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La selva donde mi espíritu se exilia (Epígrafe 3. 1. 3.)

Con la misma inocencia de un niño, Bryce Echenique cuenta en “Tribulaciones y elegancias de un dandy gravemente enfermo” cómo Martín Romaña conoce a Bryce Echenique y a Julio Ramón Ribeyro42. El cosmopolitismo que había generado la ciudad de París con la conquista burguesa de la bohemia, nos lleva a un nuevo arquetipo: “no sólo hay que ser cosmopolita, sino demostrarlo públicamente; y una de las maneras es la demostración autobiográfica de los viajes” (Romera Galán, 2010: 373).

La autoficción de Bryce retuerce la estructura planteada por Flaubert y reescrita por Hemingway (para traducirla al mundo editorial), hasta el punto en el que el propio escritor no solo crea un álter ego que represente su educación sentimental sino que se sitúa también a sí mismo, a la vez, como un escritor de prestigio en aquel juego. Martín Romaña es el personaje que se sumerge en ese “ocio ostensible” cosmopolita43  de aquellos que han utilizado la literatura como motor de su vida. El personaje de Bryce Echenique será la conquista de su propio deseo, lo que también acabará con su relación amorosa44 (al igual que en Hemingway y Flaubert).

[infobox maintitle=”FRACASO SENTIMENTAL” subtitle=” ‘a mí me fueron golpeando por todas las edades estas situaciones exageradas, bellas a veces, atroces a veces, increíbles siempre, esta navegación dificultosa que muy pronto me iba a llevar por las aguas turbias del enfrentamiento con Inés y con el Grupo (en ese orden, hasta hoy, en mis sentimientos)’ (Bryce Echenique, 1981: 295)” bg=”gray” color=”black” opacity=”off” space=”30″ link=”no link”]

[infobox maintitle=”CONQUISTA LITERARIA” subtitle=” ‘…y que aquella soleada tarde, previa al ya lejano mayo del 68, me hizo contemplar a un Lagrimón enloquecido tras haber abandonado el departamento de Carlos Salaverry (el mayor exponente del romanticismo en la poesía peruana). Íbamos caminando rumbo al metro, por el Boulevard Voltaire…(distrito XI)’ (Bryce Echenique, 1981: 296)” bg=”pink” color=”black” opacity=”on” space=”30″ link=”no link”]

El abandono del Barrio Latino hacia otros distritos en los que le surgieran oportunidades laborales, marca la educación sentimental de un joven que se convierte en escritor y renuncia al amor por la literatura.

Años más tarde, ya con una prestigiosa carrera como escritor, Bryce Echenique publica Guía triste de París en 1981, donde recoge catorce cuentos a partir de los seis relatos que proceden de las Crónicas parisinas que consiguió vender a la agencia EFE, de la misma forma en que la editorial Elba recoge aquí en España algunos escritos que Hemingway mandaba para el The Toronto Star Weekly en Sobre París (2012). Con esta obra, el autor peruano ya maduro echa la vista atrás hacia esos “remises” del recuerdo que tiene esparcidos por la ciudad en la que vivió, un debate entre la memoria literaria y la evocación amorosa45.

[infobox maintitle=”” subtitle=” ‘…al retomar esos seis textos para fraguarlos como cuentos, suprimí más elementos literarios que nombres de personas que vivieron en París o hechos reales que, en efecto, ocurrieron ese año, ese día y, a lo mejor, hasta a esa misma hora. ¿Por qué? Pues porque ello ayudaba mucho a que la idea de guía, en Guía triste de París, ganara en verosimilitud. Porque guías prácticas hay, y buenas y malas, pero que yo sepa no existen guías tristes, y mucho menos de París’ (Bryce Echenique, 1999: Pos. 32).” bg=”gray” color=”black” opacity=”off” space=”30″ link=”no link”]

