#12 Lecturas durante las vacaciones

Obra de Salman Toor (1983)

En capítulos anteriores…

Querido lector, te doy las gracias por la lectura y sobre todo por la creatividad que se pone en marcha cuando te abres a nuevas lecturas. En la entrada anterior, comenzamos en la ventana del mes de septiembre, esperando la lluvia con cuatro buenos libros en las manos:

1. Tensión y sentido: Una introducción a la poesía contemporánea, Mariano Peyrou.
2. Roma soy yo: La verdadera historia de Julio César, Santiago Posteguillo.
3. La insoportable levedad del ser, Milan Kundera.
4. El Señor de los Anillos, J. R. R. Tolkien.

Pero no termina de romper nunca este cielo agrietado y en Granada aún seguimos caminando con calor, en busca de la noche por los callejones árabes. La mejor estrategia es salir hacia el atardecer y llegar al mirador con un croissant en la mano, justo a tiempo para ver caer el sol tras las siluetas del valle. Dice Joan Margarit que «si no añoras el pasado, la muerte ya no tiene de qué hablar». Sintonicemos ahora las córneas, pues es un deber irresistible el vivir ese instante de calma.

‘El Mañana’ – Pablo Melgar © Albaicín (Granada), 2023

En la segunda parte de mi diario de lecturas del pasado verano, estos son los tres libros de los que hablaremos hoy:

5. En el brocal del tiempo, Juana Castro.
6. Tierra de mujeres, María Sánchez.
7. Cuaderno de campo, María Sánchez.

El pasado verano tuve que realizar mi Trabajo Fin de Master y para ello se me proponía el reto de elaborar una Unidad Didáctica para 4º de la ESO. Decidí, desde el principio, que quería buscar metodologías activas para la enseñanza de la poesía. Se me recomendó que buscara un antecedente directo en las últimas generaciones poéticas de España, si quería incluir poetas verdaderamente jóvenes en el currículo de enseñanza en secundaria. Además, para cumplir rigurosamente con la ley, debían de ser poetas andaluces. Escribo estas sesiones de lectura creativa, primero para mí: para volver a las resonancias y rescatar así el primer prensado de la viña. Pero también para ti, lector, porque considero que estos libros se merecen una oportunidad para ser leídos.


5. En el brocal del tiempo

El estudio de poetas mujeres era una buena oportunidad «para estar a la altura de los tiempos», tal y como propone la nueva ley educativa (LOMLOE). A través del proyecto ‘Las Olvidadas’ (Proyecto de recuperación digital de la poesía femenina andaluza aplicada al aula), empecé mi búsqueda de autoras. En este contexto, el repertorio de voces tendría en cuenta «la determinación de referentes valiosos, con espacio para las mujeres por la calidad artística de su escritura, desde una ideología no totalitaria ni patriarcal» (Martínez León, 2022, p. 84). Si nuestro objetivo es educar en igualdad de género, mediante prácticas «que ayuden a los futuros adultos a no asumir roles determinados por la ideología, normas y estereotipos sexuales», esta coeducación contemplaría no solamente referentes literarios masculinos sino también el estudio de textos escritos por mujeres. Entre todo el abanico de poetas que da visibilidad esta plataforma, di con la figura de Juana Castro.

La falta de referentes es una de las problemáticas que denuncia la obra de la poeta cordobesa y de esta manera se pregunta: «¿Cómo puede explicarse que una niña, hija de trabajadores del campo, de madre casi analfabeta, de un lugar, un espacio y una familia donde no existían los libros, sienta la necesidad, el deseo de escribir?» (Sánchez García & Gahete, 2017, p. 465). Me pareció una buena elección, por la reflexión que pondría sobre la mesa del aula. La autora se identifica con el concepto de ‘trasterrada’ por la sensación de vivir como una extranjera desde que nació, solamente por el hecho de ser mujer en un medio rural dominado por los hombres. A través de la poesía lleva a cabo un proceso de introspección y aceptación de su propia realidad: «la poeta se transforma en serpiente y en loba, los dos animales que en su hábitat, su cultura o su mitología propia se sitúan por fuera de los círculos humanos, y que encarnan lo terrible».

