Espero

que ya no te sientas una extraña

en tu propio hogar

y hayas recuperado, de nuevo,

el tacto de tu almohada.

 

Espero

que el Sol español

disipe esos días grises

que hacen que sientas

una enorme nostalgia por París.

 

Seguro

que el olor a mamá

y el sonido de los reencuentros

te han devuelto a la normalidad

antes de lo esperado.

 

Eres lista y responsable,

y además tienes los ojos azules,

aunque, ahora mismo,

no venga mucho al caso.

 

Porque creo haberte conocido un poquito,

durante este instante,

para albergar

algunas certezas y deseos.

 

La pena es no haber tenido tiempo,

¡como siempre!,

para haberte conocido

otro poquito más.

 

Me quedo con la intriga,

de saber qué piensas

sobre los osos polares:

si te enfrían

o te enternecen el corazón.

 

Me quedo con la intriga,

de saber cuál es el sabor

que escoges, en verano,

cuando el calor te empuja

a una heladería cualquiera de tu barrio.

 

Me quedo con la intriga,

de saber las facciones

de tu asombro

al ver el último capítulo

de nuestra historia favorita.

 

Al menos contéstame

y, aunque sea difícil

que nos volvamos a ver,

a mí me harás sonreír

al leerlo.

 

Posdata,

la ciudad llora mucho estos días,

son tardes de película y manta,

y goteo en las cornisas.

 

La gente me pregunta por ti,

en las noches del Sena,

cuando amaina la lluvia

y el cielo está azul,

a su manera.

 

Adiós.

 

Pablo Melgar

Watching Lara + First rendez-vous – Yann Tiersen