I wanna be your dog – The Stooges

¡Hola a todos!, aquí estamos otra semana más al ritmo en el que se berreaba en los setenta. Esta semana nos introducimos en el ambiente más subterráneo de los 70s, así que seremos excéntricos, grotescos e incluso hirientes. En antena, K-Billy y “El Supersonido de los 70s”.

Nos trasladamos a los que serían los primeros sonidos de los 70s, el final de la década de los 60s. The Stooges, la mítica banda del extravagante “Iggy Pop”, conquistaba al público de su Detroit natal con un nuevo sonido completamente nuevo lleno de improvisaciones de orden callejero que conformaría el término “proto-punk” dentro del conjunto de bandas punk que surgieron al final de los 60s, como contrapartida al optimismo de la contracultura hippie, de sonidos rebeldes de garaje que cortaron con todo lo anteriormente jamás inventado.

Debido al enorme éxito que cosechaban en los bares, el sello discográfico Elektra les propuso un contrato para debutar con su primer álbum homónimo: “The Stooges”. Un álbum que marcó tendencia en la época y en el género punk y garage rock con emblemáticas canciones sobre drogas, sexo y rebeldía. Letras sobre lascivia y odio que reflejaban el estado de tedio y alienación de los obreros. Una denuncia contra la privación de los derechos de la clase obrera que más tarde siguieron los Sex Pistols.

I wanna be your dog” fue el primer single. Tan vanguardista, tan excéntrica, tan sensual, un delirio que creó un nuevo sonido jamás escuchado. Comienza con una introducción estridente de guitarra distorsionada y que repite una y otra vez el tan memorable riff de Ron Asheton de tan sólo tres acordes acompañado por los arreglos de piano de John Cale, productor del disco y ex miembro de los Velvet Underground, de los que los Stooges se vieron potencialmente influenciados de su sonido “sin vergüenza”.

 

 Y como no, el debut en escena del joven Iggy Pop, todavía conocido como Iggy Stooge. El icono del género dio sus primeros bramidos lascivos con “I wanna be your dog”, la que algunos califican como la canción más sensual: “I’ll lay right down in my favourite place”. Un himno a la psicodelia, una droga capaz de perturbar los sentidos y conducirte a un viaje de colores fluorescentes y alucinógenos. Una de esas canciones para dejarse llevar por la lujuria. Fue el comienzo de una época grotesca, provocativa y rebelde que tiene su máximo exponente en la puesta en escena de Iggy Pop, torso al aire y rompiendo el aire. Hiriendo al público, rompiéndolo todo en un estado de barbarie, lleno de insultos y blasfemias contrapuestos con el glamour del icono del superstar que tanto influenció a las bandas venideras.

¿Os imagináis viviendo aquella época de revolución? Una década que rompió con todo lo anterior. Y los Stooges rompieron tanto los moldes que se estrellaron con un resultado en ventas desastroso. El público no estaba hecho a experimentar. Pero lo que marca el cambio de tendencia, como en muchas otras ocasiones, con el paso de los años se convierte de fracaso a joya contemporánea. Y hoy en día es la canción número 438 en el ranking de las 500 mejores canciones de todos los tiempos, al igual que el álbum en la 185º posición entre los 500 mejores álbumes de todos los tiempos, según la revista Rolling Stone.

El titulo vino de cualquier chica que realmente te gusta, que es lo más crudo, ¿pero qué es lo más educado que se puede decir? ¡Hey nena, quiero ser tu perro!, confesó Ron Asheton el padre del riff inmortal que encontró el punto G de una época y de un colectivo que se dejó seducir ante el orgasmo de los Stooges. ¡Ya sabéis el secreto del afrodisiaco de Iggy y los Stooges, well C’mon!

 Pablo Melgar