Poesía peruana

«Yo nací un día /
que Dios estuvo enfermo».
Biografía
César Vallejo (1892-1938) nació en Santiago de Chuco, un rincón pobre y remoto del Perú. Su infancia transcurrió entre la modestia y la fe, en un hogar donde las creencias católicas tejían el día a día de las personas.
Poeta, dramaturgo y periodista, Vallejo fue un creador incansable que supo transformar el dolor, la injusticia y la humanidad en versos que aún hoy nos estremecen. Su obra no solo refleja su entorno, sino que lo trasciende, convirtiéndolo en una de las voces más originales y conmovedoras de la poesía hispanoamericana.
Miguel Ángel Asturias le describió de la siguiente manera: «Era un poeta peruano que ofrecía la curiosidad de tener siempre heladas las manos. Era hombre sumamente callado, pero muy cordial. Cuando se tomaba sus primeras copas cambiaba. Aquel hombre silencioso empezaba a cantar, a contarnos cosas de su país y, de repente, salía a la calle cantando y se nos desaparecía».
Desde aquel pueblo perdido en los Andes hasta su muerte en París, Vallejo llevó consigo la esencia de lo humano, y su poesía sigue siendo un eco poderoso de su lucha, su fe y su eterna búsqueda de la justicia.
POETK
La obra poética de César Vallejo (1892-1938) se distingue por una constante búsqueda de renovación formal y temática, así como por una profunda sensibilidad hacia el sufrimiento humano. Su poesía no solo refleja una preocupación estética, sino también una visión desgarrada de la existencia, marcada por la culpa, la angustia y la solidaridad con los más vulnerables.
Vallejo es un poeta visceral, cuya voz se caracteriza por una densidad expresiva y una intensidad emocional que desafía las convenciones literarias de su tiempo. Su lenguaje, a menudo áspero y estrangulado, transmite una sensación de opresión y desarraigo, como si emergiera de las capas más profundas de la conciencia. Esta cualidad “subterránea” de su poesía le confiere un tono mineral, casi tangible, que evoca la dureza y la permanencia de la piedra.
Además, su obra está impregnada de una inquietud renovadora. Vallejo experimenta con la sintaxis, el ritmo y la imaginería, rompiendo con las estructuras tradicionales para crear un lenguaje poético único. Esta innovación formal no es un mero ejercicio estético, sino una forma de expresar la complejidad del dolor humano y la lucha por encontrar sentido en un mundo marcado por la injusticia y el sufrimiento.
En definitiva, la poética de Vallejo es un testimonio de su compromiso con la condición humana. Su obra, perturbadora y conmovedora, sigue siendo un referente fundamental para entender la poesía del siglo XX y su capacidad para confrontar las verdades más incómodas de la existencia.

PRIMERAETAPA
La primera etapa de César Vallejo:
Tradición y ruptura en Los Heraldos Negros
La obra inicial de César Vallejo se enmarca en un contexto cultural y político particular. Durante su juventud, Santiago de Chuco, su ciudad natal, era un espacio de tradición colonial y provinciana, pero también un foco de actividad intelectual y política. En este ambiente, marcado por el radicalismo juvenil y la rebeldía literaria, Vallejo entró en contacto con las últimas expresiones del modernismo, movimiento que influyó en sus primeros pasos como poeta.
Su primer poemario, Los Heraldos Negros (1919), refleja una tensión creativa entre la herencia modernista y su voz personal, que ya apuntaba hacia una profunda originalidad. Por un lado, el libro muestra rasgos decorativos y sentimentales propios del modernismo, con un lenguaje que evoca la estética de autores como Rubén Darío. Por otro lado, Vallejo introduce un acento dramático y personal, capaz de sugerir estados existenciales ambiguos sin necesidad de describirlos explícitamente.
En cuanto a la forma, Vallejo utiliza una versificación tradicional, aunque con un enfoque renovador. Las imágenes, como la de los “heraldos negros”, tienen un claro sello modernista, pero su retórica es sencilla y se nutre del habla cotidiana y popular. Este equilibrio entre lo culto y lo coloquial es una de las claves de su estilo temprano.
Temáticamente, Los Heraldos Negros es una meditación sobre el dolor humano, presentado como una fuerza fatal e incomprensible. Vallejo no describe el dolor directamente, sino sus efectos: “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”. La voz poética se resigna ante este sufrimiento, pero lo hace de manera entrecortada, como si luchara por entender las leyes que lo rigen. Este enfoque existencial sitúa al poemario en un lugar intermedio entre el postmodernismo y el simbolismo, con la clara intención de desbordar sus límites.
