Ya de niño prefería mirar las nubes más que nada en el mundo y no entendía eso de que una vez que había hecho los deberes los tuviera que entregar, si él ya había aprendido la lección. Y es que Mason ya era un niño sensible a los 6 años cuando lo vemos por primera vez sentir mirando al cielo, en uno de esos momentos en los que el tiempo se para y uno piensa lo maravillosa que es la vida aunque no entienda cómo ha llegado hasta aquí.
Pero como cualquier otro niño, también le gusta ver Dragon Ball, jugar a la videoconsola, encontrar magia en su jardín y montar en bicicleta. ¿No os sentís identificados? Yo mucho. Además le vemos crecer, y no solamente al Mason personaje como ente de ficción sino al propio actor, pues la película está rodada en 39 días diferentes repartidos en…¡12 años!. El realismo que logra Richard Linklater (Antes del amanecer) al contarnos los diferentes momentos que resumen una infancia es algo inédito, pues todos los personajes envejecen DE FORMA REAL en cada minuto del metraje.
Vemos cómo ese padre primerizo y asustado que en los primeros años de su paternidad se ausenta durante un año y medio para encontrarse a sí mismo, pues necesita un tiempo para buscar respuestas. Empresa complicada eso de encontrarse a uno mismo y, sobre todo, cuando te resistes a ser presa de los convencionalismos y a pasar de ser un veinteañero alocado a un padre de familia ejemplar, aunque eso signifique empujar a tus hijos a soportar a las parejas que tu mujer, presa de la soledad y el miedo, elija.
Algo que no logra en un tiempo el personaje de un Ethan Hawke espléndido, al que también se le curte la tez desde la primera vez que le vemos en su deportivo sin saber cómo ser un buen padre. Pero no solo se le curte la tez sino también los buenos consejos, pues será para Mason ese gran confidente y amigo que son los buenos padres. Ese tipo de padre que no gasta una gran cantidad de dinero en regalos pero que en tu cumpleaños elabora él mismo un recopilatorio de canciones que le ha costado horas juntar solo para que sientas lo mismo que siente él al escucharlas. Ese tipo de padre que te conoce mejor por dentro que por fuera.
Padre: (Después de que Mason falla lanzamiento en
bolos) No te preocupes por eso.
Mason (Niño): Creo que debería usar las barreras.
Padre: No quieres usar las barreras. La vida no te
da barreras.
El personaje de Patricia Arquette es más frío y pragmático, no porque lo haya elegido sino porque le tocó ser la luchadora, la que saca los dientes y le dice a su familia: “no miréis atrás”, tras un traspiés. Es la que les cuida y les protege aunque al principio no lo consiga. Y es que…¿quién nace enseñado en eso de ser madre?, sobre todo si eres una madre soltera. Pero no dejará de pelear para que a sus dos niños no les falte de nada, aunque no siempre tome las decisiones más acertadas. Cada año su rostro es más serio, aunque sufra ese dolor invisible que llevan las madres dentro para protegernos y que explota el día en que sus niños se van de casa, pues no pueden controlarlo, por primera vez.
Me emociona recordar la película, y suelto alguna lagrimilla que otra al asimilarla porque es una de esas que te ayudan a crecer. No es una colección de momentos, como de su nombre en español podría deducirse. Es el paso del tiempo hecho cine, muy parecido a lo que hizo A dos metros bajo tierra en la televisión. Hace no mucho que pasaba las tardes toqueteando mi Gameboy Color, como Mason. Y sin darme cuenta ya me habían salido espinillas en la cara y me bebía mi primera cerveza de forma furtiva, convertido en un adolescente autista. Pero hace menos todavía que le guiñé el ojo, lleno de miedo, a aquella primera chica que tuvo la sonrisa y la mente adecuada para este niño raro. Y todavía recibo consejos de algún tutor que me dice que haga los deberes, puesto que del arte es muy complicado vivir, aunque sea lo que más vivo te haga sentir.
Lo que no he conseguido todavía, al igual que Mason, y es algo que nos sucede a aquellos que hemos regado la faceta artística de nuestra mente, es encontrarme a mí mismo; y no creo que llegue a hacerlo nunca, aunque vaya aceptando roles en la vida, como le sucede a su padre. En uno de esos momentos de duda en los que Mason le pregunta a su padre: “¿y qué sentido tiene todo?”. Él le contesta: “¿yo qué carajo se?, lo que importa es lo que sientas, Mason”. Entonces él le mira decepcionado al encontrar una respuesta difusa. Ahora el que necesita un tiempo es él, como años atrás lo había necesitado su padre.
Pero cuando se sube en la camioneta y se dirige hacia esa carretera sin horizonte claro que es su futuro, todos comprendemos la respuesta. Entonces nos metemos en su cuerpo, sufriendo el vértigo de la vida, su tacto, su olor…es en esos momentos en los que sentimos la vida, aunque no entendamos cómo hemos llegado hasta ahí, pensando que ojalá pudiéramos guardar ese instante en una fotografía, en un texto, en una caja…con todo lo que nos queda todavía por sentir.
Pablo Melgar
Título original: Boyhood
Año: 2014
Duración: 165 min.
Director: Richard Linklater (Antes del amanecer)
Guión: Richard Linklater
Música: Varios
Fotografía: Lee Daniel, Shane Kelly
Reparto: Ethan Coltrane, Patricia Arquette, Ethan Hawke, Lorelei Linklater, Jordan Howard, Tamara Jolaine, Zoe Graham, Tyler Strother, Evie Thompson, Tess Allen, Megan Devine, Fernando Lara, Elijah Smith, Steven Chester Prince, Bonnie Cross, Libby Villari, Marco Perella, Jamie Howard, Andrew Villarreal, Shane Graham, Ryan Power, Sharee Fowler
Productora: IFC
Género: Drama. Infancia. Adolescencia. Familia. Cine independiente USA
Nota: 10 Excelente
Nota filmaffinity: 7,8
Nota IMDb: 8,6
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