Pasaban las semanas y esa velocidad cual gacela veloz, por la que estaban pagando, no era más que la de una tortuga coja. Confusos, llaman al “Servicio de atención al cliente” para conseguir una solución a esa lentitud del servicio. Allí, les atiende Margarita, una operadora de origen latino, que responde de forma similar a un robot y que les pasa con el servicio de averías, atendido por Alfredo. Alfredo, también de origen latino, con una iniciativa entrañable consigue la brillante idea de comprobar mediante un “Test de velocidad”, existente en la red y patrocinado por Ono, la velocidad real que había en casa de Javier con estas palabras: “Abra el Internet Explorer, ponga el “Test de Velocidad” y si da más de 30MB es que su Internet va perfecto”. Javier, estupefacto, no consigue dar crédito a las palabras de Alfredo y cuando se abre el “Test de velocidad”, tras unos minutos, éste marca 41MB de velocidad de bajada. Alfredo culmina su gran ayuda aportada comunicando que si requerían la visita de un técnico para arreglarlo, éste iría y pondría el test de velocidad, el cual si marcara menos de 30MB sería la consecuencia de tener que abonar el viaje del técnico en balde. Empezaba la guerra.

Pablo Melgar