#13 «Hablemos del país del que venimos»
‘Noctámbulos’ (1942), de Edward Hopper
«Hablemos del país del que venimos», dice Ana Blandiana: «Yo vengo del verano, es una patria frágil que una hoja cualquiera puede apagar al caer». Querido lector, venimos de repasar las vacaciones, de extraer ese primer prensado de la viña para luego degustarlo tranquilamente en una copa. Ya es octubre en Granada y aún vestimos como en el mes de agosto, así que es difícil desprenderse de un disfraz ya pasado de moda. Las imágenes de la playa se desvanecen en las aceras y los coches. Las chanclas ahora huelen a alquitrán. Con la inercia de la rutina, los recuerdos empiezan a ser cada vez más vagos, sombras (que no sombrillas) en una orilla interminable. Te resulta difícil comprender hacia dónde corrías descalzo por aquellas riveras, con qué propósitos. Ahora el viento se ha llevado ya las huellas de tu paso por la duna. La arena ha avanzado de posición y el asfalto no recuerda ninguna cara. Dicen que el Edén se cubrió de tierra y después vino un éxodo a la ciudad. Estas fotos sobre mi hogar me retrotraen a la idea de una playa que fue (el verano que viene habrá mudado de aristas) y que avanza. Son postales cargadas de nostalgia, un intento de pausarme.
«De donde yo vengo solo falta la muerte, y la felicidad es tanta que casi da sueño», termina la poeta rumana: «y son tantas las flores que te duelen los ojos resecos por el sol». Ya es otoño y es momento de coger las hojas que caen. La estación más propia para los recuerdos, según Flaubert. Quizá también para escribir, veremos. Toca dar carpetazo a la infancia, ¡pero aún no soltemos la lagrimilla! Hoy es siempre, todavía. Sintonicemos la radio, aún nos regodearemos un poco más en la textura de las brisas y hablaremos de dónde viene el padre de la novela negra. Bienvenido a esta sesión de lectura creativa sobre los siguientes títulos:
8. Cosecha Roja, de Dashiel Hammett
9. True Detective: Antología de lecturas no obligatorias, de VVAA.
10. Diccionario apasionado de la novela negra, de Pierre Lemaitre.
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8. Cosecha Roja
Autor: Dashiell Hammett
Editorial: Alianza
Cita: «En el Big Ship de Butte oí por primera vez a un minero pelirrojo de nombre Hickey Dewey que llamaba Poisonville a la ciudad de Personville. Tenía la costumbre de convertir las erres en diptongos, así que me importó poco su manera de nombrar la ciudad. Luego volví a oír el mismo nombre de boca de hombres capaces de pronunciar bien la erres. Lo tomé como una muestra más del humor vulgar que anima los retruécanos propios de la jerga de los bajos fondos. Unos años después fui a Personville y comprendí el exacto significado de esta palabra».
Hammett habla de Poisonville en ‘Cosecha Roja’. Los personajes de su novela llaman de esta manera a la ciudad minera de Personville (Montana): «La he oído llamar Poisonville muy adrede». Qué inquietante es el comienzo, ¿por qué la llamarán Ciudad Veneno?, se pregunta el lector. Para Nic Pizzolatto (el creador de True Detective y escritor de ‘Galveston’), esta es la mejor novela negra jamás escrita y por eso me decidí a leerla. El magnífico libro ‘True Detective: Antología de lecturas no obligatorias’ (Editorial Errata Naturae), establece la referencia fundamental entre ambos autores.
9. True Detective: Antología de lecturas no obligatorias
Coordinadores: Iván de los Ríos y Rubén Hernández
Editorial: Errata Naturae
Cita: «Para preparar el personaje de Rust Cohle escribí mucho y leí mucho. Especialmente a Dashiell Hammett» Mathew McConaughey, entrevista en The New York Times.
Según Iván de los Ríos, el relato ‘Ciudad Pesadilla’ (1924) de Hammett anticipa ya la visión de ‘Poisonville’ en los territorios de ‘la frontera desgastada’ (concepto de Pizzolatto): «Una historia sobre la difusa divisoria de una ciudad sacrificial construida y destruida con el único fin de amasar dinero». Hablamos de espacios alejados de las grandes metrópolis que tienen organizada su estructura social alrededor de una industria. Paul Lemaitre dice que en esta novela «lo negro es la ciudad misma, elevada a la categoría de personaje fascinante, disfuncional y a menudo culpable.” Solamente están allí en busca de fortuna, condenados a la decadencia del «dinero, la codicia, la ley, el crimen». Una versión pequeña de Gotham City (Ciudad de Cabras o de paletos), como Washington Irving empezó a llamar Nueva York mucho antes de que naciera Batman.
