#6 El spleen.

‘Q Train’ (1990), Nigek Van wieck

“…se me ocurrió intentar algo parecido y aplicar a la descripción de la vida moderna -mejor dicho, una vida moderna y más abstracta- el procedimiento que él aplicó a la pintura de la vida antigua, tan extrañamente pintoresca”.

El spleen de París – Charles Baudelaire


En capítulos anteriores…

  • Écfrasis urbana’: primera parte’: “a mí, las fotografías me ayudan a escribir”.

  • Hablar con los muertos: “Bolaño dice que Baudelaire es el abuelo sensato que nos guía el camino, a todos aquellos que queremos escribir poesía. ¿Qué es la poesía?, le pregunto al muerto”.


Ejercicio de calentamiento

‘La cumbre azul’ – Pablo Melgar © Granada (2023)

¿Qué le sucede a la mujer del cuadro de Nigek Van wieck y a este hombre de la fotografía? ¿Qué secreto comparten? Son personajes de la vida moderna en espacios públicos, donde pasamos muy a menudo: parecen haberse tomado un respiro en el metro y los bancos de las aceras. Sin embargo, una nube parece acompañar a estos personajes absortos en sus pensamientos.

Habitar estos lugares del tránsito genera hastío: ambos padecen la anomalía del spleen (bazo) o “el sentimiento que corresponde, incesante, a la catástrofe” (la interpretación de Walter Benjamin sobre la obra de Charles Baudelaire dictó el temple de la poesía moderna). ¿No es el aburrimiento un sentimiento puramente moderno? Aún así creo que hay una melancolía mucho más profunda detrás de estos sujetos. ¿Qué piensas tú? Desmembra tu radiografía. Ese es el espacio que ocupa tu descripción.

Según los parámetros del capítulo anterior, puedes realizar fácilmente un boceto de ambas imágenes y apuntar detalles que hayan llamado tu atención (contemplación). Después, determina el tema que inicia la descripción. Yo titulé esta última foto, ‘La cumbre azul’. ¿A qué crees que se debe? ¿Cuál es tu título?


Deja tus respuestas en los comentarios.

  1. Tema: el spleen.

  2. Elementos internos: contemplación.

  3. Relación externa: su relación con el mundo.

  4. Nuevo significado (tiene que ver con el título).


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En anteriores capítulos, partimos de la fotografía para reflexionar sobre nuestra relación cotidiana con la palabra y la imagen (¡seguro que alguna vez has subido una foto con texto a las redes sociales!). En nuestro cometido, vislumbramos los orígenes de la ‘écfrasis’ o representación verbal de una representación visual (James Heffernan) y encontramos en ‘el escudo de Aquiles’ una referencia para nuestros ejercicios de escritura: describir la contemplación de una obra de arte. El escudo de Aquiles y la urna de John Keats contenían en sus frisos toda una cosmovisión particular de la Antigüedad, sus texturas ascestrales pretendían abarcar todas las respuestas. La fotografía, por su parte, se enfrenta a los límites de la realidad dentro del lienzo.


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Las matemáticas de la literatura

  • X = lector

    • x1 = Teoría sobre el spleen.

    • x2 = Ejemplos de spleen (literatura comparada).

  • Y= autor

    • y1 = Recursos para realizar una descripción (en capítulos anteriores).

    • y2 = Ejercicio de calentamiento.

    • y3 = Ejercicio de inmersión.

    • y4 = Ejercicio de escritura creativa.

  • Z = artefacto.

    • z1 = Tema: el spleen.

    • z2 = Elementos internos: las imágenes.

    • z3 = La instantánea.

    • z4 = Relación con elementos externos.

    • z3 = La metáfora.


La imagen (elementos internos y externos).

¿Y cuál es nuestra imagen? ¿En qué personajes y elementos nos fijamos más, cuando contemplamos nuestro alrededor? ¿Desde qué mundo hablamos, cuando describimos? Llegar a una nueva ciudad y sacar la cámara: ¿qué palabras explican esa sensación? Nuestra propia experiencia de la vida moderna es un caudal de sensaciones que alimentan la escritura. El masivo uso del Twitter es prueba de ello. Cuando un usuario abre la app, ésta le pregunta rápidamente: “¡¿qué está pasando?!” Aplicar estas reflexiones a nuestros textos determinará el autor que esté al otro lado de la cámara. Cabe recordar la importancia de la sinécdoque y la verosimilitud a la hora de desarrollar los elementos internos que conformarán el corpus de imágenes del poema; y la metonimia para establecer la relación del autor con la imagen y el mundo en sentido amplio.


