Todos tienen derecho a decidir el sentido que le dan a sus vidas y, sobre todo, aquellos que perdieron su norte por luchar en pleitos de otros que ni siquiera entienden. Es el caso de Freddie Quell, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que, tras volver a casa, no encuentra su rumbo. Vaga perdido en distintas causas, apoyándose siempre en una, el alcohol, que es la única que le ayuda a sentirse mejor. Freddie se verá rechazado de todos los ambientes que frecuente, debido a su intenso resentimiento con el mundo y sus violentas reacciones.

Dará con Lancaster Dodd, por razones del destino, la voz y cerebro de la única “Causa” que creerá en él. Una comunidad creyente en su propia visión de la vida, basada en la reencarnación y el entendimiento del presente gracias a la lectura en vidas pasadas. La Causa irá creciendo a medida que transcurre la película convirtiéndose en la verdadera protagonista de un filme en el que lo más valioso estaba siendo la gran interpretación de un Joaquin Phoenix totalmente transformado en un deformado y alcohólico vagabundo. Una vez más este sensacional actor nos demuestra su capacidad camaleónica que nos hace creer y sentir cada personaje en que se mete. Las terapias y experimentos, supuestamente psicológicos, tendentes a ayudar a la gente que se entrega a esta comunidad para ser reconducida hacia una visión más segura de la existencia serán la tónica general de la película, llegando a cotas excesivas de escenas monótonas y diálogos extraños.

 La reflexión que el director Paul Thomas Anderson nos arroja es, en numerosos momentos, indescifrable. Nos aventuraremos en las entrañas de una comunidad sectaria de clase alta y en todas sus verdades y orígenes. Una doctrina basada en el camino marcado por el pastor, interpretado por un Philip Seymour Hoffman totalmente entregado a su personaje. Veremos cómo inyecta dosis de credulidad en cada uno de sus discursos convertidos en biblias, basados totalmente en el carisma de un personaje que consigue entrar en la mente de las personas gracias a la retórica y la emotividad, sin más esfuerzo que la propia improvisación.

 ¿Es un modo sano el entregarse en cuerpo y alma a los caminos de una doctrina? Es la pregunta que todas las personas se harán para lidiar con su propia existencia. En momentos parecerá dañino pues la identidad propia será objeto de convertirse en marioneta. Los fieles entregarán sus ojos al pastor que les guiará por el camino de la fe en sus creencias. A pesar de entrar en el terreno de la cienciología y no haber, en teoría, ninguna figura espiritual a la que rendir culto, el personaje de Lancaster Dodd será adorado como un verdadero Jesucristo, con diagnósticos autoritarios sin cabida para el rebate.

Nos daremos cuenta de que la mayoría de los dogmas tienen pretensiones diferentes que las que suponen dar y, al igual que numerosas instituciones de culto a lo largo de la historia generarán ingresos y fama en sus dirigentes; a la vez que, en ocasiones ayuden a las personas a encontrar su sitio, es cierto. Se verán queridos y apoyados, por primera vez, y gracias a eso encontrarán una razón para vivir. ¿Es un precio que tenemos que pagar? Cada uno decidirá de que forma será más feliz en esta historia de la existencia, en un viaje organizado o trazando personalmente una ruta a seguir.

Pablo Melgar

 

 Get Thee Behind Me Satan – Ella Fitzgerald

 

Título original: The Master

 

Año: 2012

 

Duración: 137 min.

 

Director: Paul Thomas Anderson

 

Reparto: Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams, Laura Dern, Kevin J. O’Connor, Rami Malek, Jesse Plemons, Fiona Dourif, David Warshofsky, Lena Endre, Ambyr Childers

 

Género: Drama, Años 50, Religión, Sectas.

 

Nota: 7 Buena

 

Nota filmaffinity: 6,4

 

Nota IMDb: 7,2