The Road

Desgarrador es el camino del apocalipsis cuando llega. Acostumbrados a las comodidades de la vida moderna no valoramos ni un instante la posibilidad de que nos despojen de todos esos detalles que nos hacen la existencia más fácil. Pero si llegara el día en que todo se desvaneciera, ¿qué haríamos? Sobreviviríamos como los animales que somos. Tal y como hicieron nuestros antepasados nómadas, cubriéndose con pieles y resguardándose en cuevas del frío invernal. Y a todo nos acostumbramos, aunque tuviéramos que volver a la calle, a escapar, a sobrevivir del mundo. El ser humano se agarra a la vida.

“The Road” se sitúa en un futuro apocalíptico en el que, salvo unos pocos valientes, todo ha dejado de existir. Desconocemos las causas de la debacle terrenal, al fin y al cabo ¿qué importa el por qué? Importa el día a día, el miedo por vivir un día más y por proteger a un ser querido, tu hijo. Y en esas está un Viggo Mortensen totalmente transformado como de costumbre, con barbas de náufrago y tez descolorida. Aguanta y hace todo lo necesario por asegurar el futuro de su hijo que no conoce un mundo sin nubes en el cielo.

Se enfrentan a todo tipo de peligros, situaciones imposibles y, sobre todo, al hambre. Por el camino se encuentran a personas malas y buenas. Las buenas no sobreviven mucho tiempo, por desgracia la bondad no es práctica. Lo que aflora en tiempos de crisis es la maldad, que sí te hace perdurar. Los instintos más animales del ser humano se ven reflejados en el canibalismo, la fuerza armada, las masacres y la coacción. La ley del más fuerte, que padre e hijo tendrán que conocer y dominar.

“No estaré aquí siempre, tendrás que aprender a sobrevivir”.