#7 El símbolo del cuervo.
Lorenzo Mattotti
“Una imagen es una creación hecha con palabras de una impresión sensorial, no necesariamente visual. Opera entre lo verbal y lo sensible”.
‘Tensión y sentido’ (2020) – Mariano Peyrou Tubert
En capítulos anteriores…
‘Herramientas para copiar’: “Lo único que quiero que recuerdes, después de leer este texto, es que la poesía se vale de las matemáticas: cualquier buen texto (como la música) funciona gracias a unos patrones internos. Ahora bien, el poeta necesita entender lo que es un patrón, antes de crear el suyo propio”.
‘Razones para escribir sucio’: “Dispuesto a llevar la contraria, me preparé mi clase la tarde de antes (con mucho entusiasmo). Decidí dar por hecho que todo adolescente lidia con sus propios fantasmas y que la lectura podría ser ese espacio donde canalizar toda esa oscuridad. Así que empecé mi clase con este vídeo de Tim Burton”.
‘Écfrasis urbana’: primera parte’: “Podemos decir que la tensión entre la palabra y la imagen, ha sido un motor de escritura desde Homero, hasta la actualidad”.
‘Écfrasis urbana: segunda parte’:“… designamos con la palabra imagen toda forma verbal, frase o conjunto de frases, que el poeta dice y que unidas componen un poema.” El arco y la lira – Octavio Paz
¡Bienvenido, lector!
La imagen plantea un acertijo al lector, le estimula a implicarse en el poema. Dice Mariano Peyrou que el símbolo pone en contacto dos imágenes: “Es interesante recordar que la palabra «símbolo» (del griego symbolon) se refería, en su origen a un objeto –como un medallón– que se ha dividido en dos para que dos personas se lleven sus dos mitades. Al juntarse de nuevo, pasado el tiempo, las dos partes encajan y representan el vínculo que existe entre sus dos portadores”. Un símbolo es una cosa (signo) que representa a otra (lo simbolizado). El empleo de este recurso, continua el autor: “simboliza la unión […] pero a la vez da cuenta de una separación”. La distancia justa entre estos dos elementos determinará el misterio de la metáfora (abierto o cerrado). Bienvenido al territorio del significado.
“Al oír eso, el Sombrerero abrió muy grandes los ojos, pero todo lo que dijo fue:
—¿En qué se parecen un cuervo y un escritorio?
«¡Qué suerte! ¡Nos vamos a divertir! —pensó Alicia—. Me alegro de que hayan empezado con las adivinanzas».
—Creo que puedo adivinar eso —agregó en voz alta.
—¿Quieres decir que crees que puedes encontrar la respuesta? —preguntó la Liebre de Marzo.
—Eso mismo —dijo Alicia.
—Entonces deberías decir lo que quieres decir —siguió la Liebre de Marzo.”
‘Alicia en el País de las Maravillas’ (1865) – Lewis Carroll
Ejercicio de calentamiento:
Johnny Depp interpreta al Sombrerero en la versión de ‘Alicia en el país de las maravillas’ (2010) de Tim Burton.
“¿En qué se parecen un cuervo (raven) y un escritorio (desk)?”
Este acertijo que plantea Lewis Carroll en voz del Sombrerero, ha estimulado la curiosidad de numerosos intelectuales que han intentado darle una respuesta: como Aldous Huxley que intentó encontrar similitudes entre las letras de ambas palabras o el matemático Sam Loyd que llegó a la siguiente conclusión: «Edgar Allan Poe escribió sobre ambos, […] y en que las notas por las que uno y otro son notables no se anotan como notas musicales».
Según esta fuente, la England’s Lewis Carroll Society de Inglaterra incluso convocó las bases de un concurso de soluciones al enigma en 1989. Parece ser que cuando el autor planteó este dilema en el libro, ni siquiera había resuelto su propio acertijo. La respuesta que ideó a posteriori, te la daré al final de esta entrada. Ahora escribe tu respuesta, di lo que quieres decir.
