[infobox maintitle=”Oliver Sacks” subtitle=”“Muchas personas de pronto comienzan a oír un tema musical de una película, un programa de televisión o un anuncio. Esto no es una casualidad, pues dicha música, en términos de la industria musical, está pensada para “enganchar” al que la escucha, para ser “pegadiza”, para abrirse camino, como un cortapicos, hacia el oído o la mente; de ahí el término «gusanos cerebrales». (Una revista de 1987 las definía, medio en broma, como «agentes musicales cognitivamente contagiosos»). ” bg=”pink” color=”white” opacity=”on” space=”30″ link=”https://www.anagrama-ed.es/libro/argumentos/musicofilia/9788433962898/A_394″]

No sé qué forma tienen dentro de mi cerebro pero siento cómo existen dentro de él, dentro de mí, dentro de mi más profundo ser. Me los imagino serpenteando mis neuronas y coloreándolas de sonidos. Entonces yo tarareo en la oscuridad, sentado en el banco de un parque o en la cara de un amigo que me cuenta sus problemas, a millas de distancia del sentido de mi canción. Esos gusanos me corroen la mente. Y quizás son los culpables de que me siente a escribiros, de nuevo, aunque nunca me contestéis.

¿De donde vienen esos insectos? ¿Son viscosos como los que recorren los músculos cuando ya hemos muerto? ¿O son simples impulsos llenos de información, como si un hacker hubiese propagado un virus en mi frente? Llegado a este punto, pienso que los artistas son ingenieros piratas que insertan información a través de obras manipulativas. Quieren hacerte sentir vulnerable, triste y alegre; como Dioses que mandan plagas o días soleados según se hayan portado esa semana sus fieles.

Desde hace días canturreo constantemente la misma canción. Un maldito compositor ha hackeado mi mente. Y veo mientras, supermercados muertos de vida surgiendo más allá de las montañas. Noto como si un gran tsunami eléctrico recorriera mi espinazo y el mundo en el que vivo. Pienso en la era tecnológica y en cómo esparcimos asfalto sobre campos vírgenes llenos de vida. Primero limpiamos la zona para evitar cualquier interferencia y después esparcimos nuestra red de información. Dentro de ella, cada uno deja su huella todo lo que puede. Y esos malditos músicos me hackean la mente.

Sometimes I can’t believe it,

I’m moving past the feeling again…

Sometimes I can’t believe it,

I’m moving past the feeling again…

Sometimes I can’t believe it,

I’m moving past the feeling again…

El bucle de la canción, en el que me sumerjo en la continua repetición. A veces canto no matter what. Otras prefiero nadar sobre la superficie, dejándome llevar por los acordes y las disonancias, que no son sino una interferencia en el viaje. Algo sucede, me bajo del coche y miro a mi alrededor. ¡Cuántas luces tiene la ciudad! ¿Os habéis fijado? Cómo respira de noche, como proyección de nuestra realidad que respira acompasada. Habrá algún lugar abierto, alguien que se haya dejado la puerta entornada, la noche de las oportunidades.

Sin embargo, yo soy una de esas luces. Alguien ve mi lámpara a través de las cortinas translúcidas que sirven como un cartel en el pomo de una puerta de hotel. Los vecinos saben que estoy despierto. Y solo, o acompañado. No lo sé. No lo saben. Yo estaba viajando a través de Matrix. Esos gusanos recorren mi mente. Se metieron a través de un solo de guitarra que me trasladó a los suburbios, donde se ve la ciudad desde fuera con toda su brisa artificial. Esos cuerpos contagiosos son la propagación de sus creadores. Los gusanos hacen lo que les manda su guitarrista.

Si eres músico dame el antídoto, o el antivirus. Y si no quieres, da igual. Sigue infectándome el cerebro con notas y caminos de colores. Arcade Fire suena a una carretera roja pálido, en el que no veo los márgenes, solo el horizonte. Y todo bulle en impulsos eléctricos. Seguid asaltándome la mente, como hace todo el mundo que me ha construido y mientras yo seguiré acelerando. Solo soy un disco duro de información con consciencia de serlo.

A partir de ahora, todos vosotros sabréis que no hay que esperar a la muerte para tener los sesos llenos de gusanos. Juegan y se enredan sobre vuestros pensamientos gelatinosos. Lo roen todo como roes tú la pata de ese pollo muerto. Y se hacen cada vez más grandes esos parásitos de tu cerebro que hacen que vivas dentro de todas las realidades de una canción, de todo un mundo en red. Todo esto lo hicieron los gusanos, a través de mí, y ahora también os devorarán a vosotros, como lo hicieron conmigo.

In line for a number but you don’t understand…

like a modern man!

In line for a number but you don’t understand…

like a modern man!

Pablo Melgar Salas,

mi álter ego paranoico.

https://www.youtube.com/watch?v=0EyZ5QMWirY

Sprawl II (Mountains Beyond Mountains) – Arcade Fire

[infobox maintitle=”EGO_BLOG” subtitle=”entérate aquí de qué va esto…” bg=”blue” color=”white” opacity=”off” space=”30″ link=”http://www.kilometr0.es/ego_blog/”]