Tanto por edad como por su ímpetu rupturista, esta autora podría encuadrarse perfectamente dentro de la Generación de los Novísimos (cuyo nombre le dio la antología realizada por el crítico José María Castellet en 1970 a los poetas de la Generación del 70). Aún así, Antonio Rodríguez Jiménez advierte que Castro inició su producción escrita de manera tardía, «por lo que se la puede emparentar con las poetas diferenciales que no estuvieron adheridas a la poesía de la Experiencia y lucharon por mostrar su originalidad creativa y su honda fuerza de pensamiento poético». Para Sharon Keefe Ugalde, Juana Castro comparte situación con un grupo de autoras (Amparo Amorós, Ana Rossetti, Concha García, Blanca Andreu y Luisa Castro) que gracias a sus poéticas «innovadoras y a veces subversivas» encontraron su lugar en los años posteriores al franquismo y la llegada de la democracia.

A lo largo de sus textos, hay una clara intención de crear mitos a partir de su vivencia personal, en su propósito de conformar la «utopía de una feminidad distinta, de una feminidad ‘otra’ que no sea la marcada por los fantasmas o los mitos masculinos. […] Ahora la relación de la Mujer será consigo misma». Por ejemplo, en su poemario ‘Narcisia’ nos muestra a una diosa que se aleja de las visiones tradicionales de la feminidad, rodeada de erotismo y naturaleza: «Como la flor madura del magnolio / era alta y feliz. En el principio / sólo Ella existía. Húmeda y dulce, blanca, / se amaba en la sombría / saliva de las algas» (Castro, 2023, p. 71). Para Concha García, «se trata de negar la continuidad del papel que se le tenía asignado históricamente por haber nacido mujer en la España retrógrada y clerical de la post-guerra» (Castro, 2023, p. 10).

Además de las narrativas de empoderamiento, su calidad literaria asume distintas tradiciones como la árabe. Los poemas de la autora andaluza sintetizan claramente ética y estética, por lo que su antología ‘En el brocal del tiempo’ (que resume el grueso de su obra) supone una buena referencia para una propuesta didáctica. Además, su conciencia expresa de ser mujer puede generar numerosas y enriquecedoras reflexiones dentro del aula y ser un buen referente para futuras escritoras: dice Rodríguez Jiménez que «su poesía busca expresar la singularidad reconciliándose con todo el complejo entramado de la vida» (Sánchez García & Gahete, 2017, p. 248).

En 2010 recibió el Premio Nacional de la Crítica por la Fundación José Manuel Lara y en su página web cualquiera puede leer una larga lista de distinciones por parte del gremio literario. Aún así, su obra no ha sido pertinente para ser incluida hasta ahora en los planes de estudio de la poesía de los primeros años de democracia. Con mi trabajo pretendía cambiar esa situación, siguiendo el ejemplo de la plataforma ‘Las olvidadas’ que incluye algunas propuestas didácticas, a partir de sus textos, para su estudio en la secundaria.


Autora: Juana Castro

Editorial: Almuzara

Poema: ‘Silencio sideral’.

«La sed, la sed es el dibujo

que definió con ella su silencio.

Una sed de latido, de albahaca,

de sol ancho y océanos, de pan

ceñido en manta, fermentando

de paz y oscuridad y levadura.

–Tengo sed. Tengo sed fue la quinta

palabra de Jesús en la cruz,

y le dieron vinagre con hiel

por refrenar la sombra de sus labios.

Mi madre ni siquiera

pudo decir esa palabra, tengo sed.

Cómo ponerle nombre a un deseo

que salía y saltaba de alguna fuente oculta,

si no había ni ojos, ni oídos, ni garganta

con que ensillar caballos que escucharan el mundo.

Mundo, demonio y carne, tengo sed.

Y callas y clausuras

ventanas porque todo

está dicho y la sed

no es una sed de agua. Ni de amor,

ni de todo

lo que el hueco del libro

le cantará a tu hija,

prohibido, prohibición,

no, no lo digas, pásalo. Pásalo.

¿Desde cuándo

puede una mujer honesta

tener sed?»



6. Tierra de mujeres

¿Suponemos entonces que los poemas de Juana Castro nos sirven de paradigma ante las preguntas pertinentes sobre la igualdad de género en el mundo actual? Desde luego que sí, aunque si quería acercarme más a la realidad de nuestros alumnos fuera quizás insuficiente. Esta poeta nacida en 1945 es un gran ejemplo de las poéticas feministas andaluzas pero hay una brecha generacional importante entre ella y los más jóvenes. Por tanto, se hace necesaria una búsqueda de cuál podría ser la continuación natural en cuanto a las temáticas que propone Castro y mostrar cuál es la realidad actual de las poetas contemporáneas.