En resumen, Los Heraldos Negros es una obra que marca el final de una época literaria y el comienzo de una nueva voz poética. Vallejo logra fusionar la tradición modernista con su sensibilidad única, anticipando la profundidad y la innovación que caracterizarían su obra posterior.
‘Los Heraldos Negros’ (1919)
Espergesia |
Yo nací un día / que Dios estuvo enfermo. |
Todos saben que vivo, / que soy malo; y no saben / del diciembre de ese enero. / Pues yo nací un día / que Dios estuvo enfermo. |
Hay un vacío / en mi aire metafísico / que nadie ha de palpar: / el claustro de un silencio / que habló a flor de fuego. |
Yo nací un día / que Dios estuvo enfermo. |
Hermano, escucha, escucha… / Bueno. Y que no me vaya / sin llevar diciembres, / sin dejar eneros. / Pues yo nací un día / que Dios estuvo enfermo. |
Todos saben que vivo, / que mastico… Y no saben / por qué en mi verso chirrían, / oscuro sinsabor de féretro, / luyidos vientos / desenroscados de la Esfinge / preguntona del Desierto. |
Todos saben… Y no saben que la Luz es tísica, / y la Sombra gorda… / Y no saben que el Misterio sintetiza… / que él es la joroba / musical y triste que a distancia denuncia / el paso meridiano de las lindes a las Lindes. |
Yo nací un día / que Dios estuvo enfermo, / grave. |
Los Heraldos Negros |
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… Yo no sé! |
Son pocos, pero son… Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. |
Son las caídas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. |
Y el hombre… Pobre…pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada. |
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé! |
SEGUNDAETAPA
La segunda etapa de César Vallejo:
Trilce y la exploración del ser profundo
La segunda etapa de la obra de César Vallejo está marcada por su experiencia limeña, un período turbulento en lo personal y creativo. Sin embargo, el acontecimiento que definió esta fase ocurrió lejos de Lima: en agosto de 1920, un incidente callejero en Santiago de Chuco llevó a Vallejo a la cárcel, donde permaneció durante ciento doce días. Este episodio traumático fue, muy probablemente, el detonante de su obra más innovadora y desafiante: Trilce (1922).
Trilce representa un punto de ruptura radical en la poesía de Vallejo y en la literatura hispanoamericana en general. Antes incluso del surgimiento del surrealismo, Vallejo intuyó que, al sumergirse en las aguas turbias del ser profundo, la poesía podía revelar sus verdaderos comportamientos, su drama existencial y su lenguaje auténtico. El poemario está impregnado de una tensión psíquica abrumadora, caracterizada por un profundo malestar, una sensación de desazón permanente y una vulnerabilidad extrema.
En Trilce, Vallejo utiliza palabras, balbuceos y estallidos fonéticos como herramientas para construir un autorretrato de su vida interior. El libro explora tres grandes cuestiones interrelacionadas: la percepción anómala del tiempo humano, la incomunicabilidad de la experiencia vital y la asimetría de un nuevo ideal estético. A través de estas exploraciones, Vallejo logra transmitir la sensación de encierro sin mencionarla explícitamente. El uso de cuartetos, con una estructura cuadricular, refuerza la idea de un espacio y un tiempo confinados, creando una atmósfera opresiva y claustrofóbica.
El lenguaje de Trilce es desafiante: sus formulaciones absurdas, distorsiones y extrañeza lingüística (a veces carentes de significado convencional) se convierten en una vía de escape del encierro mental y emocional. Vallejo abraza una estética de la imperfección y el riesgo, situándose en los terrenos de la vanguardia, pero desde una perspectiva profundamente personal. Su obra no puede adscribirse fácilmente a ninguna escuela literaria, ya que su enfoque es único y transgresor.
En resumen, Trilce es un testimonio poético de la lucha interior de Vallejo y una exploración audaz de los límites del lenguaje y la expresión. Con este libro, Vallejo no solo revolucionó la poesía en español, sino que también estableció las bases para una nueva forma de entender la relación entre el arte y la experiencia humana.