«Cuando el conocimiento de las trampas está uniformemente repartido, suele prevalecer la honestidad».
Ciudad Pesadilla (1924) – Dashiell Hammett
«—Bueno, a trabajar —dije—. Pensad que las únicas leyes de Poisonville son las que vosotros os inventéis».
‘Cosecha Roja’ (1929) – Dashiell Hammett
En el relato ‘Ciudad Pesadilla’ tiene lugar una partida de póker entre seis «individuos que conocían el paño». La partida es descrita como ‘poco limpia’ pero ‘en la práctica honrada’. Cualquiera de los seis sabría perfectamente cómo hacer trampas y precisamente por eso deciden no hacerlo. La deformación de la escala de valores es uno de los temas más recurrentes de la novela realista del siglo XX. Como cuenta la serie de televisión ‘Deadwood’, un paradigma fundacional de los Estados Unidos de América. De acuerdo con María José Álvarez, «las peculiares características de la sociedad norteamericana no propiciaban los elementos necesarios que inspiraran la creación de la novela de costumbres». En un escenario tan complejo como violento, en ‘la frontera desgastada’ un detective tan aristocrático como Sherlock Holmes (que desentraña el código del enigma puro) no era verosímil.
Hay autores como César E. Díaz que encuentran el origen de la novela de detectives en la Biblia, pues ya Dios interroga a Caín sobre la muerte de su hermano. En Edipo Rey e incluso en Hamlet o en Macbeth, también la tragedia se pone en marcha con la resolución de un crimen. Sin embargo, para Denis Porter estas tragedias clásicas ponen la lupa en los elementos externos ajenos a la voluntad humana (primero el designio de los dioses y después nuestras propias pasiones). La novela de detectives trata específicamente sobre el crimen.
10. Diccionario apasionado de la novela negra, Pierre Lemaitre
Autor: Pierre Lemaitre
Editorial: Salamandra
Cita: «Siempre me ha deslumbrado la técnica narrativa de Dashiel Hammett y su estilo sobrio y parco en adjetivos. Joseph Shaw, redactor jefe de la revista The Mask, les decía a los escritores jóvenes: «Fijaos en Hammett: no le sobra ni una palabra y, si quitamos alguna, la historia se viene abajo; todo está colocado de un modo perfecto.» En Hammett, el lenguaje tiene una importancia crucial, casi tanta como la misma trama.”
Dice Raymond Chandler (el otro pilar de la novela negra), que el mayor logro de Hammett fue sacar el crimen del salón veneciano y arrojarlo en medio del callejón. Devolverlo a la gente. Según el ‘Diccionario apasionado de la novela negra’ (Paul Lemaitre), de la calle es justamente de donde viene Hammett. Con solo 21 años el propio escritor trabajó en la Pinkerton, la agencia nacional de detectives. De una u otra manera, participó en las dos guerras mundiales y una tuberculosis lo enclaustró en la escritura pulp (de revistas). Suponemos que así hablaba del país del que venía. Se le atribuye el logro de ser el creador del «prototipo de detective violento, turbio, alcohólico y/o drogadicto, ajeno (o casi) a toda empatía, capaz de golpear, incluso de torturar y matar, pero en el que habita una sed de justicia que es mucho más grande que él mismo».
Ilustración de John Vernon para la primera portada británica de ‘Red Harvest’ (1929), publicada por Panther en 1958.
“A mí me parecen bien las normas de la agencia, pero cuando se actúa no se puede ser tan escrupuloso. Vender ética en Poisonville es un negocio ruinoso.”
‘Cosecha Roja’ (1929) – Dashiell Hammett
Si la escala de valores se invierte, el detective protagonista se ve empujado a hablar el mismo idioma que los criminales y a transformarse a menudo en uno de ellos. En este conflicto encaja perfectamente el personaje Rust Cohle de True Detective (entre otros tantos): en la mejor escena de toda la serie, incluso se infiltra en una banda de moteros. ‘La frontera desgastada’ entre el Bien y el Mal. ¿El fin justifica los medios?, se preguntan lo mismo Batman y también Dostoievski en ‘Crimen y Castigo. El desarrollo de la propia vida del detective encadenado a esa pregunta es lo que caracteriza a este género puramente moderno . Antes de que hubiera ciudad (Edgar Allan Poe), no podría haber existido una novela de detectives. Para Howard Haycraft, la fórmula debe contener un enigma y además un agente del orden. Hammett convierte en enigma al propio orden.
«El mundo necesita hombres malos. Somos los que mantenemos a raya a los otros hombres malos».