“… designamos con la palabra imagen toda forma verbal, frase o conjunto de frases, que el poeta dice y que unidas componen un poema.”

El arco y la lira – Octavio Paz


La necesidad de explicar el inexplicable tiempo que nos ha tocado vivir, es un potente motor. Contar cómo estaban las cosas cuando pasamos por aquí. En esta segunda parte, el cuerpo del tema que va a dar lugar a la descripción tiene un tratamiento del tiempo distinto: mientras que los frisos de la urna de Keats adquieren forma de símbolo genérico, la contemplación del instante fotográfico es puramente concreta. Son personajes y escenarios reales los que componen la fotografía, en un instante de sus vidas. ¿Qué nombre tendrá el hombre sentado en ‘la cumbre azul’ y cuál es su conflicto interior? ¿De dónde viene la mujer de la pintura de Nigek Van wieck? ¿Y a dónde va? Dentro de los límites de la imagen hayamos respuestas.


“El lienzo cierra el espacio, y no hay nadie más allá”.

Denis Diderot


‘La espera’ – Pablo Melgar © Granada (2022).

La fotografía

En uno de mis paseos por Granada, vi a este joven (desde lejos) permanecer escondido en aquella sombra durante varios minutos. Lo que no sabe el espectador de esta fotografía es que frente a él se encuentra una de las mejores vistas de la ciudad. Sin embargo, lo que observamos dentro del lienzo es que no se distinguen sus pies entre la textura negra de esa penumbra, parece plantado ahí por el claroscuro. Además, el tono marrón de su chaqueta parece difuminarse en los muros naranjas del Hotel Alhambra Palace. Encaja perfectamente en la geometría de la cuesta del Realejo, como si perteneciese a esa porción del mundo: parece un accidente geográfico más de esa baranda.

A medio camino de un trayecto, el espacio del lienzo nos dice que el sujeto iba hacia algún lugar pero que se entretuvo en su teléfono móvil, en mitad de las escaleras. Su plante es cabizbajo y usa las dos manos para sujetar el teléfono, por lo que toda su atención está puesta en esa pantalla y no en lo que sucede a su alrededor. El misterio de esta fotografía son los pensamientos del protagonista, durante este periodo de espera. En este lugar del tránsito tiene lugar nuestro tema y el inicio de la descripción. Deberíamos preguntarnos ahora, ¿cuál es su conflicto?


‘Crepusculario’ (2007) – Joaquín Delgado

”…los anónimos destellos que a su vez reflexionan en los cristales de parabrisas y ventanas, puntos de vistas interiores y anónimos, en donde discurren las huellas luminosas, materializadas por la pintura y el color, que quiere voluntariamente disociarse de la forma en un calidoscopio de refracción ensimismada. Rescoldos visuales en una retina melancólica. La lluvia totalizadora resta gravedad y contribuye aún más a la reverberación al calidoscopio ensimismado de la percepción contagiada del Spleen urbano”.

Fragmento del catálogo ‘Crepusculario’ (2007), de Joaquín Delgado.


El spleen (literatura comparada).

El Diccionario de la Real Academia Española acuña el término ‘esplín’, como “melancolía, tedio de la vida”. Según el portal elcastellano.org, este término nos llegó del inglés spleen. Sin embargo, éste proviene del griego (σπλήν) y significa bazo. En lo relativo a este órgano, se ha utilizado en el lenguaje médico el término latino splen (incluso existe en nuestra lengua el adjetivo ‘esplénico’). El poeta Tomás de Iriarte se atrevió a definir esta novedosa dolencia moderna (a modo de cotilleo) que parecía venir de la mano de la Revolución Industrial en el siglo XVIII:

“Es el esplín, señora, una dolencia
que de Inglaterra dicen que nos vino.
Es mal humor, manía, displicencia,
es amar la aflicción, perder el tino,
aborrecer un hombre su existencia,
renegar de su genio y su destino,
y es, en fin, para hablarte sin rodeo,
aquello que me da si no te veo”.


‘Metrificados’ – Pablo Melgar © Bruselas (2021).

“El tiempo es oro, / ahora mismo, / no eres tú mismo.]

Dime, / ¿quién eres?]

¿Cuál es tu parada?”

Fragmento de ‘Metrificados’, en ‘El fuego que me quema’ (2019) – Pablo Melgar


La teoría de los cuatro humores

La anomalía del bazo se remonta a ‘la teoría de los cuatro humores’, propuesta por el médico griego Hipócrates en el siglo V a. C. Hasta que en el siglo XIX, fuera sustituida por la teoría de los gérmenes y por otras explicaciones más científicas; se sostuvo que el cuerpo humano estaba compuesto por cuatro sustancias básicas: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Según la medicina antigua, el bazo era el órgano encargado de producir la bilis negra y las personas con un exceso de esta sustancia eran melancólicas (tristes, depresivas, introspectivas y creativas). El equilibrio entre estos humores determinaba la salud física y mental de las personas, así como su personalidad y temperamento.