‘Trilce’ (1922)
Trilce: Poema LXXV – Estáis muertos |
Estáis muertos. |
Qué extraña manera de estarse muertos. Quienquiera diría no lo / estáis. Pero, en verdad, estáis muertos, muertos. |
Flotáis nadamente detrás de aquesa membrana que, péndula del / zenit al nadir, viene y va de crepúsculo a crepúsculo, vibrando ante la / sonora caja de una herida que a vosotros no os duele. Os digo, pues, que / la vida está en el espejo, y que vosotros sois el original, la muerte. |
Mientras la onda va, mientras la onda viene, cuán impunemente se / está uno muerto. Sólo cuando las aguas se quebrantan en los bordes / enfrentados y se doblan y doblan, entonces os transfiguráis y creyendo / morir, percibís la sexta cuerda que ya no es vuestra. |
Estáis muertos, no habiendo antes vivido jamás. Quienquiera diría / que, no siendo ahora, en otro tiempo fuisteis. Pero, en verdad, vosotros / sois los cadáveres de una vida que nunca fue. Triste destino el no haber / sido sino muertos siempre. El ser hoja seca sin haber sido verde jamás. / Orfandad de orfandades. |
Y sinembargo, los muertos no son, no pueden ser cadáveres de una / vida que todavía no han vivido. Ellos murieron siempre de vida. Estáis muertos. |
TERCERAETAPA
La tercera etapa de César Vallejo:
Compromiso político y síntesis poética en Europa
La etapa europea de César Vallejo, que transcurrió principalmente en París a partir de 1925, marcó un giro decisivo en su vida y obra. Durante este período, Vallejo realizó varios viajes, destacando sus estancias en Rusia y España, motivadas por su creciente radicalización política. Esta transformación ideológica fue impulsada por las duras condiciones de su vida en París, el contexto de crisis y movimientos sociales que sacudían Europa, y su descubrimiento del marxismo.
Vallejo se sumergió en el periodismo y la literatura de combate ideológico, dedicándose a la defensa de la revolución y la lucha por la justicia social. Aunque continuó escribiendo poesía, publicó muy poco de ella durante este tiempo, ya que consideraba más urgentes las tareas relacionadas con su compromiso político. Sin embargo, su obra poética de este período, recopilada póstumamente, revela una profunda evolución tanto en su estilo como en su visión del mundo.
Poesía póstuma: síntesis de vanguardia y compromiso social
La Poesía póstuma de Vallejo puede dividirse en dos series discernibles. La primera incluye poemas en prosa y otros textos que, por sus características, parecen corresponder a los inicios de su etapa europea, mostrando aún ciertas vetas trílcicas en su estilo. La segunda serie, más extensa, carece de referencias claras sobre su proceso de creación, ya que las fechas disponibles suelen corresponder a la revisión final de los textos y no a su redacción inicial.
En esta etapa, Vallejo logra una síntesis única entre el lenguaje de la vanguardia, que racionalmente rechazaba, y su nueva visión social, que él denominaba “socialista”. Esta poesía refleja una certidumbre fundamental: aunque el sufrimiento es parte esencial de la condición humana, no debemos permanecer pasivos ni sumergirnos en la angustia individual. Para Vallejo, la acción es la consecuencia inmediata del sentimiento de solidaridad.
En sus poemas póstumos, el “tú” o el “nosotros” están siempre implícitos, otorgando a su lenguaje un carácter oracional, como si las palabras fueran pronunciadas para otros. Incluso el sujeto poético se desdobla, siendo invocado y transformado en un ente colectivo. Esta poesía no solo es un testimonio de su fe marxista, sino también una expresión profunda de su humanismo y su creencia en la capacidad del arte para inspirar cambio y unidad.
En resumen, la Poesía póstuma de Vallejo representa la culminación de su evolución poética y política. Es una obra que combina la experimentación vanguardista con un compromiso social ferviente, ofreciendo una visión esperanzadora y activista frente al sufrimiento humano.
SOBREPARÍS
Carta a su hermano Víctor Clemente (14 de julio, de 1923)
París! París! ¡Oh qué grandeza! He realizado el anhelo más grande que todo hombre culto siente al mirar sobre este globo de tierra. ¡Oh qué maravilla de las maravillas!
Llegué ayer 13, a las 7 de la mañana, en el expreso de La Rochelle. Mi salud buena. He visto aún poco. La Torre de Eiffel, Cuartel de los Inválidos, el Sena, el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos, el Palacio y el Lago de Versalles. Esto no es nada. París no tiene principios ni fin. Es para no acabar.
Hoy, 14, es la fiesta nacional de Francia. En este momento acabo de llegar del palacio de la Legación del Perú, donde he sido agasajado con un almuerzo, por invitación del Ministro Plenipotenciario doctor Mariano H. Cornejo. Qué almuerzo más lujoso! Criados de correcto frac lo han servido. Cornejo brindó por la alegría de tener aquí al poeta Vallejo. Éstas son sus palabras textuales. He saboreado el champán auténtico de Francia. Ya han de ver ustedes periódicos, ahí donde se da cuenta de todo esto.
