambra. A lo largo de su historia, la Calle del Beso ha sido testigo de numerosos eventos significativos, desde procesiones religiosas hasta celebraciones populares. La combinación de la Casa de Porras y la Calle del Beso ofrece una ventana única a la rica herencia cultural y arquitectónica de Granada, permitiendo a los visitantes experimentar la historia y la belleza de esta ciudad andaluza en cada rincón.

Santa Inés Alta

La Plaza de Santa Inés Alta es un rincón encantador dentro del núcleo de Santa Inés, que incluye la Cuesta, el Lavadero, la Placeta y el Cobertizo. Este enclave se caracteriza por sus calles estrechas y empinadas, algunas de las cuales no tienen salida, lo que le confiere un aire de misterio y tranquilidad. Entre las edificaciones más destacadas se encuentran el convento de Santa Inés de las franciscanas clarisas y el convento de la Concepción, ambos ejemplos de la rica herencia religiosa y arquitectónica de la zona.

La placeta de Santa Inés Alta, de forma rectangular y con acceso exclusivamente peatonal, está rodeada de edificaciones de baja altura que limitan las vistas panorámicas, a diferencia de la cercana placeta de los Carvajales. Sin embargo, la placeta ofrece un refugio acogedor con seis árboles que proporcionan sombra, dos bancos de madera y una pequeña fuente de agua potable, aunque no siempre está en funcionamiento. Este espacio es ideal para detenerse y disfrutar de los sonidos característicos del barrio, como el canto de los pájaros y el susurro de las hojas movidas por la brisa. A pesar de la cercanía de la calle San Juan de los Reyes, que aporta un murmullo constante de tráfico, la placeta mantiene un ambiente de serenidad.

El ambiente sonoro de la Plaza de Santa Inés Alta es particularmente notable. Durante las distintas épocas del año, se pueden escuchar los sonidos de las campanas del cercano monasterio de San Bernardo, que añaden un toque melódico al entorno. La sonoridad general es baja, con un aumento perceptible durante el toque de las campanas. La combinación de sonidos de baja frecuencia y componentes tonales de frecuencias medias crea un entorno auditivo agradable y relajante. Además, el nivel de interferencia verbal es bajo, lo que contribuye a un ambiente propicio para la contemplación y el descanso. Este rincón del Albaicín Bajo es un lugar perfecto para desconectar y disfrutar de la tranquilidad que ofrece.

Carvajales

El Mirador de Carvajales, también conocido como la Placeta de Carvajales, es un rincón encantador situado en el corazón del Albaicín Bajo de Granada. Este mirador tiene sus orígenes en el siglo XVI, cuando el solar que hoy ocupa era un espacio vacío rodeado de edificaciones1. Durante el siglo XIX, con las reformas urbanísticas que se llevaron a cabo en la ciudad, se crearon varias plazas en el Albaicín, incluyendo la de Carvajales. El nombre del mirador hace referencia a la familia Carvajal-Córdoba, una de las familias nobiliarias más influyentes de la Granada del siglo XV y XVI1. La placeta ha sido remodelada en varias ocasiones, siendo la más significativa en 1961, cuando se construyó el muro de contención, se pavimentó el suelo y se replantaron los árboles que hoy dan sombra a la plaza.

Arquitectónicamente, el Mirador de Carvajales es notable por su ambiente tranquilo y sus vistas impresionantes. Aunque es más pequeño que otros miradores como el de San Nicolás o el de San Cristóbal, ofrece unas vistas panorámicas inigualables de la Alhambra y los jardines del Generalife, con la Sierra Nevada como telón de fondo. La plaza está adornada con azulejos tradicionales andaluces que decoran las paredes y los bancos, proporcionando un lugar perfecto para sentarse y relajarse mientras se disfruta del paisaje. En el centro de la placeta, una pequeña alberca refresca los calurosos días de verano, añadiendo un toque pintoresco al entorno.

