Nervios, nervios y más nervios. El momento más esperado de Rock in Rio estaba a punto de comenzar. Miles de personas inquietas esperando a los grandísimos Red Hot Chili Peppers. Antes de dar inicio al espectáculo, podemos escuchar a Flea desde el backstage tocando un desconcertante solo de trompeta. Comienza saliendo Chad Smith al escenario, que saluda desde detrás de su batería con las baquetas en alto y empieza a sonar, como no podía ser de otra manera, “Monarchy of roses”. La intro de Chad es espectacular, a la que se une Josh Klighoffer. Este inicio se alarga más de lo normal, haciendo crecer la tensión y los nervios en el público. Era exultante. De forma repentina la gente comienza a gritar desesperadamente, el emblemático Kiedis había salido a escena. Su cuerpo se movía al son de los acordes. Lo vemos con esta estética tan particular compuesta por gorra y chaqueta de frac saltando por todo el escenario. Es en ese momento cuando te das cuenta de que están ahí, que los estás viendo, la sensación es indescriptible. Y aunque hayan pasado más de 20 años, es sorprendente la buena forma en la que se encuentran. Termina la canción y Anthony nos anima con un “¡Vamos!”.

Continua la diversión. Un solo rasgueo al bajo y absolutamente todo el público ya había reconocido “Around the world”. Tras este temazo, Flea nos deleita con un discurso en un español muy malo (aunque gracioso), en el que, resumiendo, nos dice “nosotros tenemos todo amor, en todo el mundo” y con esto dan comienzo a “Snow”.

Ahora llegaba una de mis canciones preferidas: “Can’t stop”. La confrontación bajo y guitarra y ver al líder de la banda saltando, te iban preparando el cuerpo para lo que venía. Va a dar comienzo la canción cuando Kiedis simula tener un arco y disparar una flecha a Josh, sonaba un magnífico solo.

Entre canción y canción se marcan una de sus “jams”. Prosigue la exhibición. Suena, entre un excelente duo Flea-Klinghoffer, una tan clásica como deseada: “Californication”. El público canta con una fuerza impresionante el estribillo. A esta le sigue el último single de I’m with you, “Look around”. Es entonces cuando los Peppers sorprenden a la masa tocando “Hard to concentrate”. Fue la única, junto con “Snow”, de Stadium Arcadium. Una canción que sin duda significa mucho para el grupo, y, por lo menos a mí, me transmite demasiado. La próxima sería “Parallel universe”, en la que la batería de Chad se llevó todo el protagonismo, ¡energía pura!. “The adventures of rain dance Maggie” fue la siguiente que hizo vibrar al público y en donde, por fin, la guitarra de Josh no es cuestionada.

Al acabar “Right on time”, Flea adquirió toda nuestra atención con un tremendo solo, ¡este hombre no tiene límites!. Más tarde, “Throw away your televisión” y “Factory of faith” anunciaban que un temazo estaba al caer… Luces fuera, silencio en el escenario e incertidumbre entre los fans. “Under the bridge” time. Dedicada al fallecido Hillel Slovak, uno de los miembros fundadores de los Red Hot Chili Peppers, es una de las canciones más conmovedoras en el repertorio de los californianos. Y tras este clasicazo, y su tercera “jam”, llegaba dispuesta a devolver la locura al público, “By the way”. La energía en el escenario de Flea y Josh, que corrían de un lado a otro, contagiaba a los fans. La gente saltaba y saltaba, ¡era un no parar!. Antes de empezar la siguiente canción, Chad se levanta y enseña, presumiendo, una muñequera de España, a la que acompaña la camiseta de la selección. Se sienta y comienza a tocar una “jam” junto con Mauro Refosco, percusionista invitado en la gira. Como plus, contemplamos a Flea haciendo el pino y caminando por el escenario, ¡todo un personaje!. Vamos llegando al final, donde tocan uno de sus temas más gamberros: “Suck my kiss”. Después de esta canción cargada de todo menos de inocencia, vemos el paso de los años y la madurez en las letras de Anthony, cuando llega “Ethiopia”. Nos encontramos en el final del show: oscuridad, silencio y una masa de fans pidiendo a gritos “Give it away”. ¿Qué mejor broche para un concierto de los angelinos?. Y así fue, llega el momento más esperado del concierto. Comienza a sonar el, sin lugar a dudas, mejor tema de la historia de los Red Hot Chili Peppers. Subidón de adrenalina, emoción, piel erizada y al borde de la afonía, acompañábamos a Kiedis en su “Give it away now!”. Lo que más nos gusta de los directos son las improvisaciones en las canciones, ver ese “toque” diferente al estudio. 50.000 personas disfrutando como nunca al ritmo de AK, Flea, Chad y Josh. Así, daba fin a esta maravillosa experiencia un castillo de fuegos artificiales digno de alguna lágrima que otra.

El tiempo no pasa para un grupo que sigue despertando todo tipo de sensaciones en sus fans. Puedo decir, con todo orgullo, que los Red Hot Chili Peppers siguen y seguirán dando caña mucho, mucho tiempo más.

Carolina Paolucci

 

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Californication – Red Hot Chili Peppers