#15 El sueño del escolar

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“Lejos de los estudios y de las preocupaciones, una apacible alegría hizo renacer mi fatigada mente.

Con el pecho hinchado por un desconocido y delicioso contento,

olvidé las lecciones tediosas y los discursos tristes del maestro;

disfrutaba al mirar los campos a lo lejos y los alegres milagros de la tierra primaveral.”

‘El sueño del escolar’ – Arthur Rimbaud a los 14 años



Según el Informe de Resultados sobre ‘Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España’ llevado a cabo por la Federación de Gremios de Editores de España en el año 2022, solo un 59,7% de andaluces son lectores de libros en su tiempo libre (cuartos por la cola y aún debajo de la media española, 64,8%). Conforme a este mismo estudio el 76,7% de los lectores asegura que su último libro fue de Literatura pero solamente un 1% se decidió por la poesía. Dice George Jean que «los niños van muy pocas veces a buscar espontáneamente libros de poesía si no han sido incitados a ello por alguien». Si los años de escolarización obligatoria en España se enmarcan entre los 6 y los 16 años, etapa fundamental en la formación de hábitos y gustos de una persona; no es difícil llegar a la necesaria cuestión autocrítica:

¿Por qué hay una transmisión deficiente de la poesía en las aulas de secundaria?

Es bien conocida la ansiedad generalizada, dentro de los departamentos de Lengua y Literatura en los institutos de España, por cumplir de manera estricta los planes educativos en un escaso periodo de tiempo. Querer abarcar toda la Historia de la Literatura Española (con sus extensas listas de autores representativos, generaciones poéticas y la gran abundancia de formas) es un objetivo quizá demasiado exigente para aquellos lectores poco experimentados como son los alumnos de secundaria. Según el estudio de G. Bordons, J. Ferrer, M. Naranjo y S. Rins (2003), se observa un excesivo protagonismo de los profesores que pasan de puntillas por los contenidos de manera programática, a contrarreloj y con el apoyo de actividades demasiado pautadas. Además, el conflicto se agrava en aquellos casos en los que el docente no domina el contenido o, en el caso contrario, se excede en su acercamiento filológico (con abruptos análisis y comentarios de texto) que tratan la poesía como un mero objeto a examinar y se alejan del objetivo primordial: “leer por placer” (Ramos y Ambròs, 2008, p. 143).


Cuesta de Moyano (Madrid) – © Pablo Melgar, 2019.

El poeta Mariano Peyrou escribe en su magnífico ensayo ‘Tensión y sentido. Una introducción a la poesía contemporánea’ (link a la reseña): «no creo que haya que tratar de acercar la poesía al público haciéndola más simple y degustable, sino acercar el público a la poesía, con toda su complejidad». Para ello ve necesario manejar grandes dosis de incertidumbre e indefinición para poder aproximarse a la experiencia estética de un poema que no solo tiene que ver con una descodificación exhaustiva de los recursos literarios empleados sino también de la propia vivencia de esa tensión en la lectura: «Es como una exploración de ciertos territorios informes pero perceptibles. Conocerlos, aunque sea un poco, puede modificar nuestra manera de estar en el mundo».

La misma definición de poesía ha variado con el paso de los siglos: para Aristóteles era un arte de imitar la realidad mediante el lenguaje –mímesis– (335 a. C.) y para Alejandra Pizarnik (1936-1972) un síntoma del delirio poético en el que el poeta es víctima del ‘pathos’: una mirada desde la alcantarilla / puede ser una visión del mundo / la rebelión consiste en mirar una rosa / hasta pulverizarse los ojos”. Como vemos, incluso difiere entre distintos autores y las ideas que cada lector extrae de un mismo texto también pueden cambiar si la lectura tiene lugar en distintos momentos vitales. ¿Por qué limitar entonces la lectura poética a esas listas exhaustivas de rasgos que los alumnos deben memorizar? Peyrou aboga por una apertura del sentido en la lectura poética: «Durante el proceso de investigación, se confirma que ‘la verdad’ no existe, que las cosas no son de una única manera, que dependen de la mirada que trata de definirlas». Aceptar que no existe la interpretación única de un texto poético es una idea que puede ser muy gratificante para su enseñanza en las aulas de secundaria. Apostar por la reflexión y el debate es uno de los objetivos claros de mi propuesta.