A lo largo de su historia, el Mirador de Carvajales ha sido testigo de numerosos eventos significativos. Durante las festividades locales, la plaza se convierte en un punto de encuentro para los residentes del barrio y los visitantes, ofreciendo un espacio para la celebración y la convivencia. En tiempos más recientes, el mirador ha sido objeto de esfuerzos de conservación y restauración, lo que ha permitido preservar su carácter histórico mientras se adapta a las necesidades modernas. Hoy en día, el Mirador de Carvajales es un lugar vibrante y lleno de vida, donde se puede disfrutar de la historia, la cultura y la belleza de Granada en cada rincón.

Aljibe de Trillo

El Aljibe de Trillo, situado en el corazón del Albaicín Bajo de Granada, es un ejemplo destacado de la arquitectura hidráulica nazarí. Este aljibe data del siglo XIV y se encuentra al final del Callejón de Trillo, una calle que lleva el nombre de la familia Trillo, en particular de Juan de Trillo Figueroa, un dramaturgo del barroco que llegó a Granada con los Reyes Católicos. Los aljibes eran esenciales en la Granada nazarí para el almacenamiento y distribución de agua, y el Aljibe de Trillo no es una excepción, ya que se alimentaba de la acequia de Aynadamar, una de las principales fuentes de agua de la ciudad.

Arquitectónicamente, el Aljibe de Trillo es notable por su estructura de una sola nave, cubierta por dos tramos de bóvedas: una esquifada y otra de cañón. Su portada, con un arco de herradura ligeramente apuntado, es uno de los elementos más ornamentales de los aljibes granadinos, decorada con azulejos decimonónicos que sustituyeron a los originales. Con una capacidad de más de 50 metros cúbicos, este aljibe no solo servía para abastecer a los habitantes del barrio, sino que también suministraba agua al Bañuelo, los baños árabes situados en la Carrera del Darro. El aljibe está ubicado a los pies de un carmen, una típica casa granadina con jardín, lo que añade un toque pintoresco al entorno.

A lo largo de su historia, el Aljibe de Trillo ha sido testigo de numerosos eventos significativos. Durante la época nazarí, su función era vital para la vida cotidiana de los habitantes del Albaicín. Tras la Reconquista, el aljibe continuó en uso, adaptándose a las nuevas necesidades de la población cristiana. En tiempos más recientes, ha sido objeto de esfuerzos de conservación y restauración, lo que ha permitido preservar su carácter histórico mientras se adapta a las necesidades modernas. Hoy en día, el Aljibe de Trillo es un lugar de interés tanto para locales como para turistas, que pueden disfrutar de su belleza arquitectónica y su importancia histórica en el contexto del Albaicín Bajo.

2. Calderería Nueva

La Calle Calderería Nueva, también conocida como la “Calle de las Teterías”, es una de las vías más emblemáticas del Albaicín Bajo en Granada. Sus orígenes se remontan a la época nazarí, cuando formaba parte de la medina de Granada y era un importante centro comercial. Durante el periodo musulmán, esta calle albergaba numerosos talleres de caldereros, de ahí su nombre. Tras la Reconquista, la calle mantuvo su carácter comercial, adaptándose a las nuevas necesidades de la población cristiana. Hoy en día, la Calle Calderería Nueva es conocida por su ambiente que evoca a un zoco marroquí, con tiendas que venden productos artesanales, especias, joyas y textiles.

Arquitectónicamente, la Calle Calderería Nueva destaca por sus estrechas y empedradas calles, flanqueadas por edificios de estilo morisco que conservan elementos tradicionales como rejas de hierro forjado y puertas de madera tallada. Las fachadas de las casas están adornadas con azulejos y detalles decorativos que reflejan la influencia árabe en la arquitectura granadina. Además, la calle está llena de teterías, donde se puede disfrutar de un té moruno acompañado de dulces típicos de Marruecos, creando un ambiente cálido y acogedor. La iluminación nocturna de la calle, con faroles que imitan el estilo árabe, añade un toque mágico al entorno, haciendo que pasear por ella sea una experiencia única.

A lo largo de su historia, la Calle Calderería Nueva ha sido testigo de numerosos eventos significativos. Durante las festividades locales, la calle se llena de vida con procesiones y celebraciones que reflejan la rica tradición cultural de Granada. En tiempos más recientes, la calle ha sido objeto de esfuerzos de conservación y restauración, lo que ha permitido preservar su carácter histórico mientras se adapta a las necesidades modernas. Hoy en día, la Calle Calderería Nueva es un lugar vibrante y lleno de vida, donde se puede disfrutar de la historia, la cultura y la belleza de Granada en cada rincón.