Seguía la estela de los conceptos de ‘literatura subterránea’ (Remedios Sánchez) que pone de manifiesto el escaso protagonismo de las mujeres en los cánones literarios y de ‘trasterrada’ (Juana Castro) que traslada la problemática a la expresión de la vivencia de ser mujer en un mundo dominado por hombres; para llegar a ‘las narrativas invisibles’ que suponen el cuerpo vertebrador del trabajo de María Sánchez: «la identidad de la mujer rural como prisionera de la narrativa masculina dominante» (Frühbeck Moreno, 2020, p. 29). Esta veterinaria y poeta cordobesa nacida en 1989 se pregunta en su revelador ensayo ‘Tierra de mujeres’ que dónde están las mujeres y su mensaje subraya el papel que cumplen las nuevas generaciones al respecto.

La poética de Sánchez pretende, al igual que Juana Castro, reescribir las identidades marginadas y subrayar el valor que tienen: «Esta nueva identidad nacerá en primer lugar de una lectura positiva de todos los elementos que la condenaban a existir como un ser inevitablemente subordinado» (Frühbeck Moreno, 2020, p. 37). De su lectura se desprenden conceptos novedosos como el ecofeminismo que apuesta por negar cualquier tipo de jerarquías entre todos los seres de la Tierra y, frente a la dominación imperante, basa su deconstrucción transversal (en todos los aspectos de la vida) en la ética del cuidado: aquella que la poeta aprendió de todas esas mujeres del mundo rural que, aún invisibles en un mundo de hombres, se encargaban del «afecto y los cuidados hacia los que nos rodean. El apego y la atención. La comunidad y sus vínculos» (Sánchez, 2018).

Cuando presenté mi trabajo, una catedrática (miembro del Tribunal) me aseguró el dato que más llamó su atención de la lectura de este ensayo: hasta ahora solamente un 2% de las mujeres en el mundo rural estaban dadas de alta en la seguridad social. De este magnífico texto en el que establece las líneas generales de su poética y a la vez de su labor de activismo, rescaté el título de mi trabajo: ‘Las labores silenciosas de la mujer rural’.


Autora: María Sánchez

Editorial: Seix Barral

Cita: «Sé que esto que acabo de exponer ahora puede parecer demasiado obvio. Hace diez años, incluso menos, no era así. Por suerte, pertenezco a una generación que brilla y que tiene una labor fundamental: rescatar a todas esas mujeres que han quedado apartadas a lo largo de los años, sin voz, como se dejan solos, sin remordimiento ninguno, a esos muebles de algunas casas vacías junto a las polillas, amparados bajo una sábana inútil que no ofrece ninguna protección. Sólo las invisibiliza. Sólo apaga su voz. Gracias a este despertar colectivo, gracias al feminismo, surge una búsqueda incansable y necesaria. Al fin, estamos conociendo a científicas, escritoras, activistas, pensadoras, ecologistas, conservacionistas…, mujeres que se movieron y destacaron en un mundo de hombres pero que, por el hecho de ser mujeres, pasaron totalmente desapercibidas».



7. Cuaderno de campo

El aclamado poemario ‘Cuaderno de campo’ (2017) ha sido un fenómeno inusual de ventas en España y el pasado mayo de 2022 se reeditó su decimonovena edición. Este título se suma al ensayo ‘Tierra de mujeres’ (2018) y al libro ‘Almáciga. Un vivero de palabras de nuestro medio rural’ (2020) en una obra que Rosa Berbel califica de fenómeno editorial y tendencia de pensamiento: «la creciente asimilación de la estética neorrural en el panorama cultural y político del presente ha evidenciado que el retorno al campo ocupa en el pensamiento contemporáneo». De donde resulta que mi propuesta didáctica se atreva a integrar dentro del aula de secundaria estos debates que tejen «lazos entre las mujeres, el feminismo, la naturaleza y la ecología» (Sánchez, 2018). Por un lado, visibiliza el papel de la mujer y, por otro, el del medio rural.

En su ensayo, la poeta aseguraba que no quería ser como su madre cuando era pequeña sino como su padre y su abuelo. Ahora, como poeta, genera identidades en las que poder reflejarse. Su discurso cuestiona las narrativas dominantes del capitalismo patriarcal (ecofeminismo). La poeta rescata la figura de esa mujer relegada al ámbito de lo doméstico durante generaciones y la establece como mediadora entre la naturaleza y la cultura. Esta lectura positiva reescribe la identidad marginada y se pregunta a la vez por su verdadero papel en el mundo: «porque vosotros con esta parte de mi cuerpo os comportáis como pájaros / porque a todos vosotros os cobijé en la misma región anatómica / y, aunque solo sepa de cuerpo y enfermedades de animales, / podría equipararme con cualquiera de ellos y deciros que / tengo el corazón de vaca / tengo los dientes de perro / tengo la placenta de yegua / tengo el vientre lleno de leche de gato para las crías que invento».