La intención pedagógica y tecnócrata de la enseñanza de la literatura debe combinarse mucho más con lo lúdico (sin pasarse), si quiere estimular de verdad la curiosidad de los adolescentes. Mata Anaya insiste en la importancia de la provocación de los deseos a este respecto: «los alumnos de los profesores amantes de la poesía perciben de inmediato esa querencia, […] es cuestión de convicción más que de ciencia» (Mata Anaya, 2009, p. 63). Sin olvidar la necesaria tarea analítica, es labor del profesor el entusiasmar a sus alumnos con emoción, anhelo y entrega; para que sean capaces de sentir y meditar los textos, según su fuero interno.


Paseo del Salón (Granada) – © Pablo Melgar, 2022.

Una buena respuesta a la pregunta inicial de esta entrada la tenemos en la figura del profesor de la Escuela de Nueva York, Kenneth Koch. He estudiado algunos de sus métodos de enseñanza y, sobre todo, su consejo. No es posible desarrollar metodologías alternativas de enseñanza sin la implicación total del profesor y su capacidad para contagiar entusiasmo por la materia. Dice Ron Padgett que «en 1968, cuando Koch comenzó su trabajo con los niños, la idea dominante en muchos colegios era que estos no podían escribir poesía» (Koch, 2022, p. 15). Su metodología, volcada en el libro ‘Wishes, Lies and Dreams’ (1970), revolucionó el acercamiento de la poesía en escuelas no solo de Estados Unidos sino de diversos países de todo el mundo y acabó siendo publicado por Penguin Random House y Harper & Row Perennial (dos de las editoriales más importantes del mundo). Su filosofía de interpretar los textos a partir de la creación es innovadora y de sobra probada en la práctica. Así resumen los prologuistas de la editorial española Kriller71, la perspectiva de su trabajo:

«La postura de Koch dista mucho, por tanto, de la del aburrido profesor de lengua que obliga a memorizar poemas y recursos literarios. Su propósito, por el contrario, es acompañar a los niños en el desarrollo de una forma de lectura crítica, colectiva y, sobre todo, placentera, que permita disfrutar de toda la potencia de sentidos que se despliegan en el lenguaje poético. Por eso es fundamental […] que el profesorado no actúe como un guardián de los significados: qué significa el poema importa menos que qué nos hace sentir, qué nos evoca, qué representa para cada uno en el momento de su lectura. […] Porque para escribir poesía con niños es imprescindible desjerarquizar el aula y convertirla en un entorno lúdico donde todas las intervenciones sean acogidas y se tomen en serio. […] La voluntad real de dotarlos de herramientas para animarlos» (Koch, 2022, p. 10).


‘Una hormiga es el principio de un nuevo universo’, Kenneth Koch

Autor: Kenneth Koch

Edición: a cargo de Claudia González Caparrós y Aníbal Cristobo.

Editorial: Kriller71

Cita: «Cuando doy clases soy entusiasta, me muevo mucho, hablo mucho, bromeo con los estudiantes. Los niños generalmente escriben buenos poemas. Después de verme enseñar, algunos profesores han concluido que, dado que no comparten mi personalidad y mis modos, no serán capaces de enseñar poesía. Esto no es cierto. En la escuela Brogaw Avenue en Newark, Nueva Jersey, trabajé con una profesora que pidió a sus alumnos de cuarto grado que escribieran un poema ‘Me gustaría’, mientras yo sólo observaba. La idea era simplemente empezar cada verso con las palabras ‘Me gustaría’ y expresar un deseo, sin importar cuál. Cuando yo daba esa clase siempre insté a los niños a ser desinhibidos y locos, a que desearan lo más sorprendente y extraño que pudieran imaginar. Después de todo, dije, ¡tal vez se hiciera realidad! Estaba emocionado y ellos también lo estaban. Escribieron sobre tener un montón de perros, sobre ir a la luna, sobre vivir en un palacio. La profesora de Newark lo hizo de una forma distinta. Apoyad vuestros brazos en el escritorio y reclinad vuestra cabeza sobre ellos y pensad lo que verdaderamente deseáis. Podéis pensar en cualquier cosa, lo que más os guste del mundo entero. Sólo deseadlo. Cerrad los ojos y soñad. Y luego escribid esos sueños. Lo dijo dulce y suavemente. En la sala reinaba el silencio. Y los niños escribieron. Sus poemas eran maravillosos. Escribieron sobre tener un montón de conejos, sobre viajar hasta el sol y sobre vivir en una montaña. Y sobre muchas otras cosas. Enseñar con la personalidad que tengas, con el conocimiento y los sentimientos que tengas, si te gustan la poesía y los niños, hará que todo salga bien».


