Tras la caída en la primera curva, Javier y sus compañeros decidieron dejar pasar el tiempo a ver si éste lograba ayudar más que el “Servicio de atención al cliente” de esta gran compañía. Pero el tiempo pasaba y sólo hacía más que empeorar. Hasta que un día dejó de haber Internet en la casa de Javier, sin ningún motivo, ya que los tres hacían una transferencia todos los meses de su parte de la factura a una cuenta que habían abierto exclusivamente para eso. Con la ausencia de este imprescindible servicio, Javier volvió a hacer uso del grandioso “Servicio de atención al cliente”. Ese día Margarita no trabajaba, era su clon, Cecilia, pero sólo cambiaba el nombre pues su voz era idéntica. Cecilia, tan amable como Margarita expone que el motivo del corte del servicio es el impago de la factura por parte de Javier y sus compañeros, que habían depositado el dinero correspondiente hacía unos días. Aquello no era coherente, así que Javier, desde su teléfono móvil vio en la página web de la compañía la existencia de una factura que no correspondía a ningún mes, sino a una instalación adicional que el instalador había realizado en casa de Javier para poder establecer el servicio. Instalación adicional inexistente, pues el sistema de Internet estaba ya acomodado en la casa de Javier de un anterior uso. Ante tal desconcierto Javier puso una reclamación, mediante su teléfono móvil, ya que el teléfono, al igual que el Internet, aparecía cortado por impago, la cual Margarita tramitó sin problemas, aunque tomándose su tiempo.

Javier y sus amigos estuvieron un mes entero sin Internet ni teléfono esperando respuesta a la reclamación así que al no tener noticias vuelven a llamar con el mismo teléfono móvil al Servicio de atención al cliente. Esta vez volvía a ser Cecilia la cual no tenía constancia en sus archivos de ninguna reclamación, así que tuvo que volver a tramitarse. Tras 10 días más sin Internet a Javier le suena el móvil y era un operador de Ono, su voz era similar a la de Alfredo, el visionario, el cual pide disculpas por el cobro de esa instalación adicional e informa de que en el momento en el que la factura pendiente de pago fuera resuelta el servicio volvería a su funcionamiento y que el importe de la factura indebida sería restado en la siguiente factura. Todo parece resuelto así que Javier y sus compañeros reúnen el dinero para pagar la factura y a los dos días tenían otra vez Internet.

Pablo Melgar