El simbolismo
El doctor Carl Jung, una de las figuras clave en el inicio del psicoanálisis, dijo en su último trabajo (‘El hombre y sus símbolos’, 1961) que “todo puede asumir significancia simbólica”. Desde las pinturas rupestres (entre 60.000 y 10.000 años a. C.) y los primeros rituales religiosos (que incluían sacrificios, bailes y disfraces) al arte contemporáneo, el ser humano ha sentido la necesidad de transformar de manera inconsciente los objetos para dotarles de “gran importancia psicológica”. Uno de los símbolos principales en el ámbito artístico y religioso es el motivo animal: “suele simbolizar la naturaleza primitiva e instintiva del hombre” (la violencia de su instinto). El hombre de neandertal y los primeros homo sapiens, necesitaban dibujar matanzas simbólicas de sus presas que después acribillaban con dardos y pedradas. Este modo de “anticipar la muerte del animal verdadero” les permitía trazar una estrategia tanto interna (miedo) como externa (táctica), para enfrentarse realmente a las salvajes bestias del Paleolítico.
“El hecho psicológico subyacente es una sólida identificación entre un ser viviente y su imagen a la que se considera el alma del ser.”
‘El hombre y sus símbolos’ (1961) – Carl Jung
Desde el simbolismo francés (siglo XIX), los lectores de poesía tendemos a acercarnos a las ideas desde lo perceptible, como contingencia de la mirada científica. Esto conecta muy bien con las reflexiones que hemos desarrollado en las anteriores entradas de este boletín, porque el papel de la contemplación y la lectura son esenciales a la hora de desarrollar nuestra escritura creativa. Decía Mallarmé que se trataba de representar el efecto que producen las cosas. En 1886, Jean Moréas publicó el ‘Manifiesto simbolista’ en estos términos:
“Enemiga de la enseñanza, de la declamación, de la falsa sensibilidad, de la descripción objetiva, la poesía simbolista busca vestir la Idea de una forma sensible, que, no obstante, no sería su propio objeto, sino que, al servir para expresar la Idea, permanecería sujeta. La Idea, a su vez, no debe dejarse privar de las suntuosas togas de las analogías exteriores; pues el carácter esencial del arte simbólico consiste en no llegar jamás hasta la concepción de la Idea en sí. Así, en este arte, los cuadros de la naturaleza, las acciones de los hombres, todos los fenómenos concretos no sabrían manifestarse ellos mismos: son simples apariencias sensibles destinadas a representar sus afinidades esotéricas con Ideas primordiales. […] Para la traducción exacta de su síntesis, el simbolismo necesita un estilo arquetípico y complejo: limpios vocablos, el período que se apuntala alternando con el período de los desfallecimientos ondulantes, los pleonasmos significativos, las misteriosas elipses, el anacoluto en suspenso, tropo audaz y multiforme”.
Reescritura de ‘El cuervo’ de Edgar Allan Poe en la serie de animación, ‘Los Simpson’.
El laboratorio
En la entrada de hoy, vamos a tener como referencia el símbolo del cuervo. En su laboratorio de creación, Edgar Allan Poe empezó a pensar su criatura (artefacto matemático, a partir de palabras) por el efecto que pretendía causar en el lector (la técnica):
En cuanto a su dimensión, tuvo la firme convicción de situarse “por encima del gusto popular y por debajo del gusto crítico”; por lo que estimó su texto en unos 100 versos que lograrían llegar a una gama amplia de lectores.
El terreno en el que quería moverse era el poético: la contemplación de lo bello. Para Poe, era el papel del artista rodear la verdad (con precisión) y la pasión (con familiaridad) de una atmósfera poética.
Y el tono que eligió para ello fue el melancólico, pues el desarrollo máximo del arte induce “a las lágrimas, inevitablemente”. Esto nos conecta directamente con el spleen.
En su texto ‘Método de composición’, analiza el proceso de creación de su propio poema (‘El cuervo’) en su propósito de “demostrar que ningún punto de la composición puede atribuirse a la intuición ni al azar; y que aquella avanzó hacia su terminación, paso a paso, con la misma exactitud y la lógica rigurosa propias de un problema matemático”. A causa de este método profesional de buscar estrategias para enfrentarse a la creación poética, encuentra en el estribillo un mecanismo universal y perfecto para generar ese efecto buscado en el lector.
