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La selva donde mi espíritu se exilia (Epígrafe 2).
Mientras la novela hispanoamericana daba sus primeras manifestaciones románticas en el siglo XIX, algunos poetas ya consagrados de forma global como Rubén Darío (Nicaragua), viajaron a París para encontrarse con ese “suelo sagrado” que también ellos anhelaban conocer como efecto de las “informaciones culturales”.
[infobox maintitle=”Sobre su primer viaje a París en 1893″ subtitle=”Yo soñaba con París desde niño, a punto de que cuando hacía mis oraciones rogaba a Dios que no me dejase morir sin conocer París. París era para mí como un paraíso en donde se respirase la esencia de la felicidad sobre la tierra. Era la Ciudad del Arte, de la Belleza y de la Gloria; y, sobre todo, era la capital del amor, el reino del Ensueño. E iba yo a conocer París, a realizar la mayor ansia de mi vida. Y cuando en la estación de Saint Lazare, pisé tierra parisiense, creí hollar suelo sagrado (Darío, 1915: 40).” bg=”gray” color=”black” opacity=”on” space=”30″ link=”no link”]
Es la poesía el género que mejor casa con este sentimiento juvenil que impulsa al escritor hacia nuevos lugares como un viaje en búsqueda de la identidad. Hagamos caso a Julio Cortázar y tomemos a Arthur Rimbaud como referencia de este paradigma, “una de las fuentes por donde se lanza al espacio el líquido árbol de esta Poesía nuestra” (Cortázar, 1994: Pos. 106). Los viajes del joven Rimbaud contribuyen en nuestro análisis para entender la poesía como un acto que marcará la identidad de los poetas modernos a partir de entonces: ese gesto “del adolescente frágil, inerme, que apuesta lo poco que tiene por algo que no se sabe muy bien qué es, y que generalmente pierde” (Bolaño, 1999: s/p).
“Quiero ser poeta y me estoy esforzando en hacerme Vidente” (Rimbaud, 1871: 2), escribe en sus famosas Cartas del Vidente en 1871 con apenas diecisiete años. A causa de su aislamiento rural en Charleville, por aquellos años invadida por las tropas prusianas, escribiría más tarde Mariano Rolando que esas tempranas huidas como un clochard hacia París (algunas fallidas) donde entabló una intensa amistad con el poeta Verlaine, implicaron un intento por transformar su realidad. Esas primeras fantasías primaverales del viaje romántico2 se tradujeron más tarde en un ferviente compromiso revolucionario con la insurrección de la Comuna de París en 1871 que gobernó la ciudad durante 60 días: “La gran ciudad arde, a pesar de vuestras duchas de petróleo: será preciso que os vayáis para que empiece otro episodio” (Rimbaud, 1871: 309).
[infobox maintitle=”Sobre el primer viaje de Rimbaud a París ” subtitle=”Quise volverme libre sin sentirlo realmente. Quise atrapar el arte, como si se tratase de una pintura que uno roba de una galería. El modo en que había actuado cuando marché hacia Bruselas no tenía sentido alguno. Retrospectivamente, era basura. La poesía no era un libro que uno podía tomar de la biblioteca; la poesía era una forma de cambiar la vida. Y yo tenía que encontrar los medios para comprender esta verdad. (Rolando, 1996: s/p)” bg=”pink” color=”black” opacity=”on” space=”30″ link=”no link”]
César Vallejo es quizás el representante de la literatura peruana que más contribuyó a la construcción de esta identidad del poeta moderno y migrante, pues vivió 15 años en París de hotel en hotel. Su verso “con todo mi camino, a verme solo” (Vallejo, 1939: 233) apadrina el Punto de partida del cuaderno de navegación en un sillón Voltaire (Bryce Echenique, 1981: 11), el primer capítulo de La vida exagerada de Martín Romaña que pone de manifiesto la intención juvenil de Bryce de morir “en París con aguacero” como Vallejo.
Entre los escritores hispanoamericanos que proyectaron al resto del mundo semejante idea, destaca el argentino Julio Cortázar. Rayuela3 es un recorrido existencial e intelectual a través del corazón de la ciudad como proyección del interior del personaje dividido entre Buenos Aires y París. El escenario que propone recorre algunas calles significativas en este análisis. Por su parte, Bryce Echenique ha repetido en numerosas entrevistas la epifanía que sintió al leer a Cortázar4 y cómo a partir de él abrió nuevos caminos para hallar su propia voz (Bryce Echenique, 1993: s/p). También Gamboa asegura que “Cortázar le enseñó a apasionarse por esa escritura juguetona que durante un tiempo se pegó a su mano como una melcocha” (Gamboa, 2000: 270).
En cuanto a la literatura colombiana, Gabriel García Márquez también tiene su propia Ruta Cervantes en París donde, además de señalar los enclaves más transitados por el Premio Nobel, se cuenta la anécdota de cómo una vez bajó a rebuscar entre la basura cien dólares que “para él eran una fortuna”5. Gabo llegó a París, como tantos otros, empujado por la inercia parisina de la bohemia artística que le había llegado de los libros de Cortázar, entre otros: “desde la primera página me di cuenta de que aquél era un escritor como el que yo hubiera querido ser cuando fuera grande. Alguien me dijo en París que él escribía en el café Old Navy, del Boulevard Saint Germain, y allí lo esperé varias semanas, hasta que lo vi entrar como una aparición”(García Márquez, 1984: s/p).
