La poesía de Garcilaso de la Vega (1491/1503​​ – 1536)​ supone la más acertada muestra de la renovación vivida en la lírica renacentista española durante el siglo XVI. Capitán de Carlos V, su obra —modelo de aparente naturalidad forjado con rigor de orfebre— elevó el castellano a lengua de arte mayor mediante una selección léxica milimétrica donde cada palabra cumple una función meditada. Tras esa aparente sencillez late un diálogo erudito: reelaboró motivos clásicos (desde Virgilio hasta Petrarca) para expresar sus propios dilemas, de modo que lo biográfico —el amor, el exilio, la pérdida— trascendiera en motivos universales.

Este diario de lectura pretende entender los mecanismos de su poética: cómo sus églogas convierten el paisaje del Tajo en espejo del alma, por qué sus endecasílabos lograron una nueva catarsis lírica en lengua española, y de qué modo este soldado-poeta sentó las bases de una tradición que atraviesa desde san Juan de la Cruz hasta los poetas de la actualidad que aún dialogan con el soneto.

Tres claves explican su vigencia: la precisión como forma de honestidad, la emoción contenida como intensificación del efecto, y esa paradoja fundacional que aún desafía a sus herederos: hacer eterno lo perfectamente imperfecto de lo humano.

Diario de lectura

Este post es un organismo vivo, porque la lectura es un proceso en construcción…
Esta página respira: se expande y contrae con cada relectura.
Hoy lo alimentan mis apuntes de oposiciones.


Literatura española


«Si de mi baja lira
tanto pudiese el son, que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento
y la furia del mar en movimiento»
GARCILASO DE LA VEGA

1492. ‘Hombre de Vitruvio’– Leonardo da Vinci

1510. ‘La escuela de Atenas’ – Rafael Sanzio

«Podrán tal vez, pasadas las tinieblas, volver nuestros lejanos descendientes al puro resplandor del siglo antiguo…  Resurgirán entonces los ingenios, los ánimos despiertos, eminentes…» 
FRANCESCO PETRARCA

«¿Eres Virgilio, pues, y aquella fuente
de quien mana tal río de elocuencia?
-respondí yo con frente avergonzada-.

Oh luz y honor de todos los poetas,
válgame el gran amor y el gran trabajo
que me han hecho estudiar tu gran volumen.

Eres tú mi modelo y mi maestro;
el único eres tú de quien tomé
el bello estilo que me ha dado honra».
DANTE ALIGHIERI

«Hablo en italiano con los embajadores, en francés con las mujeres, en alemán con los soldados, en inglés con los caballos y en español con Dios».
EMPERADOR CARLOS I DE ESPAÑA

 

1548. ‘Retrato de Carlos V sentado’ – Tiziano


1483 – 1485. ‘El nacimiento de Venus’– Sandro Botticelli

2023. Fotografía en ‘El Generalife’ (Granada) – Pablo Melgar ©

Biografía


El Renacimiento español desemboca una y otra vez en la figura de Garcilaso de la Vega (1491/1503 – 1536) por su importancia en la Historia de la Literatura Española: no fue solo capaz de introducir la poesía renacentista en España, sino que adaptó perfectamente el endecasílabo italiano a la métrica castellana y su innovación en la lírica española tuvo un impacto duradero en las generaciones futuras de escritores.

📍 Infancia y formación renacentista

Garcilaso de la Vega nació en Toledo entre 1491 y 1503, en el seno de una familia noble castellana. Quedó huérfano de padre siendo aún un niño, pero recibió una educación exquisita en la corte de Carlos V, donde encarnó el ideal del hombre renacentista: dominaba el griego, el latín, el italiano y el francés, además de ser diestro en esgrima y tocar el laúd, el arpa y la cítara.

⚔️ Soldado y cortesano de Carlos V

En 1520 se convirtió en continio real (hombre de confianza del emperador). Combatió en:

  • Las Germanías (Valencia, 1521).

  • La guerra contra Francia (1525).

  • La defensa de Viena contra los turcos (1532).
    Fue testigo de la coronación de Carlos V como emperador en Bolonia (1530), un evento clave para entender su poesía imperial y clasicista.

💔 Amor y exilio

Su vida estuvo marcada por dos sombras:

  1. El amor no correspondido por Isabel Freyre (dama portuguesa de la corte), a quien idealizó en sus versos como Elisa.

  2. El destierro en 1531 por asistir al matrimonio secreto de su sobrino, desobedeciendo al rey. Gracias al duque de Alba, se refugió en Nápoles, donde entró en contacto con poetas italianos y pulió su estilo.

⚡ Muerte trágica

En 1536, durante el asalto a la fortaleza de Le Muy (Provenza), fue el primero en escalar los muros. Una piedra lanzada por el enemigo lo derribó. Murió días después en Niza, asistido por su amigo Francisco de Borja (futuro santo). Tenía solo 33-35 años.


Obra


La obra poética de Garcilaso de la Vega fue preparada para su edición, tras su muerte, por su amigo Juan Boscán y publicada en 1543 por la viuda de este. No es extensa y está compuesta por 5 canciones, 3 églogas, 2 elegías, una epístola en verso a Boscán, 38 sonetos y algunas muestras de poesía tradicional.