Un estribillo breve, tan breve como una sola palabra y sujeta solo a pequeñas variaciones. Cada una de las estrofas debería acabar con ‘nevermore’ (nunca más): “fue la primera que se me ocurrió”. Esta palabra generaba un efecto prolongado en la o larga (“la más sonora”) asociada a la r (“la consonante más vigorosa”) y su música llenaría de atmósfera melancólica la imagen, gracias a la repetición.
“¿Cual será el pretexto útil para emplear continuamente la palabra nevermore?”, se pregunta Poe. ¿Qué clase de hombre podría repetir la misma palabra, una y otra vez al final de cada estrofa? Le surgió entonces “la posibilidad de una criatura no razonable” que, dotada de palabra, diera voz a ese tono melancólico: no podía ser un loro sino el cuervo. Desde entonces, la imagen del cuervo está estrechamente ligada al universo del terror gótico.
¡El cuervo, ave de mal agüero!, repitiendo obstinadamente la palabra nevermore al final de cada estancia en un poema de tono melancólico y una extensión de unos cien versos aproximadamente”.
‘Método de composición’ – Edgar Allan Poe
‘El cuervo’ recitado por el actor Vincent Price.
“¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
‘El cuervo’ (1845) – Edgar Allan Poe
El símbolo del cuervo (literatura comparada)
¿Acaso sabemos por qué el cuervo es un ave de mal agüero? Son aves omnívoras y carroñeras de gran inteligencia que están asociadas con las batallas y los cementerios. Son capaces de imitar “el sonido de otras aves, incluso palabras aún mejor que los loros” y rara vez olvidan un rostro. Ya observó Aristóteles en el año 343 a. C. que “todas las aves con garras corvas tienen el cuello muy corto, la lengua ancha y dotes de imitación” (‘Historia de los animales’). Los biólogos han observado recientemente que los cuervos de Nueva Caledonia incluso son capaces de usar palitos que modifican a su antojo para extraer insectos o larvas de los huecos de los árboles. Y en las películas aparecen cuando un personaje está a punto de morir. Los guionistas suelen utilizar animales carroñeros (como los cuervos, los buitres o las hienas) como recurso narrativo de mal presagio: la muerte acecha. ¿Pero cómo de cerrado es este símbolo? Félix Rodríguez de la Fuente (ver aquí el documental) aseguraba que el plumaje brillante de los córvidos avisa desde la distancia a los buitres quebrantahuesos que harán de cuchillo y de tenedor en este complot en torno al cadáver. Aseguraba el famoso naturalista que a pesar de su naturaleza necrófaga, el córvido es mucho más: hay que velar por su supervivencia y aprender de su variada dieta.
El cuervo de Nueva Caledonia (colonia francesa en el Pacífico sur).
“Y el grupo se quedó un minuto en silencio, mientras Alicia trataba de recordar todo lo que sabía de cuervos y escritorios, que no era mucho.”
‘Alicia en el País de las Maravillas’ (1865) – Lewis Carroll
Mitología nórdica
Según la mitología nórdica, el dios Odín tenía dos cuervos llamados Hugin (Pensamiento) y Munin (Memoria) que le informaban de todo lo que sucedía en el mundo: simbolizaban así la mente humana. “Hugin y Munin / vuelan todos los días / alrededor del mundo / temo por Hugin / que no regrese, / aún más temo por Munin” (Edda poética – Grímnismál). Los vikingos utilizaban el símbolo del cuervo en sus estandartes y banderas para invocar el poder del dios y provocar así el terror en sus enemigos. Los cuervos de Odín se alimentaban de los caídos en la batalla y daban la bienvenida al Valhalla en forma de valkirias. Sociedades como la celta, nórdica o nativo americana tenían a este ave misteriosa en un lugar central de sus culturas: “un elemento intermedio entre la vida y la muerte”.
Escena de la serie de televisión ‘Vikings’ en la que Odín se aparece por primera vez a ojos del protagonista, Ragnar Lodbrok.
Mitología romana
“Tan recién pintados sus pavones del asesinado Argos,
como tú recientemente fuiste, cuando cándido antes fueras,
cuervo locuaz, en alas vuelto súbitamente ennegrecidas.
Pues fue esta un día, por sus níveas alas plateada
un ave, como para igualar, todas sin fallo, a las palomas,
y no a los que salvarían los Capitolios con su vigilante voz
ceder, ánsares, ni amante de las corrientes al cisne.
