La arquitectura de la mirada

II

la arquitectura de la mirada

no es cemento, ni siquiera cristal.

el tránsito nervioso es mi hábitat.

 

tengo la curva del corazón

en el agujero de las córneas.

 

pide un deseo de agua, venga va.

abre la puerta.

 

esa cara ensimismada

es una estrella fugaz

 

–en el recuerdo el manantial,

en el pecho la ciudad olvidada–.

 

la belleza es un líquido indescifrable.

Pablo Melgar