Fue un suspiro soberbio,
mi pequeño gran fractal,
un oasis en el paraíso
de mis días cruentos.
Llegó el final del cuento,
con el estruendo de una maitinada,
miradas de circunstancia
y unos hombros calentitos en el metro.
Después, llamo a las puertas de un yermo,
diapositivas en la ventana
y pequeñas migajas de recuerdos
esparcidas por todo el suelo.
Vuelo en tren desde el aeropuerto,
con la respiración contenida,
un agujero negro en el pecho
y un vagón casi desierto.
El sabor de sus besos
no es una quimera
en la botella de agua
que aún conservo.
Vuelvo al extranjero
de auroras ojerosas
y de megáfonos
que no entiendo.
El tren de lejanías
llega a su destino,
recuerde llevar con usted
todos sus fantasmas.
Pablo Melgar
Foto: David Andreu
Fare thee well – Oscar Isaac
Dink’s Song – Dave Van Ronk
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