Su lengua fue su perdición, la lengua haciendo esa, locuaz,
que el que color blanco era, ahora es contrario al blanco”.
‘Metamorfosis’ – Ovidio
En la ‘Metamorfosis’ de Ovidio encontramos un cuervo charlatán de plumaje blanco que es castigado por Apolo, dios de la profecía: “En la Ilíada es llamado “flechador”, y se encarga de matar con sus flechas a los hombres, como su hermana mata a las mujeres”. El hijo de Zeus se enamora de la bella princesa Coronis y encarga al cuervo blanco que la vigile en su ausencia. Sin embargo, éste descuida su cometido y la princesa es seducida por un mortal llamado Ischys. Apolo lleno de rabia mata de un flechazo a la princesa pero salva al hijo en común que aún vive en su vientre (Asclepio). Además, condena al cuervo a vestir permanentemente de negro y a ser portador de malos augurios (mito del informante).
‘Apollo and Coronis’ – Robert Willemsz de Baudous (1574/5–1659)
Mitología cristiana
“Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana del arca que había hecho y soltó un cuervo, el cual estuvo volando de un lado a otro a la espera de que se secara la tierra. Luego soltó una paloma para ver si las aguas que cubrían la tierra ya se habían retirado. Pero la paloma no encontró un lugar donde posarse y volvió al arca porque las aguas aún cubrían la tierra. Noé extendió la mano, tomó la paloma y la metió consigo en el arca. Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma fuera del arca. Caía la noche cuando la paloma regresó trayendo en su pico una hoja de olivo recién cortada. Así Noé se dio cuenta de que las aguas habían bajado hasta dejar la tierra al descubierto. Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma, pero esta vez la paloma ya no regresó. Noé tenía seiscientos un años cuando las aguas se secaron”.
Génesis 8:6-22 – La Biblia
La comparación con las palomas es significativa en el Génesis, sobre todo en el papel de lo cromático: el maniqueísmo de los colores negro (oscuridad) y blanco (luz). Ovidio ya decía que “ahora es contrario al blanco” para referirse a la condena del cuervo. Según el ‘Diccionario de símbolos’ del poeta y mitólogo Juan Eduardo Cirlot: “El negro, en términos casi absolutamente generalizados, parece ser la etapa —como en alquimia- inicial y germinal.” Por ello en el Diluvio Universal, se cuenta cómo Noé soltó primero un cuervo y después una paloma; como método de búsqueda de tierra firme. Mientras la paloma (blanca), símbolo del Espíritu Santo, vuelve con un trozo de rama de olivo en el pico; el cuervo (negro) nunca más vuelve a aparecer. Se podría interpretar como un acto de desobediencia pero a la vez como una alegoría de la soledad, de aquel que porta la sabiduría oculta de la fuente primigenia.
‘Entrada de los animales en el arca de Noé’ (hacia 1570) – Jacopo Bassano
“Por su color negro, asociado a las ideas de principio (noche materna, tinieblas primigenias, tierra fecundante). Por su carácter aéreo, asociado al cielo, al poder creador y demiúrgico, a las fuerzas espirituales. Por su vuelo, mensajero. Por todo ello, en muchos pueblos primitivos, el cuervo aparece investido de extraordinaria significación cósmica: para los pieles rojas norteamericanos, es el gran civilizador y creador del mundo visible. Entre los celtas y germanos, así como también en Siberia, surge con un sentido similar. En las culturas clásicas, pierde esta gigantesca valoración, pero conserva ciertos poderes místicos, atribuyéndosele un instinto especial para predecir el futuro, por lo cual su graznido se usaba especialmente en los ritos de adivinación. En el simbolismo cristiano, es alegoría de la soledad. En la alquimia, recobra algunos de los aspectos de su significación primitiva, simbolizando la nigredo o estado inicial, como cualidad inherente a la «primera materia» o provocada por la división de los elementos (putrefactio). Una derivación interesante del simbolismo del cuervo es aquella en la que aparece dotado de tres patas, dentro de un disco solar. De este modo constituye el primero de los emblemas imperiales chinos y significa el Yang o actividad de la vida del emperador. Las tres patas corresponden al trípode (símbolo solar: aurora y sol naciente, cenit o sol al mediodía, y ocaso o sol poniente). Según Beaumont, el cuervo en sí debe significar el aislamiento del que vive en un plano superior al de los demás, como todas las aves solitarias.”
