Acabo de leer que “Lean on”, de Major Lazer junto con DJ Snake y , se ha convertido en la canción más escuchada de la historia de Spotify, nada menos que con 527 millones de reproducciones. Teniendo en cuenta que la plataforma de música en streaming tiene más de 75 millones de usuarios, lo que la convierte en la actualidad en una de las medidas más fiables para saber lo que se escucha en el mundo (además de ser mi forma de vida); sería, en términos futbolísticos, algo así como ganar el Balón de Oro. Así que he pinchado en el vídeo de Youtube porque el nombre de la canción no me decía nada, aunque sí estaba seguro de haberla escuchado en algún sitio. Y…”ahhhh, esa”, me he dicho a mí mismo.

Lean on – Major Lazer & DJ Snaje (feat. MØ)

Hay gente que tendrá esta canción como mantra en su iPod pero, tras escucharla varias veces seguidas, lo que me ha hecho es empujarme a reflexionar sobre la música actual. Intentaré librarme de mis prejuicios y analizarlo con un poco de perspectiva, lo prometo. Tengo 23 años y esta canción debería de ser para mí lo que fue para alguien nacido en 1943 el (I Can’t Get No) Satisfaction, de los Rolling Stones o el “We will rock you”, de Queen, para alguien que nació en 1954…e intento imaginarme a mí mismo de anciano, recordando con mis amigos aquellos gloriosos días en los que Major Lazer ponía la banda sonora de nuestra juventud o poniendo en algún reproductor futurista (que no me aventuro a recrear) el eterno “Lean on” que tantas buenas noches nos dio; mientras nuestros nietos protestan con un: “¡qué viejo!, pon otra cosa”. ¿Será este nuestro baile de “puretas” cuando nos vean nuestros hijos en alguna boda o comunión dentro de unos cuantos años, al igual que nuestros padres parecen bailar a los Bee Gees con cada canción que escuchan en su vida?

(I Can’t Get No) Satisfaction – The Rolling Stones

Pensar esto me da un poco de vértigo, lo confieso. Entonces, las palabras de mi hipotético nieto empiezan a resonar dentro de mi cabeza con un eco digno de película y, de repente, recuerdo haber escuchado hace muy poco a una chica decir exactamente lo mismo del Gangnam Style durante la madrugada de una noche cualquiera en la que solo nos importaba el volumen de la música y el grado de alcohol de las copas. Esa canción que sí nos dio más de un momento patético pero eterno durante más de una farra el año pasado. Pero no tengo ni la más remota idea de cómo se llama su autor, así que lo “googleo”: Psy, es el genio creador de este hit y su vídeo en Youtube es el más visto de la historia de la plataforma con 2.449.639.936 reproducciones, además de haber ganado en 2014 el World Music Award a la Mejor Canción del Mundo. Pero si la ponen un año después en cualquier discoteca la gente bosteza.

Gangnam style – Psy

No tenía ni idea de todo esto y solo puedo recordar a mis amigos imitando el baile del chino con bastante más gracia y torpeza, y alguna que otra copa de más, eso sí. Por lo que creo que ésa sí será, precisamente, la imagen que perdurará en mi memoria para los restos y no el nombre del tal Psy. Además, tampoco creo haber escuchado ninguna otra canción de este hombre aparte de esta. Y es que en el mundo actual en el que la información nos llega en forma de metralleta y en el que tenemos acceso a una Biblioteca de Babel interminable en cada momento de nuestra vida, todo se oxida en cuestión de semanas. La música ya no es la obra de un artista incubada durante meses, en la mayoría de los casos, sino el producto a vender para el mayor número posible de discotecas del mundo. Los artistas tienen que adaptarse a esta nueva forma de industria y los DJ’s sacan nuevos singles cada mes, cuando la espera normal entre disco y disco siempre había sido de años. ¿Merecería la pena gastar meses en un tema cuando en cuestión de semanas va a caducar?

El arte es efímero en el 2015 y ya no da tiempo a que se creen mitos alrededor de una canción como solía ocurrir en el pasado. Escucho a mi madre hablar de los New Romantics y de la forma en la que se peinaba para salir de fiesta en los ochenta, cuando el Tainted Love de Soft Cell sonaba en todas y cada unas de las discotecas de Madrid. Todos los recopilatorios que reúnen la música de aquella época coinciden en un número concreto de canciones. ¿Cuántas harían falta para recordar la época en la que nos encontramos? ¿Existe, en realidad, una época como tal? De igual modo pienso en cómo tuvieron que ser los cincuenta en Harlem, donde un grupo de marginales tocaba una música festiva que hoy en día es consideraba de culto y se toca en grandes auditorios para la gente con el paladar más exquisito que disfruta en silencio del placer más íntimo que puede lograr la música. Cosa parecida también sucedió en los sesenta, cuando los abuelos apagaban la radio por aquel ruido del demonio llamado rock and roll, tocado por unos tales Mick Jagger o John Lennon. Por el contrario, Daft Punk era lo más en 2013 y ahora lo es Major Lazer como mañana lo será otro, y al final nada perdura con el romanticismo en que la música se hacía universal en décadas posteriores.

Tainted love – Soft Cell

No quiero con esta reflexión convertirme en el personaje de Midnight in Paris que huye de su presente para darse cuenta de que durante la época que él valoraba de Oro, también había personas que pensaban como él y consideraban banal y sin genio la cultura de sus contemporáneos. Mas no se trata solo de idealizar el pasado pero me sigue pareciendo muy llamativo el hecho de ser alguien nacido en el año 1992 que sale de fiesta por la noche a hacer palmas con la voz de Freddie Mercury arengándome de fondo. Y cada una de las veces pienso que está muerto desde antes de que yo naciera, y que nosotros seguimos cumpliendo con su amenaza de hacer un enorme ruido, al igual que lo hicieron nuestros padres y seguramente lo harán nuestros hijos. ¡Eso es una música con personalidad y con genio que sobrevive al paso del tiempo y a las edades y géneros que se crucen con ella! Hoy le ponen incluso bases electrónicas que no necesita o, a veces, sirve de introducción para el nuevo temazo del DJ de moda, pero no importa pues sigue viva. ¿Seguirá el Lean On tan vivo dentro de cuarenta años? Eso ya lo veremos cuando me convierta en abuelo Cebolleta y aunque así sea me cueste reconocerlo, pero todo apunta a que el año que viene ya no nos acordemos de ella. Y no es por cuestión de gustos o porque aborrezca este tipo de música comercial que me parece toda igual, aunque la baile como un descosido cuando salgo con mis amigos, sino porque dentro de una semana nos martirizarán con otro hit que nos lave el cerebro y nos haga olvidar cuál era esa canción que tanto cantamos la noche de Halloween de nuestro año Erasmus en la que hicimos una hora de cola y tanto nos reímos.

Pablo Melgar

We will rock you – Queen