Según Sánchez, la cultura de masas menosprecia no solo a las mujeres sino a todas las personas que viven en los medios rurales. Pretende darle voz a un medio silenciado y muy castigado económicamente (a causa de los efectos de la España vaciada): «Nos inferiorizan. Porque no nos dejan hablar». En esa búsqueda lleva a cabo una lectura diferente de los orígenes familiares, desde dentro: «Soy de la tercera generación de hombres que vienen de la tierra y de la sangre. De las manos de mi abuelo atando los cuatro estómagos de un rumiante. De los pies de mi bisabuelo hundiéndose en la espalda de una mula para llegar a la aceituna. De la voz y la cabeza de mi padre repitiendo yo con tu edad yo y tu abuelo yo y los hombres». ‘Soy de la tercera generación de hombres’, escribe la mujer.

¿Hay espacio para ella en ese mundo de hombres? Frente a la individualidad exacerbada de las ciudades donde se fomenta la competitividad, el medio rural que defiende se sitúa como un espacio entre iguales donde se ayudan los unos a los otros: «Porque pensaba en mis abuelas y en todas las mujeres de los pueblos. En sus casas. Con las puertas abiertas, con los zaguanes siempre encendidos. Unas pendientes de las otras, cuidándose entre ellas. Cruzando sus calles con las ollitas calientes, con cestos llenos de huevos y verduras, con el pan bajo el brazo. Compartiendo. Sin necesidad de buzones ni pegatinas. Sin necesidad de que alguien piense como original e innovador algo que es tan primario y que llevamos tan dentro: el afecto y los cuidados hacia los que nos rodean. El apego y la atención. La comunidad y sus vínculos».

En cuanto a los aspectos técnicos de su escritura, la cordobesa también cuestiona las narrativas dominantes a través de recursos como el verso libre, el encabalgamiento, el ritmo, los discursos imprevisibles, el uso diferente de la puntuación y la metonimia. Para Carlos Frühbeck Moreno, en su lectura se ponen de manifiesto las nuevas relaciones de dependencia («las ovejas van / tras sus corderos»), conceptuales («en ternura / y en presa») y la relación tradicional de la feminidad con lo impuro («un libro con las mismas / manchas»).

Además, como veterinaria de oficio traslada los discursos objetivos de los manuales de biología a los textos poéticos: «Solo hay una forma correcta de llevar un registro de aves: / -el sujeto que observa y anota es siempre el mismo / -las manos que agarran siempre son las mismas / -los animales que escriben tarde o temprano hacen el nido / -en ningún caso se permitirá el retorno de un animal del cuaderno enfermo al cuaderno sano / -las aves y este cuerpo siempre buscaron la caída / – hombres y animales siempre comparten la misma página».

El hombre y el animal se igualan así en el poema que pone de manifiesto su relación de interdependencia: los unos dependen de los otros. Incluso invierte los papeles y utiliza el lenguaje científico sobre el comportamiento animal para describir la naturaleza del hombre: «Algunas enfermedades hacen perder el sentido de la huida al animal / no estoy enferma / pero tampoco huyo / a lo mejor es que simplemente / quiero que me atrapen: / un cepo quizás es anestesia / luego vendrá / la venda contra la herida». Otro tipo de orden es posible y quizás necesario.


Autora: María Sánchez

Editorial: La Bella Varsovia

Poema:



La labor silenciosa de la mujer rural es un referente directo para la ética del cuidado: no solo un aspecto a destacar, sino que podría establecerse también como un camino factible y pacífico, frente a los retos que enfrenta la humanidad en el siglo XXI (desigualdad, contaminación, cambio climático, producción en masa, éxodos masivos, consumismo exacerbado, etc.). Creo de verdad que los adolescentes son absolutamente capaces de reflexionar sobre cuestiones éticas y sociales, como el ecofeminismo o la España vaciada. El estudio de la obra de Juana Castro y de María Sánchez en la adolescencia me parece no solamente adecuado sino muy necesario a esas edades. En primer lugar, por incluir referentes femeninos en las programaciones académicas que puedan incitar a las chicas más jóvenes a ponerse escribir. Y, en segundo, por su labor de activismo: su discurso no es vengativo sino que pone la lupa en aquellos aspectos que siempre estuvieron allí pero que nadie les dio el valor que se merecen. En las próximas sesiones desarrollaré algunas actividades interesantes que han surgido de estas lecturas. ¡Nos leemos, lector!



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