‘Diccionario de símbolos’ (1958) – Juan Eduardo Cirlot
Literatura española
Es muy irónica la respuesta a la comparación entre cuervos y palomas que nos proporciona el analítico cuervo de Max Aub, en ‘Manuscrito cuervo’ (1955): “una dolosa interpretación de una frase del Génesis, confundiéndonos, para mayor vergüenza nuestra, con la paloma, que fue la que no volvió”. Este autor pertenece a la generación de escritores exiliados, tras la Guerra Civil española. En 1955 utilizó la figura del cuervo Jacobo para contar su propia experiencia en el campo de concentración francés de Vernet d’Ariège, desde una perspectiva ácida y crítica con la condición humana: “Aprovecho esta ocasión propicia […] para protestar del mal nombre que entre los hombres se nos ha hecho”. Quizás sean las demás especies animales las únicas con derecho a juzgar lo que sucedió realmente durante la Segunda Guerra Mundial. Después de aquello cómo podríamos tener siquiera el derecho de hacer mala prensa del resto de animales.
En el marco de esta novela, uno de los supervivientes encuentra en su maleta un manuscrito escrito en la lengua córvida (“nuestro riquísimo idioma cuervo”), días después de que Jacobo desapareciese para no volver jamás, casi como un anuncio de tierra firme a lo lejos. Decide entonces traducirlo al castellano, para que este ‘tratado de la vida de los hombres’ sea prueba “de un tiempo pasado que, a lo que dicen, no ha de volver”. En esta novela, la voz nos considera una especie tan inferior como las lombrices, la clase de animales que más se nos aproximan, desde la mirada córvida de la realidad.
”Hay tres clases de hombres:
A. Los que cuentan su historia.
B. Los que no la cuentan.
C. Los que no la tienen.
‘Manuscrito cuervo’ (1955) – Max Aub
Campo de concentración de Vernet d’Ariège (1918 – 1944) situado en los pre-pirineos franceses, entre los pueblos de Le Vernet y Saverdun, en Ariège.
El Señor de los Anillos
Siguiendo nuestro recorrido a vuelo de pluma negra, es famosa la escena de ‘La Comunidad del Anillo’ (la primera parte de ‘El Señor de los Anillos’, de Peter Jackson) en la que los héroes se esconden entre piedras y arbustos a causa de una bandada de cuervos. La cara de Legolas al dar el agua se ha convertido incluso en un meme. J. R. R. Tolkien fue un amante de la mitología nórdica y su Tierra Media está llena de reescrituras de textos y simbologías ancestrales. Sus cuervos, al igual que los de Odín, sobrevuelan los paisajes para controlar (en este caso, los movimientos del enemigo). Son espías o máquinas de guerra que Saruman utiliza a su antojo. Los personajes ansían la espesura de los bosques para evitar las miradas indiscretas de estas nubes negras que aparecen, una y otra vez en el horizonte. La presencia maligna les acecha constantemente.
Si haces click aquí, puedes ver un clip (1 minuto) de ‘La Comunidad del Anillo’ en el que aparecen los cuervos crebain de Fangorn y las Tierras Brunas.
“–Regimientos de cuervos negros están volando de aquí para allá entre las montañas y el Fontegrís —dijo— y han pasado sobre Acebeda. No son nativos de aquí; son crebain de Fangorn y de las Tierras Brunas. No sé qué les ocurre; quizás hay algún problema allá en el sur del que vienen huyendo; pero creo que están espiando la región”.
‘El señor de los anillos: La comunidad del anillo’ – J. R. R. Tolkien
Juego de Tronos
Los cuervos tienen un papel clave en la trama de ‘Canción de Hielo y Fuego’ de George R. R. Martin, ya que son los que revelan secretos, alianzas, traiciones y guerras. De manera fantástica, los cuervos son la red social entre todos los conspiradores . También son los que anuncian el cambio de las estaciones, como el invierno que también acecha constantemente y están del lado del saber asceta; pues son los Maestres sus responsables.
