#10 El esperpento
Ilustración de © José María Gallego, 2018
¿Qué pasa contigo, lector? ¡Cuánto tiempo sin dirigirme a ti! Acababa la última entrada de este boletín de escritura creativa, hace ya más de 2 meses, diciendo que ‘el verano es de los niños y los viejos’. Y desde entonces, hemos tenido semanas de auténtico esperpento en la esfera pública. Decía Valle-Inclán que esta visión, reflejada a través de un espejo cóncavo, deforma la realidad en representaciones grotescas y tragicómicas.
“Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.”
Ramón del Valle-Inclán
El esperpento electoral
En primer lugar, hemos vivido episodios turbulentos en cuanto a lo político: el resultado de las Elecciones Generales del pasado 23J ha establecido un panorama de completa confusión respecto al futuro de nuestro país. La incapacidad para llegar a acuerdos, entre absolutamente todos los partidos políticos, se evidencia en los discursos tan disparatados a los que nos acostumbran ya los representantes del pueblo. Uno de mis favoritos es esta referencia literaria que hace Feijóo para explicar la ‘posverdad’.
Otros se atreven incluso a utilizar técnicas retóricas como la enumeración lírica para propósitos muy retorcidos. Tal es el caso de este terrible poema de Isabel Díaz Ayuso en un mitin: “Vivimos tiempos donde un filete, un piropo, la letra de una canción, tu coche, ser hombre, tener un patrimonio…Pensar diferente es un crimen”. De manera prodigiosa resume todos los retos a los que se enfrenta la humanidad en el siglo XXI, pero desde el enfoque equivocado: las reflexiones en torno a nuestra manera de alimentarnos, de producir, de consumir, de convivir de manera igualitaria, etc. En realidad, ella se cabrea precisamente porque ya hay una manera diferente de pensar el mundo establecido. ¡Qué importante es la educación literaria para evitar la mentira!
Me hace pensar en la conversación que mantienen Mr. Salvaje y el interventor mundial, al final de la novela ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley. ¡Qué visiones del mundo tan irreconciliables! El salvaje le pregunta por qué en esa civilización distópica (en la que nadie desea más de lo que ya tiene) están prohibidas las obras de Shakespeare, si todas apelan a la belleza. El interventor le contesta que ‘no se pueden fabricar coches sin acero; y no se pueden crear tragedias sin inestabilidad social’. Las grandes pasiones, como la nobleza o el heroísmo, sostiene el político que ‘son síntomas de ineficacia política’. En su concepto de estabilidad hay que elegir entre felicidad o arte puro. Según esta lógica, solo en los momentos críticos surgen declaraciones que marcan la diferencia, como esta de José Luis Rodríguez Zapatero (que algunos medios califican de delirante pero que a mí me genera esperanza): ‘La tierra, el único sitio en el Universo donde se puede leer un libro y donde se puede amar’. ¡Qué importante es la educación literaria para valorar lo verdaderamente importante!
“¿Un piquito?”
En segundo lugar, hemos presenciado cómo España todavía no está preparada para los triunfos de la mujer. El título del pasado Mundial de Fútbol Femenino de la Selección Española no es tan importante, como tampoco fue importante el de la Selección masculina en 2010; en la medida en que a la plebe no nos cambia la vida ni un ápice. Sin embargo, el circo ha sido desde la Antigua Roma el mayor consuelo de los pobres ante la frustración por la pérdida de libertades y a todos nos alegró mucho, a pesar de ese machote que no pudo resistirse a ser el protagonista de un mérito ajeno (tampoco la reina Leticia se pudo resistir y levantó la copa en el mismo pódium).
Aún así, la reflexión resultante del beso no consentido de Rubiales a la jugadora Jenni Hermoso durante la celebración del triunfo, nos sirve para valorar el punto en que nos encontramos. ‘Es evolución’, responde el periodista Pedro Blanco a las palabras de Díaz Ayuso y también lo podemos aplicar a este desafortunado suceso (aunque en este caso sí es delito). Los hombres ya no podemos comportarnos como hace 25 años y la desafortunada ‘disculpa’ del señor Rubiales (añadiendo ‘otra cosa es lo que uno tenga que decir públicamente’), conforma un retrato bochornoso del hombre anacrónico. Creo que nos ha servido para recapacitar como sociedad sobre ciertos aspectos y, en el camino de la justicia, muchos han quedado sonrojados. Una muestra muy gráfica de los tiempos de cambio que vivimos respecto a la igualdad de género. Dice la poeta Juana Castro: ‘Mil espejos abiertos me persiguen’; para hablar de esa mujer cóncava que deforma en sus poemas hasta otorgarle un poder que no tiene. ¡Qué importante es la educación literaria para evolucionar!