San Gregorio

La Cuesta de San Gregorio, situada en el Albaicín Bajo de Granada, es una calle empedrada y escalonada que refleja la rica historia de la ciudad. Sus orígenes se remontan a la época nazarí, cuando formaba parte de la medina de Granada. Tras la Reconquista, los Reyes Católicos ordenaron la construcción de una ermita en honor a San Gregorio Bético, que con el tiempo se convirtió en la iglesia que hoy preside la cuesta. Esta iglesia, construida en el siglo XVI, destaca por su sencilla fachada con una portada jónica realizada en mármol de Sierra Elvira y su torre adosada.

Arquitectónicamente, la Cuesta de San Gregorio es notable por varios elementos históricos. Al inicio de la cuesta, se encuentra un pilar de dos caños realizado en piedra, adosado a uno de los muros. A lo largo de la calle, se pueden observar casas tradicionales granadinas y cármenes, como el Carmen de los Cipreses, donde vivió el escritor Nicolás María López, conocido como “Antón del Sauce”. Además, en esta calle nació el famoso cantaor Enrique Morente, cuya casa está marcada con una placa conmemorativa. Desde la parte más alta de la cuesta, se pueden disfrutar de vistas panorámicas que incluyen el cimborrio de la catedral de Granada.

A lo largo de su historia, la Cuesta de San Gregorio ha sido testigo de numerosos eventos significativos. Durante la época musulmana, la calle era una vía importante dentro de la medina. Tras la Reconquista, la transformación cultural y arquitectónica del barrio reflejó los cambios en la sociedad granadina. En tiempos más recientes, la cuesta ha sido objeto de esfuerzos de conservación y restauración, lo que ha permitido preservar su carácter histórico mientras se adapta a las necesidades modernas. Hoy en día, pasear por la Cuesta de San Gregorio es una experiencia sensorial, con bares y teterías que invitan a detenerse y disfrutar de las famosas tapas granadinas.

Cruz Verde

La Placeta de la Cruz Verde, situada en el Albaicín Bajo de Granada, tiene una historia que se remonta a la época romana. En el siglo I, esta área formaba parte de una necrópolis extramuros de la antigua Iliberris romana, donde se encontraron importantes lápidas, como la dedicada a Quinto Cornelio Valeriano. Con la llegada de los árabes, el lugar dejó de ser un cementerio y se integró en la medina de Granada. Durante el periodo nazarí, se construyó un pequeño aljibe en la placeta, que servía para almacenar agua y abastecer a los habitantes del barrio.

Arquitectónicamente, la Placeta de la Cruz Verde es notable por su aljibe, uno de los más antiguos del Albaicín. Este aljibe, de planta rectangular y cubierto con una bóveda de cañón, mide aproximadamente 4,83 metros de largo, 3,13 metros de ancho y 3 metros de altura. Aunque ha sido transformado a lo largo de los siglos, su estructura básica se ha mantenido. La placeta también está rodeada de casas tradicionales granadinas, con fachadas encaladas y detalles arquitectónicos que reflejan la influencia árabe y cristiana en la zona. La cruz verde que da nombre a la placeta fue instalada por la Inquisición en el siglo XVI, simbolizando la misericordia y la esperanza.

A lo largo de su historia, la Placeta de la Cruz Verde ha sido testigo de numerosos eventos significativos. Durante la época de la Inquisición, se realizaban aquí las “Procesiones de la Cruz Verde”, un espectáculo solemne y sombrío que precedía a los autos de fe. Estas procesiones eran encabezadas por músicos y cantores, seguidos por una comitiva de religiosos y notarios que proclamaban la fecha del juicio. En tiempos más recientes, la placeta ha sido objeto de esfuerzos de conservación y restauración, lo que ha permitido preservar su carácter histórico mientras se adapta a las necesidades modernas. Hoy en día, la Placeta de la Cruz Verde es un lugar tranquilo y pintoresco, donde se puede disfrutar de la historia y la cultura de Granada en un entorno auténtico y sereno.

