Down by the river – Neil Young
La mayoría de las grandes genialidades de la historia cultural han sido consecuencia de tremendas condiciones de tragedia, emoción y sentimientos en estado puro. Esa inspiración conseguida a través de esos estados paralelos a los que nos vemos inmersos los humanos en determinadas circunstancias son aprovechadas por los “genios” para ser traducidas en composiciones modélicas.
Dicen que una vez, en los años sesenta, Neil Young estaba en su casa de Topanga Canyon, California, cuando sufrió una tremenda fiebre. La temperatura subió casi hasta los 40 grados, lo que provocó en el canadiense un tremendo delirio. En su ensoñación, la que algunos experimentan con las drogas y que Young sufrió por culpa de la propia fragilidad humana, su mente se introdujo en un viaje río abajo.
Punteos epilépticos intermitentes acompañados de un estado irreversible de locura conformaron “Down by the river”, uno de los himnos de Young. La historia cuenta cómo un hombre mata a su amante por haberla pillado siéndole infiel. Indignado y con graves problemas para controlarse a sí mismo, se cita con su mujer en el río donde la mata. Unas horas más tarde el alguacil le arresta en su casa. Ésta es una de las versiones más aceptadas popularmente y por el propio artista, aunque sí es cierto que ni él mismo acaba de declarar una versión oficial sobre la interpretación. Al fin y al cabo una fiebre es una fiebre y lo que pasara por su cabeza es difícil de descifrar. Así, en alguna ocasión dijo que no supone un asesinato real sino solamente una súplica, un grito desesperado: “Be on my side!”
Fue grabada el 17 de enero de 1969 bajo la productora americana Reprise Records, perteneciente a la Warner, e incluida en el álbum “Everybody knows this is knowhere”, uno de los álbumes más importantes del género y de la época (reconocido por la revista Rolling Stone en el puesto 208 entre los 500 mejores álbumes de todos los tiempos). Supuso el primer trabajo en solitario de Neil Young, tras su ruptura con la mítica Buffalo Springfield y su primera colaboración con los Crazy Horse, con los que hoy en día sigue colaborando en sus “idas y venidas” habituales.
Larga, de unos 9 minutos, “Down by the river” supone un diálogo entre los instrumentos y las voces con la guitarra de Neil Young que desvaría e improvisa de una manera casi hipnótica. Voces a ritmo lento y cambios de velocidad y potencia. Una debilidad personal que consigue hacer delirar, como él, en una visión psicodélica de la realidad. Ojos en blanco, espasmos y labios roídos. Una obra de arte, con comienzo sugerente, digna de una época dorada de guitarristas y de delirantes artistas.
Pablo Melgar
Yeah, she could drag me
over the rainbow,
send me away.
Down by the river
I shot my baby,
dead, oh, shot her dead.
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