Esquema sobre la teoría de los cuatro humores, relacionado con los principales elementos.

Desplazamiento del significado.

Cuando hablamos en la anterior entrada sobre la metáfora, como el desplazamiento de significado de un concepto (denotación) en comparación con otro (connotación), nos referíamos a esto. El spleen se relaciona con el exceso de bilis negra en el organismo, que produce un estado de abatimiento y desesperación (concepto original). Este sentimiento fue expresado por muchos poetas y escritores del Romanticismo y del Simbolismo, respecto a la experiencia de la vida moderna (sentido figurado).

  • Denotar (RAE): “Dicho de una palabra o de una expresión: Significar objetivamente. Se opone a connotar”.

  • Connotar (RAE): “Dicho de una palabra: Conllevar, además de su significado propio o específico, otro de tipo expresivo o apelativo”.

En este contexto, aparece Charles Baudelaire como “rey de aquel país lluvioso” o selva donde su espíritu permanecía en perpetuo estado de exilio: la ciudad. El poeta maldito toma como referente a los pintores clásicos para representar lo que sueñan los nuevos protagonistas de este escenario. A través de los marginados, desciende a la oscuridad del ser humano, a la vez que refleja su visión más crítica y desencantada con el proyecto burgués de sociedad moderna. El oscuro mito de la ciudad que aún prevalece en todos los corpus fotográficos de lo urbano.


“Yo soy como ese rey de aquel país lluvioso,
rico, pero impotente, joven, aunque achacoso,
que, despreciando halagos de sus cien concejales,
con sus perros se aburre y demás animales.
Nada puede alegrarle, ni cazar, ni su halcón,
ni su pueblo muriéndose enfrente del balcón.
La grotesca balada del bufón favorito
no distrae la frente de este enfermo maldito;
en cripta se convierte su lecho blasonado,
y las damas, que a cada príncipe hallan de agrado,
no saben ya encontrar qué vestido indiscreto
logrará una sonrisa del joven esqueleto.
el sabio que le acuña el oro no ha podido
extirpar de su ser el humor corrompido,
y en los baños de sangre que hacían los Romanos,
que a menudo recuerdan los viejos soberanos,
reavivar tal cadáver él tampoco ha sabido
pues tiene en vez de sangre verde agua del Olvido”.

‘Spleen’ (Poema nº 77 de la edición de 1861 de ‘Las flores del mal’)- Charles Baudelaire


El recuerdo (melancolía).

“¡París cambia! Aunque nada ha variado mi tedio”, dice Baudelaire en sus poemas en prosa, impregnando de bilis negra su presente en la ciudad (imagen). Ya poco queda de la vida rural, la naturaleza pierde peso en las grandes avenidas comerciales que empiezan a cartografiar el terreno de otra forma distinta. El poeta observa las sombras de esa multitud y allí encuentra personajes novedosos (como el vagabundo, la prostituta o los demás desterrados) que representan su idea de spleen. Sobre ellos dibuja también la nube que parece acompañarles a todos: el mal actúa sobre ellos, de manera constante, como un ente externo. Su conflicto con la burguesía es expreso.

  • Tema: el spleen.

  • Elementos internos del lienzo: imágenes.

  • Relación externa: conflicto con la burguesía.

  • Nuevo significado: la experiencia de la vida moderna.


Esos nuevos palacios, los andamios, sillares, / viejos barrios, todo eso se hace en mí alegoría, / y mi amado recuerdo pesa más que las piedras” (Charles Baudelaire), se lamenta el spleen a la vez que proyecta su memoria en los relucientes muros de los edificios. En la actualidad, ¿cuál es nuestro impulso más directo a la hora de registrar el paso del tiempo? Para Susan Sontag, la fotografía es el mejor alimento para esta época tan nostálgica: “la fotografía es un arte elegíaco, un arte crepuscular”. Antes los álbumes familiares y ahora la composición de los feed de nuestras redes sociales, que mediante instantáneas dan prueba del inexorable paso del tiempo en nuestros rostros.