Plaza Nevot

La Plaza Nevot, situada en el Albaicín Bajo de Granada, es un espacio que refleja la rica historia y el encanto del barrio. Sus orígenes se remontan a la época nazarí, cuando el Albaicín era un importante centro de actividad social y comercial. Durante este periodo, la plaza y sus alrededores formaban parte de la medina de Granada, con calles estrechas y empedradas que conectaban diferentes áreas del barrio. Tras la Reconquista en 1492, la plaza experimentó una transformación significativa, adaptándose a las nuevas necesidades de la población cristiana que se asentó en la zona.

Arquitectónicamente, la Plaza Nevot destaca por su entorno tradicional y sus edificios históricos. La plaza está rodeada de casas blancas con balcones de hierro forjado y ventanas de estilo mudéjar, que son características típicas de la arquitectura granadina. Uno de los elementos más notables de la plaza es el aljibe de la Plaza Nevot, un antiguo depósito de agua que data de la época árabe y que aún se conserva en buen estado. Este aljibe es un testimonio de la ingeniosa infraestructura hidráulica desarrollada por los musulmanes para abastecer de agua a la ciudad. Además, la plaza ofrece vistas impresionantes de la Alhambra y el Generalife, lo que la convierte en un lugar popular tanto para locales como para turistas.

A lo largo de su historia, la Plaza Nevot ha sido testigo de numerosos eventos significativos. Durante las festividades religiosas, la plaza se convierte en un punto de encuentro para procesiones y celebraciones que reflejan la rica tradición cultural de Granada. En tiempos más recientes, la plaza ha sido objeto de esfuerzos de conservación y restauración, lo que ha permitido preservar su carácter histórico mientras se adapta a las necesidades modernas. Hoy en día, la Plaza Nevot es un lugar vibrante y lleno de vida, donde se puede disfrutar de la historia, la cultura y la belleza de Granada en cada rincón.

Algibe del Gato

El Aljibe del Gato, situado en el Albaicín Bajo de Granada, es un ejemplo destacado de la arquitectura hidráulica nazarí. Este aljibe data de entre los siglos XIII y XV y se encuentra en el interior del Carmen de Nuestra Señora de las Angustias. Originalmente conocido como la “Cisterna de la Miel” debido a su ubicación en la calle del mismo nombre, el aljibe se alimentaba de la acequia de Aynadamar, una de las principales fuentes de agua de la ciudad. Esta acequia, también conocida como la “Fuente de las Lágrimas”, transportaba agua desde Fuente Grande, cerca de Alfacar, hasta los distintos aljibes del Albaicín.

Arquitectónicamente, el Aljibe del Gato es notable por su estructura de planta rectangular, dividida en dos tramos cubiertos por bóvedas de cañón. La capacidad del aljibe es de 27 metros cúbicos, lo que lo sitúa entre los aljibes de tamaño medio del Albaicín. La boca del aljibe, reformada en tiempos modernos, presenta un arco rebajado y dos fustes de mármol blanco con capiteles califales de acarreo. El interior del aljibe ha sido enlucido y encalado, y aunque ha sufrido varias transformaciones a lo largo de los siglos, su estructura básica se ha mantenido. Actualmente, el aljibe se encuentra dentro de una propiedad privada y ha sido habilitado como un pequeño museo familiar.

A lo largo de su historia, el Aljibe del Gato ha sido testigo de numerosos eventos significativos. Durante la época nazarí, su función era vital para la vida cotidiana de los habitantes del Albaicín, proporcionando agua potable en una región árida. Tras la Reconquista, el aljibe continuó en uso, adaptándose a las nuevas necesidades de la población cristiana. En tiempos más recientes, ha sido objeto de esfuerzos de conservación y restauración, lo que ha permitido preservar su carácter histórico mientras se adapta a las necesidades modernas. Hoy en día, el Aljibe del Gato es un lugar de interés tanto para locales como para turistas, que pueden disfrutar de su belleza arquitectónica y su importancia histórica en el contexto del Albaicín Bajo.