Son a su vez el mote despectivo que los pueblos salvajes dan a los hombres de la Guardia de la Noche, por la apariencia de sus capas negras: aquellos que bajo juramento protegen el Muro de las amenazas del norte: “la espada en la oscuridad” o “el escudo que defiende los reinos de los hombres”. Siempre expectantes, casi fanáticos de un peligro invisible.
También son el medio por el que el Cuervo de Tres Ojos se entera de lo que sucede en Poniente. Bran Stark es capaz de viajar en el tiempo con su mente pero controla a su vez a los cuervos (como cambiapieles que es), cuyos ojos usa de exploradores del presente. Simboliza la conexión entre la magia y la naturaleza, son elementos sabios que velan por el status quo. Aunque también dan cuenta de la desconexión de estos seres solitarios, casi estoicos, que llevan la carga de su responsabilidad en soledad casi como una condena. Vestir el negro, despersonalizarse, cumplir con el deber. Morir en vida. De cualquier manera, es un símbolo importante, porque la aparición de los cuervos precipita siempre el devenir de los acontecimientos.
Escena del capítulo 7 de la quinta temporada de ‘Juego de Tronos’ (HBO).
“—¿Todavía no adivinaste el acertijo? —preguntó el Sombrerero volviéndose hacia Alicia.
—No, me rindo —dijo Alicia—. ¿Cuál es la respuesta?
—No tengo la menor idea —dijo el Sombrerero.
—Ni yo —dijo la Liebre de Marzo.
Alicia suspiró fastidiada.”
‘Alicia en el País de las Maravillas’ (1865) – Lewis Carroll
El laboratorio
Durante este análisis comparativo de la simbología del cuervo desde diversos prismas, hemos partido de la imagen del medallón partido en dos y la relación secreta entre sus partes que apela directamente a la percepción del lector. Después, hemos observado cómo los córvidos producen inquietud por su naturaleza necrófaga y por su profunda inteligencia. Por eso son parte central de numerosas mitologías: los nórdicos los consideraban un elemento intermedio entre la vida y la muerte, los romanos le otorgaron el papel de informante (malos augurios) y los cristianos jugaron con la fuerza cromática de su plumaje oscuro (respecto a la paloma blanca). Dentro de la literatura española, Max Aub incluso le dio voz propia a un cuervo. En la literatura inglesa, J. R. R. Tolkien los situó del lado del Mal, como máquinas de guerra. Y, por último, en la literatura americana vemos cómo los cuervos de George R. R. Martin aportan su astucia en favor del status quo. En todas estas manifestaciones literarias, los cuervos parecen anunciar algo. ¿El qué?
Con estas informaciones en nuestro haber, ahora ya podríamos intentar responder a una de las preguntas esenciales de este texto : ¿Cuál es la distancia entre la rotunda afirmación del artefacto de Poe (“nunca más”) y el ave que elige para simbolizarla (el cuervo)? A este respecto, el autor se preguntó a sí mismo:
“entre todos los temas melancólicos, ¿cuál lo es más, según lo entiende universalmente la humanidad? Respuesta inevitable: ¡la muerte! […] Tenía que combinar entonces aquellas dos ideas: un amante que llora a su amada perdida. Y un cuervo que repite continuamente la palabra nevermore. […] El único medio posible para semejante combinación consistía en imaginar un cuervo que aplicase la palabra para responder a las preguntas del amante”.
El cine
FRANÇOIS TRUFFAUT: – ”Desde 1945, cuando se habla del fin del mundo, se piensa enseguida en la bomba atómica. Era inesperado reemplazar la bomba por millares de pájaros…”
ALFRED HITCHCOCK: – “Esta es la razón por la cual el escepticismo con relación a la posible catástrofe está expresado por la anciana ornitóloga; es una reaccionaria, una conservadora, y no puede creer que podría ocurrir algo grave con los pájaros.
F.T: – “Hizo usted bien en no dar las causas y motivos de la acción agresiva de los pájaros. El film es claramente una especulación, una fantasía”.
A.H: – “Así es precisamente como lo veía yo.”