[infobox maintitle=”Julio Cortázar” subtitle=”¿qué es el boom sino la más extraordinaria toma de conciencia por parte del pueblo latinoamericano de una parte de su propia identidad? (Rama, 1984: 169)” bg=”gray” color=”black” opacity=”off” space=”30″ link=”no link”]
El boom de la literatura hispanoamericana entre las décadas de 1940 y 1960 supone, más allá de las estrategias editoriales y la crítica unificadora de la cultura de América Latina, la materialización de ese mito en el que, por medio del viaje a Europa, y a París en concreto, -según Cortázar- se obra “el milagro increíble por el cual un escritor de talento de América Latina, que en los años treinta hubiera difundido con tremenda dificultad una edición de 2.000 ejemplares (los primeros libros de Borges se vendieron a 500 ejemplares) de golpe se convierte en autor popular con novelas como Cien años de soledad o La Casa Verde o cualesquiera de las novelas que estamos leyendo y que ya se están traduciendo al mundo entero” (Rama, 1984: 169).
Pablo Melgar Salas
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2 “…el cielo se abrió y, ante mis ojos atónitos, volando sobre una nube áurea, el mismo Febo, apareció, ofreciéndome con su mano el plectro armonioso, y escribió sobre mi cabeza con llama celeste estas palabras: «SERÁS POETA»…” (Rimbaud, 1868: 131)
3 “Sé que un día llegué a París, sé que estuve un tiempo viviendo de prestado, haciendo lo que otros hacen y viendo lo que otros ven. Sé que salías de un café de la rue du Cherche-Midi y que nos hablamos” (Cortázar, 1964: 21)
4 “Según Margarita Krakusin y Patricia Vining Lunn, aquello que llaman la “ventriloquía narrativa”, junto a la “inestabilidad dialógica”, aportan al discurso flexibilidad y libertad, que Bryce Echenique aprendería de Julio Cortázar y ya experimentaría en «Con Jimmy, en Paracas», amén de la ambigüedad de la historia misma”. (de la Fuente, 1998: 102)
5 “Entonces Gabo dijo: Estos bandidos, en lugar de mandarme plata, se ríen de mí. Y botó la tarjeta y les envió su queja. Pero al rato llegó una carta de entrega inmediata firmada por Álvaro Cepeda y Germán Vargas donde decía: Como tú eres bruto, seguramente no te has dado cuenta de que la tarjeta es un sándwich y hay adentro cien dólares. Entonces Gabo bajó corriendo a la basura del hotel, muerto de angustia, y de milagro recuperó los cien dólares que para él eran una fortuna.” (Martin, 2008: s/p)
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Bibliografía
BOLAÑO, Roberto (1999). Rimbaud y Lautréamont. Buenos Aires: Editorial Buenos Aires Poetry, 2017. https://buenosairespoetry.com/2017/12/20/rimbaud-y- lautreamont-roberto-bolano/ (junio, 2018)
BRYCE ECHENIQUE, Alfredo (1981). La vida exagerada de Martín Romaña. Barcelona: Editorial Argos Vergara, 1981.
CORTÁZAR, Julio (1994). Obra crítica 2. Edición a cargo de Jaime Alazraki. (Versión Kindle) Madrid: Alfaguara, 1994.
DARÍO, Rubén (1915). La vida de Rubén Darío escrita por él mismo. Buenos Aires, Biblioteca Virtual Universal, 2003: https://www.biblioteca.org.ar/libros/70244.pdf (junio, 2018)
GAMBOA, Santiago (2000). Vida feliz de un joven llamado Esteban. Barcelona: Ediciones B, S. A., 2000.
GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel (1984). El argentino que se hizo querer por todos. Madrid: Diario El País, 1984. https://elpais.com/diario/1984/02/22/opinion/446252413_850215.html (junio, 2018)
RAMA, Ángel (1984). El boom en perspectiva. México, D.F: Revista signos literarios, 2005. http://signosliterarios.izt.uam.mx/index.php/SLIT/article/view/807/776 (web, mayo 2018).
RIMBAUD, Arthur (1871). Cartas del vidente. Buenos Aires: Biblioteca Virtual Universal, 2010. http://www.biblioteca.org.ar/libros/153514.pdf (junio, 2018)
ROLANDO, Mariano (1996). Los viajes de Rimbaud. Buenos Aires: Editorial Vinciguerra, 1996. Extracto de la página web de Buenos Aires Poetry: https://buenosairespoetry.com/2016/04/23/los-viajes-de-rimbaud-paris-en-ruinas- por-mariano-rolando/ (junio, 2018)
VALLEJO, César (1939). Obra poética completa. Poemas humanos. Piedra negra sobre una piedra blanca. Madrid: Alianza Editorial, 1982.
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