Si hay alguien capaz de retratar de forma veraz una vida deprimente esos son los Coen, sin duda. Esta pareja de hermanos son especialistas en personajes necios y acabados. La verdadera exasperación que te produce el listillo de turno al contar memeces sin gracia o el aburrimiento que ocasionan aquellos pesados sin final, esos son los personajes que los Coen suelen incluir en sus películas. En Inside Llewyn Davis hay infinidad de ellos pero uno es el protagonista de la historia y esta vez han optado por contar la vida de un fracasado.

Llewyn Davis es un músico brillante que mendiga cada noche un sofá donde caerse muerto tras una jornada de tiros errados. La música folk la tiene metida en la sangre y lo único que se le da bien en la vida es coger su guitarra y entonar su voz con el movimiento de sus dedos. Su agente discográfico solo puede ofrecerle un abrigo para que no pase frío por la calle y todos sus seres queridos le miran negando con la cabeza, hartos de verle deambular sin rumbo.

Es un completo desastre, se gasta el dinero en abortos y se acuesta con la mujer de su único amigo. Pero tampoco le acompaña la suerte, pues su antiguo compañero de escenario se tiró por un puente y desde entonces no goza de más éxito que el de unos pocos aplausos en el Gaslight Café, un café neoyorquino donde se hacían conciertos de música folk durante la década de los sesenta y del que Llewyn obtiene unos pocos dólares por actuación.

Le vemos dar bandazos de aquí para allá siempre con una canción para cada momento, a pesar de que las circunstancias no puedan ser más penosas. En su camino se cruzarán todo tipo de personajes de la factoría Coen. Aparece, una vez más en la filmografía de estos hermanos, un John Goodman en la piel de un drogadicto y latoso que no para de hablar hasta quedarse dormido. Además de una retahíla de músicos sin sal que superarán una y otra vez a un Llewyn que no parará de preguntarse: “¿Qué estoy haciendo?”.

“Probablemente lo hayáis escuchado antes. No es nuevo y nunca envejece, y es una canción folk.”

 

 Es un filme peculiar, como no podía ser de otra manera. Y no tiene momentos épicos ni giros argumentales que nos dejen sin habla pero hace un retrato fiel de la frustración y deja más poso que sobresaltos y paradas cardíacas. La música es deliciosa y se saborea lento y despacio como el humo del cigarro en un concierto de música folk. Es un buen año de cine y los Coen no podían faltar en él.

 Y me ha hecho pensar mucho en el fracaso esta película, puesto que Llewyn prefiere vagar con su guitarra al hombro en vez de existir en otros rumbos de infelicidad. Él confía plenamente en su potencial y recorre el mundo llamando puerta por puerta para conseguir una prueba, un contrato o una simple actuación que le permita ganar un dinero para sobrevivir. ¿Sería más plena una vida sin vocación alguna?

 Muchos querríamos vivir algún día del talento que suponemos tener en nuestra pluma, nuestra guitarra o en cualquier cosa a la que dediquemos el tiempo de nuestra existencia; pero solo unos pocos lo consiguen. Es una apuesta arriesgada la de invertir en las posibilidades de uno mismo pues puedes acabar como Llewys, esperando el tren que te lleve a la fama que mereces, después de haber dedicado todos tus años a mejorar en lo único que sabes hacer. Pero aunque ese tren no llegue nunca y siempre haya un Justin Timberlake más exitoso y con menos talento que tú, estoy seguro de que habrá un significado en tu vida.

 Es difícil vivir de la música folk, de la literatura o de cualquier sueño pero vale la pena intentarlo o solamente disfrutarlo mientras tanto, en eso consiste la vida: en vivir lo que ocurre entre cada intento. Puede que no lo consigas y que tu camino sea otro pero siempre habrá un Bob Dylan en la sala, con tus mismas circunstancias, que de con la tecla y consiga el sueño de todos. Hoy Dave Van Ronk, en quien se basa el personaje de Llewyn, es recordado como una de las figuras más importante sen el renacimiento del folk de los años 60.

  Pablo Melgar

 Póster de Jeroen Van de Ruit

 

Hang me, Oh Hang me – Oscar Isaac

 

Título original: Inside Llewyn Davis

Año: 2013

Director: Joel Coen, Ethan Coen

Guión: Joel Coen, Ethan Coen

Reparto: Oscar Isaac, Carey Mulligan, John Goodman, Ethan Phillips, Garrett Hedlund, Justin Timberlake, Max Casella, F. Murray Abraham, Jeanine Serralles, Stark Sands, Jerry Grayson, Robin Bartlett, Adam Driver

Género: Drama, Comedia dramática, Música, ROad Movie, Años 60, Gatos

Nota: 8 Notable

Nota filmaffinity: 7,0

Nota IMDb: 7,9