La cámara fotográfica y la resolución de las imágenes acompaña a cada época y al nivel de progreso. Para Baudelaire, el arte y el progreso eran enemigos íntimos. Llega incluso a decir que la fotografía debe ocupar el papel de sirviente de las artes, a la par que la imprenta, por su falta de capacidad para soñar. La palabra ojo es utilizada por Baudelaire 70 veces en ‘Las flores del mal’. A pesar de sus desacuerdos con el naturalismo, describió así “los ojos de aquellos, podríamos decir, que han perdido la capacidad de mirar” (Walter Benjamin). El hechizo de estos ojos da lugar al conflicto que proponen sus textos: “la ausencia de la capacidad de mirar se erige en un gesto propio de la modernidad: Baudelaire a través de estos ojos ciegos testimonia la nueva visión fotográfica” (Mariana de Cabo).


“Que salve del olvido las ruinas colgantes, los libros, las estampas y los manuscritos que el tiempo devora, las cosas preciosas cuya forma va a desaparecer y que piden un lugar en los archivos de nuestra memoria, se le agradecerá y aplaudirá. Pero si se le permite invadir el terreno de lo impalpable y de lo imaginario, en particular aquel que sólo vale porque el hombre le añade su alma, entonces ¡ay de nosotros!”

‘El público moderno y la fotografía’ (1869) – Charles Baudelaire


Ejercicio de inmersión

Para este ejercicio, quiero que acudas a tus redes sociales, a la galería de fotos de tu teléfono móvil, al disco duro de tu ordenador o a los álbumes (me da igual): a aquel lugar donde puedas encontrar instantáneas de tu vida pasada. Ahora, busca el mejor recuerdo posible y piensa en cómo han cambiado las circunstancia desde que se tomó esa fotografía. Este ejercicio es interesante, de cara a adoptar el ánimo adecuado para la escritura del spleen.

  • Nivel básico: describe ese recuerdo, con todos los detalles que puedas. Conforme más corta sea tu descripción más selectivo tendrás que ser en las imágenes escogidas..

  • Nivel medio: describe la contemplación de esa fotografía (como acto) y el sentimiento de nostalgia que te produce.

  • Nivel avanzado: describe la contemplación de esa fotografía, desde la perspectiva del spleen, y plantea el conflicto del paso del tiempo.


“Las cámaras comenzaron a duplicar el mundo en momentos en que el paisaje humano empezaba a sufrir un vertiginoso ritmo de cambios: mientras se destruye un número incalculable de formas de vida biológica y social en un breve período, se obtiene un artefacto para registrar lo que está desapareciendo. El París melancólico e intrincado de Atget y Brassaï ya casi no existe. Como los parientes y amigos muertos conservados en el álbum familiar, cuya presencia en fotografías exorciza algo de la ansiedad y el remordimiento provocados por su desaparición, las fotografías de barrios hoy demolidos, de zonas rurales desfiguradas y estériles, nos procuran una relación de bolsillo con el pasado.”

Sobre la fotografía – Susan Sontag


‘L’homme endormi sur un banc’ (1932) – Brassaï

Esta expresión poética refleja el malestar, la angustia y el hastío que siente el individuo ante la vida moderna, marcada por el progreso material, la pérdida de valores y la ruptura con la naturaleza. Edward Hopper es un pintor que comparte con Baudelaire esta visión crítica y pesimista de la modernidad, que plasmó en sus obras desde el realismo (aparente enemigo de Baudelaire). Sus cuadros muestran escenas cotidianas de la vida urbana, en las que los personajes aparecen solos, aislados y melancólicos, sin comunicación ni afecto: la mirada perdida del spleen. Hopper utilizó recursos propios de la fotografía, como el encuadre, el ángulo, el recorte, la perspectiva y la iluminación, para dar a sus pinturas un aire de instantánea, de momento congelado en el tiempo. Además, retrató temas que también interesaron a los fotógrafos urbanos, como los cafés, los hoteles, las calles, los trenes o los cines. Así, Hopper estableció una relación estrecha entre su pintura y la fotografía urbana, que le sirvió para expresar su propio spleen.


‘Soir Bleu’ (1914) – Edward Hopper

Ejercicio de escritura creativa

Nivel básico: realiza la descripción de una de las pinturas de Edward Hopper, con todos los detalles que puedas. Utiliza los recursos hasta ahora comentados, aunque sea para llevarles la contraria.

Nivel medio: describe a alguno de los personajes, desde la perspectiva del spleen. Más abajo encontrarás un poema de Joyce Carol Oates en la que describe su propia contemplación de la pintura ‘Nighthawks’.

Nivel avanzado: describe alguno de los personaje, desde la perspectiva del spleen y reflexiona sobre el conflicto del paso del tiempo. ¿Cuál es la causa de las miradas vacías de estos personajes? ¿Por qué han perdido la capacidad de mirar? ¿Cómo crees que fue la experiencia de la ciudad para ellos?