‘Poemas en prosa’ (1923 – 1929)
VOY A HABLAR DE LA ESPERANZA |
Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente. |
“Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si me hubieran cortado el cuello de raíz, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente. |
Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo! |
Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente. |
‘Poemas humanos’ (1931 – 1937)
PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA |
Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París —y no me corro— tal vez un jueves, como es hoy, de otoño. |
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso estos versos, los húmeros me he puesto a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, con todo mi camino, a verme solo. |
César Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que él les haga nada; le daban duro con un palo y duro |
también con una soga; son testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos… |
‘España, aparta de mí ese cáliz’ (1937)
HIMNO A LOS VOLUNTARIOS DE LA REPÚBLICA |
Voluntario de España, miliciano de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazón, cuando marcha a matar con su agonía mundial, no sé verdaderamente qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo, lloro, atisbo, destrozo, apagan, digo a mi pecho que acabe, al que bien, que venga, y quiero desgraciarme; descúbrome la frente impersonal hasta tocar el vaso de la sangre, me detengo, detienen mi tamaño esas famosas caídas de arquitecto con las que se honra el animal que me honra; refluyen mis instintos a sus sogas, humea ante mi tumba la alegría y, otra vez, sin saber qué hacer, sin nada, déjame, desde mi piedra en blanco, déjame, solo, cuadrumano, más acá, mucho más lejos, al no caber entre mis manos tu largo rato extático, quiebro con tu rapidez de doble filo mi pequeñez en traje de grandeza! |
Un día diurno, claro, atento, fértil ¡oh bienio, el de los lóbregos semestres suplicantes, por el que iba la pólvora mordiéndose los codos! ¡oh dura pena y más duros pedernales! !oh frenos los tascados por el pueblo! Un día prendió el pueblo su fósforo cautivo, oró de cólera y soberanamente pleno, circular, cerró su natalicio con manos electivas; arrastraban candado ya los déspotas y en el candado, sus bacterias muertas… |
¿Batallas? ¡No! Pasiones. Y pasiones precedidas de dolores con rejas de esperanzas, de dolores de pueblos con esperanzas de hombres! ¡Muerte y pasión de paz, las populares! |
¡Muerte y pasión guerreras entre olivos, entendámonos! Tal en tu aliento cambian de agujas atmosféricas los vientos y de llave las tumbas en tu pecho, tu frontal elevándose a primera potencia de martirio. |
El mundo exclama: “¡Cosas de españoles!” Y es verdad. Consideremos, durante una balanza, a quemarropa, a Calderón, dormido sobre la cola de un anfibio muerto o a Cervantes, diciendo: “Mi reino es de este mundo, pero también del otro”: ¡punta y filo en dos papeles! Contemplemos a Goya, de hinojos y rezando ante un espejo, a Coll, el paladín en cuyo asalto cartesiano tuvo un sudor de nube el paso llano o a Quevedo, ese abuelo instantáneo de los dinamiteros o a Cajal, devorado por su pequeño infinito, o todavía a Teresa, mujer que muere porque no muere o a Lina Odena, en pugna en más de un punto con Teresa… (Todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él, de frente o transmitidos por incesantes briznas, por el humo rosado de amargas contraseñas sin fortuna) Así tu criatura, miliciano, así tu exangüe criatura, agitada por una piedra inmóvil, se sacrifica, apártase, decae para arriba y por su llama incombustible sube, sube hasta los débiles, distribuyendo españas a los toros, toros a las palomas… |
Proletario que mueres de universo, ¡en qué frenética armonía acabará tu grandeza, tu miseria, tu vorágine impelente, tu violencia metódica, tu caos teórico y práctico, tu gana dantesca, españolísima, de amar, aunque sea a traición, a tu enemigo! |
