Hay noches en las que se me nubla la vista y algo horrible ocupa mi mente como un veneno con prisa. Pienso en ello, y mucho, hasta que consigo dominarlo. Es rudo y no se deja, pero lo convenzo, o me convenzo de mi visión de ello. Una perspectiva más optimista que me deje vivir, o por lo menos seguir durmiendo. Es cierto que hay ciertos temas en los que es mejor no pensar mucho pues no tienen respuesta, y eso es una herida imposible de curar.

Pero, ¿y si tuvieras que lidiar diariamente con ello por obligación? ¿Acabarías acostumbrándote? ¿Podrías dormir por las noches? Por supuesto que si, te diría tras ver “A dos metros bajo tierra”; aunque de vez en cuando tengas el mismo insomnio que tienen todas las personas de este mundo. Es el precio que pagamos por pensar.

A dos metros bajo tierra” me parece una serie asombrosa principalmente porque no necesita un guión basado en una historia anormal que ya de por sí sea seductora sino que hace de lo cotidiano, de lo real, de la vida misma de cada persona una disección igualmente atractiva que si fuera tratada metafóricamente mediante efectos especiales. Trata sobre una familia que regenta una funeraria en su propia residencia en Los Ángeles. El primer suceso que acontece es la muerte de Nathaniel Fisher, el cabeza de la familia Fisher y dueño del negocio. Será la primera muerte que tengan que afrontar como suya verdadera y no como una más de las que se lloran en su propio hogar día tras día.

Tras la muerte de su padre, Nathaniel Jr. vuelve a casa de sus padres para el funeral desde Seattle, donde vive desde hace años. Tendrá que compartir el dolor con su madre, una mujer de 50 años que ha vivido reprimida desde la adolescencia y que se muere del remordimiento por haber tenido un desliz con el peluquero. También retomará la relación con su hermano menor, David, un homosexual sometido al miedo en todas las facetas de su vida que guarda su verdadero “yo” dentro del armario y que no se atreve a sacar. Con la que le será más fácil al principio será con Claire, su hermana mayor, una adolescente llena de rebeldía que verá en Nate un ejemplo a seguir.

Todos ellos se relacionarán entre sí, conocerán a nuevas personas y nos darán lecciones sobre cómo tropezamos una y otra vez cada día. Porque “A dos metros bajo tierra” es la vida. Dejar atrás a personas importantes que lo fueron y que lo serán para siempre, pero nunca más estarán. Es enfrentarte sólo ante el camino y llorar al darnos cuenta que es el más arduo designio posible y que más lágrimas ha derramado en los corazones de los hombres. La importancia de las decisiones y el miedo que ellas nos generan debido a la importancia que tienen, ya que marcarán nuestro futuro irretroactivamente, y la que les damos, ya que sólo serán un segundo más en el longevo metraje de nuestra subsistencia. Es el tiempo y el terrible entramado de caminos bifurcados que son los destinos de las personas. Aunque pensemos que no estamos solos, el camino de uno es diferente al de cualquiera.

También la evolución que sufrimos en nuestras carnes y la que los demás vivirán también, de forma totalmente distinta. Cerrar puertas y no abrirlas jamás. Y mantener aquellas otras que siempre fueron fieles o que nos dieron seguridad, a pesar de que nos hicieran sufrir. Las vidas condenadas al segundero del reloj, haciendo de cada momento el último. La tragedia de la existencia, resumible en unos pocos minutos y tan parecida a la de cualquiera. Las alegrías que se llevan por dentro hasta la eternidad, y contadas con los dedos de una mano o en los pocos metros de una pared en forma de marco. El amor, tan destructible y lleno de posibilidades, complejo e infinito, razón de nuestra existencia y de nuestra autodestrucción. La muerte, inevitable y que tanto nos enseña, siempre presente, aterrándonos el alma y tan desapercibida a la hora de valorar que estamos vivos.

Las hay más fantásticas, más inverosímiles, más espectaculares u originales, pero ¿más reales? “A dos metros bajo tierra” es un bofetón en la cara y la vida de cada uno de nosotros reflejada en unas pocas historias durante cinco años, tan diferentes y a la vez tan nuestras. Nunca antes la rutina fue objeto de verso en una serie de televisión.

Pablo Melgar

Breath me – Sia

 

Título original: Six Feet Under

 

Año: 2001

 

Duración: 60 min. 5 temporadas

 

Director: Alan Ball (Creator), Daniel Attias, Rodrigo García, Jeremy Podeswa, Kathy Bates, Michael Cuesta, Michael Engler, Alan Poul, Daniel Minahan, Miguel Arteta, Nicole Holofcener, Mary Harron

 

Reparto: Peter Krause, Michael C. Hall, Rachel Griffiths, Frances Conroy, Lauren Ambrose, Freddy Rodríguez, Mathew St. Patrick, Jeremy Sisto, Justina Machado, James Cromwell, Lili Taylor, Ben Foster, Richard Jenkins, Joanna Cassidy, Rainn Wilson, Eric Balfour, Ed O’Ross, Giancarlo Rodríguez, Peter Macdissi, Tim Maculan, Tina Holmes, Kathy Bates, Peter Facinelli, Ed Begley Jr., Justin Theroux, Patricia Clarkson, Mena Suvari

 

Género: Serie TV, Drama, Comedia, Comedia negra, Familia

 

Nota: 10 Excelente

 

Nota filmaffinity: 7,9

 

Nota IMDb: 8,8