‘Nighthawks’ (1942) – Edward Hopper

La literatura

“Los tres hombres están completamente vestidos, de manga larga,
e incluso tienen puestos los sombreros aunque están en el interior,
todo está brillantemente iluminado,
y hay una mujer. La mujer lleva puesto
un vestido rojo de mangas cortas, cortado para exponer sus brazos,una curva de sus pecho color crema; está contemplando
un cigarro en su mano derecha, pensando que
su compañero ha dejado por fin a su mujer pero
¿puede confiar en él? Sus pesados párpados,
su sensual boca pintada, tiene la auténtica lividez
de una pelirroja, como leche descremada, peligrosamente bella
y supone que lo sabe pero ¿exactamente qué
la ha traído tan lejos, y dónde? —él empezará
a sentirse culpable en un par de días, conoce
los signos y el olor verdadero: sudoroso, rancio, como
a medias sucias; se escabullirá para hacer llamadas telefónicas
y ella jura que no va a pasar por todo eso
otra vez, que no va a quebrarse y llorar o rogarle
ni le va a gritar, está harta
de todo eso. Y él está silencioso a su lado,
no es un hombre como para hablar demasiado, pero está pensando
que gracias a Dios hizo esa buena jugada al fin,
está un poco aturdido como un hombre en un sueño—
¿esto es un sueño?—sí, considerando que es ancho, está quieto,
mudo, horizontal, y el hombre del mostrador de blanco,
detenido como él y sin moverse, y el hombre
en la otra silla sin moverse salvo para sorber
su café; pero se siente bastante bien,
sobre todo aliviado, esta vez está completamente seguro
de que va a funcionar, se lo debe a ella
y a sí mismo, por el amor de Dios. Y ella está pensando
la luz es demasiado brillante, probablemente
no demasiado halagadora, odia cuando su lápiz labial
se le gasta y el maquillaje se apelmaza, le gustaría
ir al baño de mujeres pero no hay uno
y sabe Dios cuánto falta para que abra una estación de servicio—
es la mitad de la noche y tiene el presentimiento
de que el tiempo no va a moverse. Esta vez
sin embargo, no va a rebajarse—
él empieza a hablar de su esposa, sus hijos, cómo
los decepcionó, cómo ellos confiaron en él y él
los decepcionó, y ella saldrá dando un golpe del maldito cuarto
y si él le dice Mi amor o Nena con esa voz,
pasando sus manos sobre ella como si tuviera el derecho,
le dará una cachetada, Sabés que odio eso: ¡Pará!
Y el va a parar. Más le vale. Cuanto más furiosa
se pone, más quieta está, no ha dicho una palabra
en diez minutos, ni siquiera uno de sus cabellos
se mueve, y huelen un poco como a ceniza
o a la henna que usa para aclararlos, pero
el olor es débil o lo que sea, con lo loco que él
está por ella no se da cuenta o no le importa—
enterrando su cara caliente en su cuello, entre sus pechos
fríos, o sus piernas—en cualquier lugar en que ella lo acepte
o en cualquier momento. Ella sigue contemplando
el cigarro ardiendo en su mano,
el del mostrador sigue detenido mirándola
boquiabierto, y no le importa, ¿por qué no?
siempre y cuando ella no le devuelva la mirada, de hecho
el está pensando que es el hombre más afortunado del mundo
así que ¿por qué no es más feliz?”

‘Edward Hopper, Nighthawks, 1942’ (1994) – Joyce Carol Oates


El cine

‘Un homme qui dort’ (1974) – Bernard Queysanne

La música

Una playlist para sentirte dentro de una pintura de Hopper.

Las matemáticas de la literatura

  • X = lector

    • x1 = Teoría sobre el spleen.

    • x2 = Ejemplos de spleen (literatura comparada).

  • Y= autor

    • y1 = Recursos para realizar una descripción (en capítulos anteriores).

    • y2 = Ejercicio de calentamiento.

    • y3 = Ejercicio de inmersión.

    • y4 = Ejercicio de escritura creativa.

  • Z = artefacto.

    • z1 = Tema: el spleen.

    • z2 = Elementos internos: las imágenes.

    • z3 = La instantánea.

    • z4 = Relación con elementos externos.

    • z3 = La metáfora.


Si alguno de los ejercicios propuestos te llevan a escribir, te animo a que compartas conmigo tus textos en los comentarios (aquí abajo) o en mi e-mail personal: melgar.pablo@gmail.com. Así podremos compartir impresiones, de igual a igual, y aprender el uno del otro.

Si te ha gustado este texto y crees que le puede interesar a alguien más, puedes compartirlo aquí:

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