Por lo tanto, cualquier propuesta didáctica en el terreno de la poesía deberá apoyarse en la Taxonomía de Bloom como una de las «herramientas clave para los docentes y los encargados del diseño de capacitaciones» (Churches, 2009, p. 1). Si ‘desjerarquizamos’ el aula, aceptamos la incertidumbre que nos transmite la lectura poética y ponemos al estudiante en el centro de la cuestión, es necesaria entonces una guía de las fases que estructuran el proceso de aprendizaje: «Debemos enseñar conocimiento o contenido contextualizado con las tareas y actividades que llevan a cabo los estudiantes. Nuestros estudiantes responden positivamente a problemas del mundo real. Nuestro suministro de conocimiento debería constituir un andamiaje que apoye el proceso de aprendizaje y ofrezca fundamento a las actividades. Como sabemos por la Pirámide del Aprendizaje, el contenido o el concepto entregado sin ningún contexto u otra actividad de apoyo tienen una rata de retención muy baja» (Churches, 2009, p. 5).

En este sentido, la creación de conocimiento se sitúa en la cúspide de las habilidades de pensamiento de orden superior. Para construir la secuencia de actividades, hay que acudir además a ‘la teoría del andamiaje’ que propuso la Psicología Evolutiva de Bruner y Vigotsky. En nuestro objetivo de guiar a los adolescentes a que construyan su propio conocimiento, hay que tener en cuenta el concepto de ‘Zona’: «la distancia entre el nivel de Desarrollo Real (lo que el niño es capaz de realizar por sí solo) y el nivel de Desarrollo Potencial (lo que puede llegar a hacer con ayuda de los demás)». Se aportará así una serie de ‘andamios’ que ayuden a los alumnos a la consecución de una serie de retos progresivos. Que los adolescentes se enfrenten a la propia escritura debe de ser entonces la meta en base a la cual se puede trabajar.


«Una foto del poeta francés Arthur Rimbaud hecha con Inteligencia Artificial engañó a sus fanáticos alrededor del mundo», INFOBAE.

“Estimado señor:

Ya está usted otra vez de profesor. Nos debemos a la sociedad, me tiene usted dicho: forma usted parte del cuerpo docente: anda por el buen carril. — También yo me aplico este principio: hago, con todo cinismo, que me mantengan; estoy desenterrando antiguos imbéciles del colegio: les suelto todo lo bobo, sucio, malo, de palabra o de obra, que soy capaz de inventarme: me pagan en cervezas y en vinos. Stat mater dolorosa, dum pendet filius, — Me debo a la Sociedad, eso es cierto; — y soy yo quien tiene razón. Usted también la tiene, hoy por hoy.”

‘Cartas del vidente’ – Arthur Rimbaud


Dicen los psicólogos que en la pubertad se produce «la última gran reorganización cerebral en el ciclo vital» (Duilio Marcos, 2013, p. 28), según Piaget hasta los 15 ó 16 años. En la adolescencia tiene lugar un desfase significativo entre la maduración del sistema límbico (emociones) y el de la corteza prefrontal (funciones ejecutivas) que tiene que ver con un afianzamiento de la capacidad de adaptación con el ambiente. Los jóvenes empiezan a tomar decisiones por sí mismos, desarrollan el razonamiento abstracto y con ello son capaces de anticiparse a las consecuencias de acciones más complejas que las rutinarias. «Los adolescentes van tomando el control de su vida mental, eligen en qué pensar, cuándo y dónde hacerlo, y cómo asignar su esfuerzo cognitivo» (Kuhn, 2006, 64). Advierten los expertos de la importancia, durante la educación secundaria, de la protección ante comportamientos de riesgo por parte de los jóvenes: el incremento de la exploración y la rebeldía frente a conductas estereotipadas lleva a los alumnos a interesarse por objetivos más complejos «que requieren un abordaje novedoso y creativo» (Verdejo-García & Bechara, 2012, 227).


San Miguel Alto (Granada) – © Pablo Melgar, 2023.

