Hoy día, en la casa de Javier todavía hay Internet de Ono. Javier ya ha asumido que le perseguirán hasta donde vaya, o lo que es peor, que las demás compañías le harán lo mismo. Así, que se ha pasado al “Lado Oscuro”, mira para otro lado y paga sus estratosféricas facturas de alquiler, agua, luz, Internet y Mercadona religiosamente y así gana un poco de tiempo para estudiar, sin tener que lidiar con Margarita, Cecilia, la de la tienda, Alfredo y el hombre que se parecía a Alfredo. Javier no es un caso hipotético de estudiante, consumidor y ciudadano de este sistema en el que sólo cabe la sumisión para no volverse loco luchando contra la pared.

No estamos protegidos, actualmente el cliente no tiene la razón, como siempre se ha dicho, las grandes compañías campan a sus anchas y, aún así sobreviven y crecen. Si Javier no paga su factura inmediatamente le cortan el servicio, pero si la compañía estafa a Javier no pasa nada. Hay multitud de empresarios que sufren las deudas que el Estado tiene con ellos. Como un día me dijo el panadero de mi pueblo: “Yo hago los roscones para la cabalgata de reyes que organiza el ayuntamiento, pero cobro los de dos años antes”. Pero como este panadero no pague los impuestos correspondientes de la relación entre sus ingresos y gastos lo meterán en la cárcel.

Un sistema en el que nos gobiernan dos grandes empresas, fruto de ese bipartidismo político que nos maneja. Los bancos son los que realmente mandan, en realidad, ellos sufragan las campañas políticas de estas dos empresas que se presentan a las elecciones y tienen más poder de decisión que el idealista que se sube al escenario para captar gente que piensa como él, no votantes. Estos bancos son los que nos cobran un interés altísimo por prestarnos dinero para poder comprar nuestros bienes de precios estratosféricos, que luego se quedan cuando no los puedes pagar. ¿Nadie ha pensado en que si los precios fueran más bajos todos gastaríamos el dinero que de verdad tenemos y no el que se supone que podremos pagar en el futuro? Todo es un método para que el de arriba gane dinero.

Estos son algunos ejemplos y reflexiones del cuadro pesimista que os he pintado hoy aquí. El sistema no es justo y uno aprende, poco a poco, que lo más rentable es sacarle partido al sistema y no que el sistema saque partido de ti. Javier no puedes ser tú, ni yo, ni nadie…Javier soy yo, eres tú y todos los ciudadanos.

Pablo Melgar