¡Liberador ceñido de grilletes, sin cuyo esfuerzo hasta hoy continuaría sin asas la extensión, vagarían acéfalos los clavos, antiguo, lento, colorado, el día, nuestros amados cascos, insepultos! ¡Campesino caído con tu verde follaje por el hombre, con la inflexión social de tu meñique, con tu buey que se queda, con tu física, también con tu palabra atada a un palo y tu cielo arrendado y con la arcilla inserta en tu cansancio y la que estaba en tu uña, caminando! ¡Constructores agrícolas, civiles y guerreros, de la activa, hormigueante eternidad: estaba escrito que vosotros haríais la luz, entornando con la muerte vuestros ojos; que, a la caída cruel de vuestras bocas, vendrá en siete bandejas la abundancia, todo en el mundo será de oro súbito y el oro, fabulosos mendigos de vuestra propia secreción de sangre, y el oro mismo será entonces de oro! |
¡Se amarán todos los hombres y comerán tomados de las puntas de vuestros pañuelos tristes y beberán en nombre de vuestras gargantas infaustas! Descansarán andando al pie de esta carrera, sollozarán pensando en vuestras órbitas, venturosos serán y al son de vuestro atroz retorno, florecido, innato, ajustarán mañana sus quehaceres, sus figuras soñadas y cantadas! |
¡Unos mismos zapatos irán bien al que asciende sin vías a su cuerpo y al que baja hasta la forma de su alma! ¡Entrelazándose hablarán los mudos, los tullidos andarán! ¡Verán, ya de regreso, los ciegos y palpitando escucharán los sordos! ¡Sabrán los ignorantes, ignorarán los sabios! ¡Serán dados los besos que no pudisteis dar! ¡Sólo la muerte morirá! ¡La hormiga traerá pedacitos de pan al elefante encadenado a su brutal delicadeza; volverán los niños abortados a nacer perfectos, espaciales y trabajarán todos los hombres, engendrarán todos los hombres, comprenderán todos los hombres! |
¡Obrero, salvador, redentor nuestro, perdónanos, hermano, nuestras deudas! Como dice un tambor al redoblar, en sus adagios: qué jamás tan efímero, tu espalda! qué siempre tan cambiante, tu perfil! |
¡Voluntario italiano, entre cuyos animales de batalla un león abisinio va cojeando! ¡Voluntario soviético, marchando a la cabeza de tu pecho universal! ¡Voluntarios del sur, del norte, del oriente y tú, el occidental, cerrando el canto fúnebre del alba! ¡Soldado conocido, cuyo nombre desfila en el sonido de un abrazo! ¡Combatiente que la tierra criara, armándote de polvo, calzándote de imanes positivos, vigentes tus creencias personales, distinto de carácter, íntima tu férula, el cutis inmediato, andándote tu idioma por los hombros y el alma coronada de guijarros! ¡Voluntario fajado de tu zona fría, templada o tórrida, héroes a la redonda, víctima en columna de vencedores: en España, en Madrid, están llamando a matar, voluntarios de la vida! |
¡Porque en España matan, otros matan al niño, a su juguete que se para, a la madre Rosenda esplendorosa, al viejo Adán que hablaba en alta voz con su caballo y al perro que dormía en la escalera. Matan al libro, tiran a sus verbos auxiliares, a su indefensa página primera! Matan el caso exacto de la estatua, al sabio, a su bastón, a su colega, al barbero de al lado -me cortó posiblemente, pero buen hombre y, luego, infortunado; al mendigo que ayer cantaba enfrente, a la enfermera que hoy pasó llorando, al sacerdote a cuestas con la altura tenaz de sus rodillas… |
¡Voluntarios, por la vida, por los buenos, matad a la muerte, matad a los malos! ¡Hacedlo por la libertad de todos, del explotado, del explotador, por la paz indolora -la sospecho cuando duermo al pie de mi frente y más cuando circulo dando voces- y hacedlo, voy diciendo, por el analfabeto a quien escribo, por el genio descalzo y su cordero, por los camaradas caídos, sus cenizas abrazadas al cadáver de un camino! |
Para que vosotros, voluntarios de España y del mundo, vinierais, soñé que era yo bueno, y era para ver vuestra sangre, voluntarios… De esto hace mucho pecho, muchas ansias, muchos camellos en edad de orar. Marcha hoy de vuestra parte el bien ardiendo, os siguen con cariño los reptiles de pestaña inmanente y, a dos pasos, a uno, la dirección del agua que corre a ver su límite antes que arda. |

Poesía completa
PVP
ISBN:
978-84-264-1105-1
EAN:
9788426411051
Editorial:
LUMEN
Colección:
Poesía
Formato:
Tapa blanda o Bolsillo
País de publicación:
España
Idioma de publicación:
Castellano
Nº páginas:
488
Fecha publicación:
17-03-2022

Me moriré en París
PVP
ISBN:
978-84-17651-84-8
EAN:
9788417651848
Editorial:
Nórdica Libros
Ilustrador/a:
Sara Morante
Colección:
Ilustrados
Formato:
Cartoné
País de publicación :
España
Idioma de publicación :
Castellano
Nº páginas:
128
Fecha publicación :
10-10-2019
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