Virgen del Carmen

La Plaza Virgen del Carmen, situada en el Albaicín Bajo de Granada, es un rincón tranquilo y pintoresco que invita a la reflexión y al descanso. A solo un par de minutos a pie desde el Mirador de los Carvajales, se puede acceder a esta placeta a través de las calles Almez, Virgen del Carmen y Echevarría. Esta plaza, por la que apenas pasan los viandantes, es ideal para refugiarse y meditar unos instantes. Los bancos de piedra instalados bajo el histórico carmen de Alonso Cano y los naranjos plantados en los perfiles de la plaza contribuyen a crear un ambiente sereno y acogedor.

La Plaza Virgen del Carmen surgió tras las múltiples remodelaciones que se llevaron a cabo en el barrio del Albaicín entre los siglos XVII y XVIII. La escasez de viviendas adecuadas para la creciente población tras la expulsión de los moriscos llevó a la demolición de antiguos inmuebles y la construcción de nuevas casas adaptadas a las necesidades de la época. La plaza recibió su nombre actual a finales del siglo XIX o principios del siglo XX. Anteriormente, se conocía como Plaza de Echevarría, nombre que aparece en el plano de Granada levantado por Francisco Dalmau en 1796. A mediados del siglo XIX, este espacio seguía teniendo el nombre de Placeta de Echevarría, como se refleja en los mapas topográficos de la época.

En el centro de la Plaza Virgen del Carmen se encuentra una modesta fuente, similar en forma y materiales a la de la Placeta del Cobertizo. La fuente de la Plaza Virgen del Carmen tiene una base heptagonal, de cuyo centro emerge un fuste de planta circular y desarrollo troncocónico, apoyado sobre un pedestal cúbico. El fuste sostiene una pequeña taza de época más reciente, con cuatro minúsculos brocales y un reducido surtidor que corona la taza. Tanto la pila como el fuste son totalmente lisos, sin decoraciones. La plaza también tiene un valor histórico significativo, ya que por ella pasaba la muralla Zirí y se alzaba una de las torres que la jalonaban. Este rincón del Albaicín Bajo es un lugar perfecto para desconectar y disfrutar de la tranquilidad que ofrece.

3. Callejones de Gran Vía

La Gran Vía de Granada, inaugurada en 1895, es una de las arterias principales de la ciudad, diseñada para modernizar y embellecer el centro urbano. Su construcción implicó la demolición de numerosas edificaciones antiguas, lo que permitió la creación de una avenida amplia y rectilínea que conecta importantes puntos de la ciudad. A lo largo de la Gran Vía se pueden observar diversos estilos arquitectónicos, desde el historicismo hasta el modernismo, reflejando la evolución urbanística de Granada a lo largo del siglo XX. Entre sus edificios más destacados se encuentran el Banco de España y el Edificio de la Normal, ambos ejemplos de la arquitectura monumental de la época.

Los callejones que conectan la Gran Vía con la Calle Elvira son testigos de la rica historia de Granada. Calle Elvira, con su origen en la época musulmana, es una de las calles más antiguas y emblemáticas de la ciudad. Estos callejones, estrechos y serpenteantes, conservan el trazado medieval y ofrecen un contraste fascinante con la amplitud y modernidad de la Gran Vía. Pasear por ellos es como viajar en el tiempo, con sus casas encaladas, balcones de hierro forjado y pequeños comercios que evocan la Granada de antaño.

A lo largo de la historia, estos callejones han sido escenario de numerosos eventos significativos. Durante la época nazarí, eran parte del entramado urbano que conectaba la medina con el Albaicín, facilitando el comercio y la vida cotidiana. Con la conquista cristiana, muchas de las mezquitas de la zona fueron convertidas en iglesias, y la Calle Elvira se transformó en un importante centro comercial. En el siglo XIX, con la apertura de la Gran Vía, estos callejones sufrieron un proceso de degradación, pero a finales del siglo XX, gracias al creciente interés turístico y la declaración del Albaicín como Patrimonio de la Humanidad, se llevaron a cabo importantes reformas para preservar su carácter histórico.

Calle Elvira

Cruz de Quirós

La Lona

4. Puerta de Elvira

Alhacaba

5. Parroquia de San Ildefonso

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