El relato de la vejez acentúa la metonimia “entre espacio y autor” (Romera Galán, 2010: 374), pues el lugar ya no solo proyecta los gustos y deseos del autor sino el imaginario de su obra que habla a través de los recuerdos (el relato de Ulises al volver a casa). Tanto su Guía triste de París como la estructura que sustenta La vida exagerada de Martín Romaña, son una “revisión irónica de la juventud del autor que toma rasgos de la novela y de la autobiografía” (del Pozo García, 2009: 91). Tomo prestadas las palabras que Alba del Pozo García utiliza para explicar la noción de auto- ficción en la obra de Enrique Vila-Matas, quien también publicó en 2003 su obra París no se acaba nunca en la que reescribe París era una fiesta (Ernest Hemingway) de manera mucho menos disimulada46.

La educación sentimental de Martín Romaña se califica como una ‘crisis positiva’ en La vida exagerada de Martín Romaña. Por el contrario, en Guía triste de París se enfrenta, desde la madurez, con el objeto desmitificado desde el mismo punto de partida: una guía triste para aquellos sujetos migrantes que se deciden a conquistar la ciudad. Como si el título de su obra lanzara un aviso a navegantes.

París, 2016. Pablo Melgar©

 

[infobox maintitle=”CARRUSEL” subtitle=” ‘también hubo tardes sin silbido alguno en el Museo de Guimet y caminatas bordeando el Sena y sintiendo lo poquita cosa que era uno ante esos muelles que tanta agua vieron pasar ya…’ (Bryce Echenique, 1999: Pos. 2125)” bg=”pink” color=”black” opacity=”on” space=”30″ link=”no link”]

 

París, 2016. Pablo Melgar©

 

[infobox maintitle=”BARRIO LATINO” subtitle=” ‘Todo aquello quedaba en la rue de Navarre, junto a las arenas de Lutecia, siempre en las cercanías de la placita de la Contrescarpe y en el corazón más vejancón y pobre del entrañable Barrio latino de aquellos años, todavía con una reminiscencia del París era una fiesta, de Hemingway, aunque ya sin las cabritas que atravesaban la placita y le depositaban a uno su leche en la puerta de su edificio’ (Bryce Echenique, 1999: Pos. 1197)” bg=”gray” color=”black” opacity=”off” space=”30″ link=”no link”]

El entramado urbano en el imaginario de Bryce Echenique es el escenario del lector que se enfrenta al ejercicio de escritura y habita no solo los mismos lugares que conoció en los libros sino las mismas estructuras narrativas que pone en diálogo. La educación sentimental es una historia de conquista para el escritor peruano que logró el milagro del que hablaba Cortázar en la generación inmediatamente posterior a la del boom47.

[infobox maintitle=”” subtitle=” ‘París-ciudad en la que conociste a los primeros escritores españoles, latinoamericanos, franceses e ingleses e italianos y norteamericanos y qué sé yo. Para ello habías abandonado Lima, años de facultad de Derecho, un diploma de abogado que hasta hoy cuelga sobre el wáter de tu casa’. (Bryce Echenique, 2012: 37)” bg=”pink” color=”black” opacity=”on” space=”30″ link=”no link”]

Sin embargo, la experiencia de Bryce rebaja el tono tan desbordado con el que Hemingway lleva a la hipérbole aquellos tiempos de pobreza dichosa. Al final, Martín Romaña completa su educación sentimental con la novela que le encarga su propio autor (Bryce Echenique) y “ya no maldecía a Hemingway” porque se da cuenta de que su “vida en París y en diversas ciudades de Italia y España no se parecía nunca a la maldita y maravillosa ficción de sus libros tan vividos, tan basados en la realidad y la vida y la experiencia” (Bryce Echenique, 1981: 425).