‘El cine según Hitchcock’ (1966) – François Truffaut
En este maravilloso libro en el que François Truffaut se entrevista con Alfred Hitchcock para analizar, una a una, toda su filmografía; el maestro del suspense confiesa que, en mitad de este rodaje, leyó una noticia real en la que algunos cuervos con rabia de San Francisco empezaron a atacar directamente a los ojos de algunos corderos vivos. De la reescritura de estos sucesos se valió el director para algunas escenas de su película. En el capítulo 14, dedicado a ‘The Birds’ habla de la “relación a la posible catástrofe”, de la metáfora inconsciente y de la inversión de roles: “esta vez los pájaros están fuera y el ser humano está en la jaula”.
El arte
‘Trigal con cuervos’ (1890) – Vincent van Gogh
Van Gogh pintó este lienzo unas semanas antes de morir y diría de él a su hermano (en la carta 649) que “estos lienzos te dirán lo que no puedo decir en palabras”. Esa es precisamente la intención del simbolismo, generar resonancias y abrir el significado en ese vasto espacio que abarcan dos imágenes: una literal y una figurada. ¿Vienen los cuervos o se van? A pesar del horizonte abierto, esta imagen nos deja una enorme sensación de aislamiento. Dice Claudia Schvarts en el Prólogo de ‘Cartas desde la locura’ que “pinta para salvarse de un enloquecedor rumor que no lo abandona nunca”.
¿En qué se parecen un cuervo y un escritorio?
¡Lo prometido es deuda!, la solución que Lewis Carrol encontró para su propio acertijo es la siguiente: «En que ambos pueden producir unas cuantas notas, aunque muy deprimentes. ¡Y nunca (nevar) se se escribe de atrás hacia delante!». El autor inglés escribió nevar en vez de never, para propiciar un juego de palabras: nevar escrito al revés es raven (cuervo). La respuesta que nos propone no es más sugerente que nuestros ejercicios de escritura.
Ejercicio de escritura creativa
Hemos visto cómo la presencia del cuervo suele preceder (casi siempre) a la catástrofe, pero a su vez es símbolo de gran inteligencia: como si al posar la mirada sobre nosotros, los cuervos supieran algo que nosotros no sabemos (aunque intuímos) y las hipótesis de nuestra percepción llenan nuestra cabeza de resonancias.
Recuerdo un paseo por el Tiergarden de Berlín hace algunos años, ese pulmón oscuro que en invierno llena el centro de la ciudad de 210 hectáreas de ramas negras, pequeños lagos congelados y caminos interminables de barro y hojas muertas. Caminé durante horas por ese laberinto de mi soledad, tan gótico y propicio para que cualquiera de los cuervos que merodeaban aquel atardecer oscuro, hubiera puesto palabras a aquel rumor que parecía perseguirme. Escribí en mi cuaderno cómo intenté explicarle el significado de la risa a uno de esos cuervos, pero este me contestó que el mundo no era divertido. Desde su perspectiva, el verdadero significado de la risa era su propia paciencia esperando mi muerte. La ironía, la muerte, el terror y el humor negro.
Nivel básico: escribe ahora tu propio símbolo del cuervo, crea dos imágenes a medio camino entre lo verbal y lo sensible. Reflexiona sobre la distancia entre ambas dos y cuál es su vínculo.
Nivel intermedio: relata el momento que precede a una catástrofe, personal o colectiva, y termínala con la presencia de un cuervo. A veces, no hacer explícito el desenlace puede abrir el espacio del significado de manera muy sugerente en la cabeza del lector.
Nivel avanzado: reescribe el planteamiento que propone Edgar Allan Poe en su poema ‘El cuervo’ y escribe un diálogo que trate sobre la pérdida (algo que te atormente de verdad). La misteriosa ave solo repetirá la palabra ‘nunca más’, apoyando de esta manera la melancolía de tu discurso.
La música
‘The Raven’ (2002) – Lou Reed
“Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!”
‘El cuervo’ (1845) – Edgar Allan Poe
Si alguno de los ejercicios propuestos te llevan a escribir, te animo a que compartas conmigo tus textos en los comentarios (aquí abajo) o en mi e-mail personal: melgar.pablo@gmail.com. Así podremos compartir impresiones, de igual a igual, y aprender el uno del otro.
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