Madre, ¿soy lo que esperabas que fuera? Padre, ¿cómo podré devolverte toda esta dedicación? En el fondo sé que soy producto de una decisión que tomasteis en un momento determinado de vuestras vidas. ¿Por qué no crear un ser humano?, seguro que pensasteis (aunque no en estos términos tan fríos, os conozco). Querríais compartir algo más que un papel firmado, algo que no se pudiera romper con un movimiento brusco de dedos. Y lo hicisteis, vaya que si lo hicisteis. Yo existo y dejo mis huellas en este mundo cada día que paso en él. Hablo con la gente. Consumo lo que me ofrece esta sociedad y este planeta. Arrojo mi ADN constantemente en diferentes rincones de este planeta, en lavabos de carretera de pueblos sin nombre, en orillas de ríos que me tranquilizan los ruidos o en bocas que no son la mía. Posiblemente ésta sea la razón máxima de la existencia, la de propagarse aunque no lo queramos. Ahora somos parte de urinarios, ríos y bocas de toda Europa ¿Para eso me trajisteis a este mundo aún sin saberlo? ¿Vuestro instinto quiso perpetuar vuestra existencia a través de la mía? Por eso os pregunto, ¿estoy a la altura?

Madre, es injusto que tengas en más estima mi vida que la tuya propia. ¿Por qué viajas a través de mí? ¿No te gustaría ver con tus propios ojos el horizonte azul del Bósforo y echar una mirada o un suspiro que te haría parte de su evolución? Seguramente serías capaz de escribirlo mejor que yo, seguramente lo disfrutarías más. Pero prefieres que yo lo vea todo y vives a través de mis impresiones. De alguna manera siento que tú estuviste allí conmigo. Y me haces inventar historias a través de todo, porque todo te lo debo a ti y me siento responsable de contártelo para que tú también lo vivas. Madre, ¿están a la altura mis cuentos? Sé que los escribirías mejor que yo los escribo. ¿Alguna vez conseguí llevarte conmigo por el mundo? Mi instinto lo intenta pero no sé si lo consigue.

Padre, es injusto que cargues conmigo en tus hombros, castigando los tuyos propios sin dolor aparente. ¿Por qué te das codazos entre la multitud solamente para abrirme paso? ¿No te gustaría colocarte tú en primera fila y enseñarle al mundo que eres capaz de todo? Seguramente te desenvolverías mucho mejor que yo en los bares de Alemania y harías mejores amistades que las mías en todos los lugares. Pero prefieres que yo conozca a cada ser humano del planeta pretendiendo ser tú. De alguna manera me convierto en ti cada vez que estoy entre desconocidos y adopto tus mismas poses, tus mismas técnicas sociales que usas para crear un ambiente agradable allí donde estás. Y me haces disfrutar de mis conocidos también, tratándolos lo mejor que puedo y contagiándoles mi risa, tu risa y la nuestra. Padre, ¿estoy a la altura de mi vida? Sé que la aprovecharías mejor que yo la aprovecho. ¿Alguna vez conseguí ayudarte en algo yo a ti? Mi instinto lo intenta pero no sé si lo consigue.

¿Soy lo que esperabais que fuera? ¿Cómo podré devolveros toda esta dedicación? Me pregunto constantemente si merezco todas estas oportunidades. ¿Qué he hecho yo para coger todos estos aviones? ¿Me esforcé para girar el pomo de la puerta de mi última clase de “Teatro y prosa”? Por eso sufro los días grises que me ensucian mis nuevas ciudades. Por eso sufro cuando me quedo dormido y me pierdo las clases de Literatura. ¿Estoy a la altura? Sé que vosotros los estaríais en mi lugar. ¿Alguna vez conseguí aprovechar todo lo que me ofrecisteis? Mi instinto lo intenta pero no sé si lo consigue.

Pablo Melgar Salas

Cuadro: Paisaje con mariposas – Salvador Dalí

Mother Nature’s Son – The Beatles