En Guía triste de París, la identidad madura de Bryce se proyecta en una “relación personal con la ciudad que se produce a través de los otros” (Romera Galán 2010: 375). A pesar de que la estructura de esta obra es muy similar a la de París era una fiesta, tan solo cita una vez al escritor norteamericano. En esta colección de relatos, Bryce deja a un lado la reflexión metaliteraria de la juventud para recoger distintos relatos en los que París se conforma como el escenario que engulle a tantos personajes en la triste experiencia del exilio en una ciudad que ya para Flaubert o Hemingway fue inconquistable. “Pobre gente de París, no la pasa muy bien” (Bryce Echenique, 1999: 167). Todos sus amores se truncaron por culpa de la experiencia bohemia, pero al menos culminaron el sueño romántico de conquistar una voz poética propia que la ciudad les ofreció a cambio.

[infobox maintitle=”” subtitle=” ‘Se ha dicho, y es cierto, que por Lima uno puede cruzarse con un hombre que acaba de llegar, por ejemplo del siglo XVI. Pues eso es lo que creo yo que le ocurría al pobre, pero en París’ (Bryce Echenique, 1999: 134).” bg=”gray” color=”black” opacity=”off” space=”30″ link=”no link”]

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42 “Llegaron Rosi y Mauricio, llegó Julio Ramón Ribeyro, más tarde llegó Alfredo Bryce Echenique con otros amigos, pero aunque Ribeyro y Bryce eran dos escritores peruanos que yo deseaba conocer, ni siquiera se hicieron las presentaciones porque todos estábamos muy preocupados, y antes que hablar preferíamos continuar observando atentamente al mudo, estático y abatidísimo Ultimo dandy”. (Bryce Echenique, 1981: 249)

43 “Entre las muchas razones que los autores dan para escribir una autobiografía está la de mostrarse públicamente, y esa exhibición pública de uno mismo requiere también la propia adjetivación, el propio lucimiento. Las ciudades visitadas, los viajes realizados se convierten en una marca personal, por lo que el autor va a seleccionar cuidadosamente qué lugares pretende enseñar en los textos. No es un problema de veracidad, en este caso, sino de cómo es capaz un autor de mostrarse en público” (Romera Galán, 2010: 373)

44 “Ante su ineptitud política y vital, Inés acabará por abandonarlo y Romaña emprenderá entonces el recuento de su vida en la capital francesa en un cuaderno azul” (Ferreira, 1991: 100).

45 “La función de la memoria es la protección de las impresiones, pues el recuerdo tiende a su deterioro. La memoria es en lo esencial conservadora, mientras el recuerdo es destructivo” (Benjamin, 1935: 213).

46 “Fui a París a mediados de los años setenta y fui allí muy pobre y muy infeliz. Me gustaría poder decir que fui feliz como Hemingway, pero entonces volvería simplemente a ser el pobre joven, guapo e idiota, que se engañaba todos los días a sí mismo y creía que había tenido bastante suerte de poder vivir en aquella cochambrosa buhardilla que le había alquilado Marguerite Duras…” (Vila-Matas, 2003: 12)

47 “Quizá Bryce ha sido el único autor hispanoamericano unánimemente aceptado entre nosotros, después de aquellos autores del llamado boom”. (Valls, 1999: s/p)

 

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Bibliografía

BRYCE ECHENIQUE, Alfredo (1981). La vida exagerada de Martín Romaña. Barcelona: Editorial Argos Vergara, 1981.

––– (1999). Guía triste de París. Editor digital (versión Kindle): Sejmet, 2015.

––– (2012). El París que yo viví. Cuadernos Hispanoamericanos. Núm. 730, abril 2011. Alicante: Biblioteca Virtual de Cervantes, 2012. http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcfj339 (junio, 2018).

 

DEL POZO GARCÍA, Alba (2009): La autoficción en París no se acaba nunca de Enrique Vila-Matas. 452oF. Revista electrónica de teoría de la literatura y literatura comparada, 1, p. 89-103. Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona, 2009. http://www.452f.com/issue1/laautoficcion-en-paris-no-se-acaba-nunca-de-enrique- vila-matas/ (junio, 2018).

 

ROMERA GALÁN, Fernando (2010). Algunas consideraciones sobre el signo espacial en la escritura autobiográfica. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2010. http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcg73x5