En su primera etapa (la de la Canción primera y la Canción segunda), quedó patente su plena asimilación del cancionero y de Ausiàs March. La segunda etapa, que se relaciona con su estancia en Italia y dio como fruto la Canción tercera, se caracteriza por el modo en que interiorizó las poética de los autores clásicos. No obstante, iba a ser la tercera la que le terminaría convirtiendo en uno de los nombres irrenunciables de la literatura española. Se aprecia en ella la influencia nítida de Petrarca, y hasta se quiso ver una correspondencia biográfica.

Si el italiano lloraba en sus poemas los desdenes y la muerte de su amada Laura, desde el primer momento se quiso ver en la obra garcilasiana la sombra de una mujer que también despreciaba al poeta y fallecía acentuando hasta lo insoportable el tamaño de su soledad. Recientes estudios consideran, sin embargo, que esa mujer, Isabel Freyre, no era verdaderamente la musa de Garcilaso y que la Elisa a la que tanto idealiza en sus églogas era en realidad Beatriz de Sá, segunda mujer de su propio hermano, Pedro Laso de la Vega.

Según Rafael Lapesa, su poesía se caracteriza por una búsqueda de sí mismo que rompe con su obra anterior una vez que asimila las esencias introspectivas del petrarquismo. En cuanto a la valoración de temas y estilo, es también obvia su deuda con los cancioneros medievales y el conceptismo del siglo XV. El bucolismo se lo debe a Sannazaro, aunque evitó los excesos en cuanto a impresiones visuales y auditivas. Por otro lado, su sensibilidad de emoción contenida se remonta a Horacio, Ovidio, Ariosto y Tasso.


  • Antes de 1531. Glosa al villancico «¿Qué testimonios son estos?»
  • Antes de 1533. Composiciones octosilábicas II, III, IV, V y VIII.
  • 1526 (?) – 1532. Canciones I, II y IV, Sonetos I, VI, XXVI, XXVII y XXXVII.
  • 1528-1529. Canción octosilábica «Culpa debe ser quereros».
  • Febrero-julio de 1532. Coplas a Boscán. Soneto IV. Canción III.
  • 1533 – principios de 1534. Égloga II.
  • 12 de octubre de 1534. Epístola a Boscán.
  • 1534 – principios de 1535. Égloga I. Soneto XXV. Soneto X (?)
  • 1535. Sonetos VII, VIII, XII, XV, XIX, XXVIII, XXX y XXXI.
  • Julio-agosto de 1535. Sonetos XXXIII y XXXV.
  • Agosto-octubre de 1535. Elegías I y II.
  • 1533-1536. Sonetos XVI, XXI y XXIV. Canción V. Sonetos XI, XIII, XXIII y XXIX.
  • 1536. Égloga III.

*Edición de Navarro Tomés (Clasicos Caste- llanos, tomo III).

 

El tema predominante de la poesía de Garcilaso de la Vega es el amor. Muestra una concepción del amor marcadamente neoplatónica y con influencias de la lírica de Petrarca. El repertorio de asuntos tratados es variado: indiferencia de la amada y dolor del amante, oscilación entre la esperanza y la desesperanza e introspección amorosa. Garcilaso aprovechará en varias ocasiones los mitos grecolatinos (Apolo y Dafne, Orfeo y Eurídice) para expresar sus propios conflictos sentimentales. De la misma manera cultivará el clásico tópico de «carpe diem», representativo de la nueva actitud vitalista de los autores renacentistas. Su poesía transmite una fuerte sensación de sinceridad que se explica por el componente autobiográfico de su obra y por el ideal de la época de mostrar la verdad con transparencia.

El otro tema de la poesía garcilasiana es la presencia de la naturaleza, como entorno estilizado en el que los personajes se quejan de sus experiencias amorosas y como confidente que escucha o consuela a los pastores en sus quejas. La inspiración le viene al poeta de las églogas clásicas y, en especial, de Virgilio.

La lengua poética de Garcilaso de la Vega se ajusta a los ideales renacentistas de naturalidad y elegancia. Su lenguaje es aparentemente sencillo, fluido y natural. Busca el equilibrio clásico entre pasión y contención. Este deseo de armonía se refleja en la frecuente simetría de sus estructuras poéticas (versos bimembres, paralelismos sintácticos,…). El magistral empleo de las metáforas y el cuidado en la selección del léxico buscan igualmente el ideal de belleza artística.

El tono de su poesía es dulce, triste y melancólico, como revela la adjetivación antepuesta frecuentemente utilizada («dulces prendas», «dulce nido», «triste canto», «triste y solitario día»,…). A ese tono contribuye el empleo de esa nueva métrica de origen italiano que aclimató al castellano. El empleo del endecasílabo dota a su poesía de gran musicalidad, trabajada gracias la delicada combinación de acentos y rimas, las aliteraciones, los hipérbatos o las simetrías.


Ediciones publicadas


Edición: Juan Francisco Alcina

Edición: José Rico Verdú

Edición: Ignacio García Aguilar