La poesía es el género textual que mejor casa con el sentimiento juvenil y por eso se advierte que «en la práctica se está desaprovechando la potencialidad educativa que la poesía representa en la adolescencia, así como la predisposición natural al disfrute poético y al desarrollo de la sensibilidad estética» (Zaldívar Sansuán, 2017, p. 262). Ese impulso por conocer nuevos espacios en búsqueda de una identidad propia es para el escritor Roberto Bolaño lo que caracterizó a Arthur Rimbaud, el poeta joven por excelencia: «el gesto del adolescente frágil, inerme, que apuesta lo poco que tiene por algo que no se sabe muy bien qué es, y que generalmente pierde» (Bolaño, 1999). «Quiero ser poeta y me estoy esforzando en hacerme Vidente» (Rimbaud, 1871: 2), escribe en sus famosas Cartas del Vidente en 1871 con apenas diecisiete años. La práctica poética puede servir también para que los jóvenes se sientan capaces de expresar sus pasiones, temores o desengaños en esta etapa de enormes cambios.


“Por el momento, lo que hago es encanallarme todo lo posible. ¿Por qué? Quiero ser poeta y me estoy esforzando en hacerme Vidente: ni va usted a comprender nada, ni apenas si yo sabré expresárselo. Ello consiste en alcanzar lo desconocido por el desarreglo de todos los sentidos. Los padecimientos son enormes, pero hay que ser fuerte, que haber nacido poeta, y yo me he dado cuenta de que soy poeta. No es en modo alguno culpa mía. Nos equivocamos al decir: yo pienso: deberíamos decir me piensan. — Perdón por el juego de palabras.

YO es otro. Tanto peor para la madera que se descubre violín, ¡y mofa contra los inconscientes, que pontifican sobre lo que ignoran por completo!

Usted para mí no es Docente. Le regalo esto: ¿puede calificarse de sátira, como usted diría? ¿Puede calificarse de poesía? Es fantasía, siempre. — Pero, se lo suplico, no subraye ni con lápiz, ni demasiado con el pensamiento.”

‘Cartas del vidente’ – Arthur Rimbaud


Si ni siquiera uno de los mayores doctos en la materia, como Jorge Luis Borges, supo encontrar una definición exacta de qué es la poesía: «Sabemos lo que es pero no podemos definirla»; ¿por qué incidir siempre en los aspectos memorísticos y teóricos para dejar de lado el aprendizaje vivencial, emocional y afectivo? En lo que coinciden todas estas definiciones imposibles es en la experiencia de buscar o aquello que conocemos como «hacer lo necesario para conseguir algo» (Real Academia Española, 2023, definición 2). En el reto imposible de definir la poesía es donde tiene lugar su lectura, para ello Raquel Zaldívar propone otras metodologías alternativas a las tradicionales: como el trabajo personalizado, la conversación literaria, la vivencia de la experiencia poética, la relación entre poesía y realidad, la reflexión sobre los aspectos temáticos y el conocimiento emocional, las labores de investigación y recitado, la escritura creativa o la puesta en práctica de la métrica y las figuras retóricas.

Si tu sueño es incrementar ese 1% de lectores de poesía en el futuro (de una u otra forma), para ello necesitas implementar algunas de técnicas de aproximación a lo poético. Aparte de la maravillosa edición de Kriller71 sobre el trabajo de Kenneth Koch, ‘Una hormiga es el principio de un nuevo universo’ (Leer y escribir poesía con niños y niñas)’, te recomiendo estos dos títulos que espero rescatar en futuras entradas. ¡Nos leemos, lector! Gracias por el tiempo, que es lo más valioso que tienes. Si te ha gustado esta lectura no dudes en dar un like o recomendar este texto en tus redes (un pequeño gesto tuyo significa un mundo para mí).


‘Escritura no-creativa. Gestionando el lenguaje en la era digital’, Kenneth Goldsmith

Autor: Kenneth Goldsmith

Editorial: Caja Negra

Cita: «El escritor no-creativo navega la Web de modo constante en busca de un nuevo lenguaje, su cursor captura las palabras de múltiples e insospechadas páginas como en un encuentro clandestino».


‘Todo lo que hay que saber sobre poesía’, Elena Medel

Autora: Elena Medel

Editorial: Planeta. Colección Ariel Letras.

Cita: «confiamos en demostrarte que un poema habla tu mismo idioma y significa justo lo que tú quieras».


La escritora y editora (La Bella Varsovia) cordobesa tiene una maravillosa newsletter en la que (casi) siempre descubro a nuevos poetas. ¡Te invito a leerla en Substack!