Poema de Pablo Melgar, 2018.

‘Muerte muerte pues me despertarán me despiertan. A mí las cascadas las trombas los ciclones. El ónice en el fondo de los espejos el agujero de las pupilas el duelo la suciedad la fotografía…’

El coño de Irene – Louis Aragon

#Poesía

#Literatura

 

 

Abrazos ajenos. Conversaciones en mesas que no son la mía.

Calcedonia de luz que alumbra la fotografía.
 
Un observador de la risa. El silencio del ojo. La tinta.
 
Te quiero como se puede querer a una desconocida.
 
Me eres ajena. No me conoces. Me alegro por ti.
 
Solo soy un reflejo de otro tiempo. Yo nunca estuve aquí.
 
Además, yo ya soy otro hombre, 
 
tras haber hincado la rodilla en la podredumbre.
 
Tengo arrugas de piedra en el alma, del humo de lava en los besos. 
 
He poblado esta tierra sombría de peces secos,
 
de estertores fingidos,
 
del eco de una cámara frigorífica desde dentro.
 
Mi cama es un sarcófago lleno de huesos.
 
Yo ya soy otro hombre, con una sonrisa más contenida.
 
Fui volcán. Tuve miedo. Después la sedimentación y el tiempo.
 
Ahora el fuego en una cerilla.
 
Mi cara en la penumbra como un objeto.
 
El personaje se ha comido al tragafuegos. 
 
Soy petróleo de claroscuros. Soy un millón de cuerpos muertos. 
 
Ahora solamente observo.
 
Mírate sin verme. Úsame.
 
Soy el ónice en el fondo de los espejos.
 
 
Pablo Melgar Salas
 

Smoke and Mirrors – Kikagaku Moyo