Bésame mucho
La ciudad les pertenecía, no sabían mirarla solo con dos ojos sino con cuatro. Él todavía no había conocido apenas algún rincón de Granada, salvo el que se encontraba entre sus sábanas. Había viajado en duermevela durante toda la noche para dormir con ella. Observaba hipnotizado las luces de la carretera como a través de un cristal translúcido mientras se imaginaba la noche que le esperaba. ¿Cómo olería su habitación?, ¿cómo...