True Detective (2014) – Nic Pizzolatto
Un detective sin nombre llega a Poisonville porque está citado con un muerto, así empieza la novela. Por lo que se ve obligado a resolver el misterio y, como es privado, su estrategia para resolverlo será mezclarse en el ambiente. Aunque le asquea, entiende perfectamente el mundo en el que vive y pronto entabla contactos con unos y otros, bebiendo alcohol de contrabando y fumando. No tarda en cruzarse con el cacique del pueblo (el dueño de casi todo), preso de la cama y de los mismos criminales a los que compró para luchar contra los sindicalistas. Han matado a su hijo y quiere restablecer el orden, aquel en el que vuelve a tener el poder absoluto de la ciudad. Este arquetipo de personaje se repite en todos los guiones de cine negro, como el retorcido personaje de Al Swearengen, en Deadwood. Los Coen lo caricaturizan en ‘El Gran Lebowski’, con el Lebowski millonario en silla de ruedas.
Portada de la revista ‘Black Mask’ de Noviembre de 1927.
«—Le voy a decir las cosas claras y honestamente. Busco un hombre capaz de limpiar de basura Poisonville, de ahuyentar todo tipo de ratas, pequeñas y grandes. Es un trabajo de hombre. ¿Lo es usted?
—Déjese de retórica —rugí—. Estoy a su disposición para cualquier trabajo más o menos honrado que entre dentro de mi esfera profesional, siempre que esté dispuesto a pagarme. Toda esa palabrería sobre la basura y las ratas me deja frío.»
‘Cosecha Roja’ (1929) – Dashiell Hammett
No tarda en aparecer la femme fatale que quiere sacar tajada del asunto y ayuda al detective, a cambio de dinero. Dinah Brand es una buscavidas cuyo idioma es el dinero, «mucho dinero. Lo adoro». Es esquiva, independiente, interesada y hecha a sí misma; habla igual que esos hombres y en su propio terreno les gana: «Así era Dinah Brand, la caprichosa mujer que manejaba a su antojo los hombres de Personville, según la voz popular». Pero sobre todo, es sensual y mantiene una tensión permanente con el detective: «Una raya sinuosa partía en dos su cabello castaño, áspero y desaliñado. Se había pintado más el labio superior que el inferior. Llevaba un vestido color vino muy descuidado que se abría por todos los sitios en que no se había abrochado, o en los que sencillamente no existían broches. Tenía una carrera en la parte delantera de la media». El afecto pasa de mano en mano como un billete y los viejos valores ya no sirven en Poisonville ni en Ciudad Pesadilla.
“Y todo por culpa de esta asquerosa ciudad, Poisonville. Ese es el nombre que merece. Me ha envenenado.”
‘Cosecha roja’ (1929) – Dashiell Hammett
Tampoco en ‘El halcón maltés (1929), novela en el que pone por fin nombre a su personaje: Sam Spade. Mucho más famosa es la adaptación al cine de John Huston en 1941. Humphrey Bogart era el detective. Todas las películas de cine negro le deben mucho a este escritor y ex detective. Por los arquetipos y por lo que, para Lemaitre, es una capacidad para involucrar: «la ‘inmediatez’ de un relato (incluso cuando no está escrito en presente) permite eliminar en parte la distancia entre el autor y el lector y consigue ‘involucrar’ a este último». Una escritura enérgica y sin adjetivos, el realismo de Hammett está en el habla. Habla de la violencia que está teniendo lugar en el país del que viene. De tanto bordear la frontera, su detective se ve siempre rodeado de un baño de sangre y acaba sacando lo peor de sí mismo. ‘El Caballero Oscuro’ de Nolan, por cierto, termina con la siguiente frase: «O mueres como un héroe o vives lo suficiente para convertirte en el villano».
«Soñé con detectives perdidos en la ciudad oscura.
oí sus gemidos, sus náuseas, la delicadeza
de sus fugas.
Soñé con dos pintores que aún no tenían
40 años cuando Colón
descubrió América.
(Uno clásico, intemporal, el otro
moderno siempre,
como la mierda).
Soñé con una huella luminosa,
la senda de las serpientes
recorrida una y otra vez
por detectives
absolutamente desesperados.
Soñé con un caso difícil,
vi los pasillos llenos de policías,
vi los cuestionarios que nadie resuelve,
los archivos ignominiosos,
y luego vi al detective
volver al lugar del crimen
solo y tranquilo
como en las peores pesadillas,
lo vi sentarse en el suelo y fumar
en un dormitorio con sangre seca
mientras las agujas del reloj
viajaban encogidas por la noche
interminable».
‘Los detectives’, Roberto Bolaño
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