Troceado en Tailandia
Y en tercer lugar, quiero rescatar otra cita de ‘Un mundo feliz’ para comentar el asesinato de Daniel Sancho a un médico colombiano en Tailandia: ‘El dolor es un horror que fascina’. Todos estamos enganchados a este caso como si nos pillara de cerca, puesto que tiene todos los ingredientes para suscitar morbo: el asesino es español, hijo de un famoso actor (Rodolfo Sancho), la víctima ha sido descuartizada y a causa de una relación homosexual por dinero. Como dice Dashiell Hammett en su maravillosa novela negra ‘Cosecha roja’: ‘Para tener lo que uno quería, era preciso dar a los demás lo suyo’. Dicen los medios de comunicación que el asesino no quería que nadie se enterase de su condición de ‘chapero’. Se le atribuye a Oscar Wilde la siguiente cita célebre: ‘la realidad supera a la ficción’. A su manera, la literatura siempre ha intentado dar respuesta al mundo en que vivimos y estoy seguro de que en el futuro tendremos una serie de televisión que satisfará nuestra curiosidad más macabra, por aquellos aspectos más retorcidos de la psicología humana. De momento seguiremos dándole forma a los espacios de indeterminación, por medio del cotilleo. ¡Qué importante es la educación literaria para explorar el lado oscuro de la mente!
«MAX.—¡Vivo olvidado! Tú has sido un vidente dejando las letras por hacernos felices gobernando. Paco, las letras no dan para comer. ¡Las letras son colorín, pingajo y hambre!
EL MINISTRO.—Las letras, ciertamente, no tienen la consideración que debieran, pero son ya un valor que se cotiza. Amigo Max, yo voy a continuar trabajando. A este pollo le dejas una nota de lo que deseas… Llegas ya un poco tarde.
MAX.—Llego en mi hora. No vengo a pedir nada. Vengo a exigir una satisfacción y un castigo. Soy ciego, me llaman poeta, vivo de hacer versos y vivo miserable. Estás pensando que soy un borracho. ¡Afortunadamente! Si no fuese un borracho ya me hubiera pegado un tiro. ¡Paco, tus sicarios no tienen derecho a escupirme y abofetearme, y vengo a pedir un castigo para esa turba de miserables, y un desagravio a la Diosa Minerva!»
‘Luces de Bohemia’ (1920), de Ramón del Valle-Inclán
La educación literaria
Incido en la importancia de la educación literaria porque he enfrentado este grotesco verano a base de libros, que ya os contaré en las siguientes entradas. De momento solo quería decirte, querido lector, que ayer presenté por fin mi Trabajo de Fin de Máster y soy oficialmente profesor, aunque todavía no me gano el pan con ello. Sin embargo, estoy más feliz que nunca porque hoy he escrito un poema después de mucho tiempo y además es un poema de amor. Convoco ahora la nueva etapa en un cuaderno negro. «Soy poeta y tengo derecho al alfabeto», como Max Estrella exijo un desagravio ante tal esperpento. Me despido de ti con un poema, una canción, una película y un libro. ¡Hasta pronto, Señor Ministro!
Un poema
más allá de la
razón y la discrepancia,
lejos del desafuero
en los cenagales de guerra,
atravesando las grutas baldías
de los pensamientos
negativos del miedo.
más allá de la
sin sazón y el arrebato,
lejos del recuerdo
yermo en las noches en vela,
atravesando las urnas
límpidas del olvido
del último muerto.
más allá,
lejos
en,
atravesando
los.
menos mal que hay
todavía un lugar
en el que leer
contigo un
libro en silencio.
‘El hogar’ (2023), de Pablo Melgar
Una canción
‘Sunrise’, de Livin’ Blues (1971)
Una película
En Filmin.
Un libro
‘Luces de Bohemia’ (1920), de Ramón del Valle-Inclán
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