Su constitución es recia pero en su mirada se puede advertir la presencia de un peluche que sonríe dejando ver el inocente hueco entre sus paletas. Luego se rasca la barriga como queja contra el sudor que empapa su camiseta blanca de tirantes. En su pose hay un cierto aire paternal que, de primeras, inspira una actitud conciliadora de quien tiene la responsabilidad de lidiar con los problemas. Es entonces cuando hace gala de su posición de capo y su traje negro con corbata le sienta mejor que a un modelo estilizado. Pero, de repente, algo empieza a ir mal en su cabeza, que trabaja haciendo cuentas matemáticas sobre posibles consecuencias indeseadas, y se lleva el puro a los dientes. La bocanada de humo no augura nada bueno y sus dientes ahora no dejan entrever ninguna inocencia, apretados en sangre. Oprime su cuello con sus gruesos dedos y espera a que se agote el último aliento del que era su problema. Se sacude el sudor de su frente y como si no hubiera pasado nada se sienta en la silla más cercana a apurar las últimas caladas de su puro habano, como celebración de un contratiempo resuelto. Gracias, James Gandolfini.

Luego vuelve a casa y se convierte en padre con bata y pantuflas que besa a sus hijos y se pelea con su mujer porque la cena no está lista. Es entonces cuando vemos que Tony Soprano es, además del capo de la mafia italiana en Nueva Jersey, una persona. Esta perspectiva es clave en los guiones de la serie. Mientras grandes obras del cine negro han retratado la cara impasible de los gánsteres más despiadados, Los Soprano nos descubre qué comen en sus casas tras haber cometido un asesinato, los problemas conyugales que suceden en la cama o las manías que tienen como cualquier persona mayor en la soledad de sus hogares. Cada personaje nos muestra a lo largo de la serie todos sus rasgos, defectos y preocupaciones, entonces cuando los vemos en situaciones límite conseguimos un grado de empatía nunca antes experimentado.

En las escenas en las que Tony mantiene terapia con su psiquiatra, la doctora Melfi, conocemos sus traumas, sus miedos y debilidades. El psicoanálisis es, por tanto, un leitmotiv constante en la serie. El fantasma de su madre revolotea sobre su cabeza durante toda la serie y las últimas y malévolas voluntades de la mujer no serán los peores problemas que le causarán a Anthony. La doctora le ayuda durante toda la serie a tomar decisiones en su vida que le hagan la vida más feliz, hasta el punto en el que la misma Jennifer Melfi sospechará haber sido de gran ayuda para algunas determinaciones relacionadas con la Mafia y que Anthony la habrá usado para justificar sus actos.

“La próxima vez no habrá próxima vez…”

 Todos los personajes nos ofrecen un desarrollo individual digno de las grandes obras literarias, pues les llegamos a conocer verdaderamente. Tras unos capítulos conocemos la rutina de la mansión Soprano y qué suele preparar Carmela para cenar, además podemos descifrar el contenido del subconsciente de cada uno de los personajes de la trama. En nuestra retina quedan grabadas la expresión dubitativa del consigliere Silvio Dante que con esa cara nació para ser mafioso, la inclemencia de Phil Leotardo, la sonrisa irritante de Ralph Cifaretto, la bondad aparente del recio Pussy Bonpensiero, las inquietudes intelectuales del incorregible Christopher Moltisanti o el incondicional grandullón  Bobby “Bacala” haciendo las de mayordomo de Corrado Jr. Soprano.

 Pero por encima de todos hay dos personajes muy singulares. Uno es Corrado Junior Soprano, un viejo verde adulador que vive el final de su vida como cualquier otro anciano pero con la etiqueta de ser una leyenda viva de la mafia que le provee de enormes intereses económicos, aunque éstos no sean una ayuda para luchar contra los inconvenientes de ser un anciano. Sus enormes gafas, sus dotes de caballero y su fanfarronería le hacen ser un personaje grandioso que será para Tony no solamente un tío sino un enorme problema.

 Además, me fascina Paulie Gualtieri, interpretado magistralmente por Toni Sirico quien tiene un pasado más que real ligado a la mafia. Es un criminal con tupé teñido y alerones canosos perfectamente cuidados que tiene los cojones de un veinteañero para partirle el cráneo a cualquiera que hiera su orgullo y las manías insoportables de cualquier hombre que llega solo a los setenta años, con sus batallitas y su amor por sí mismo y por los programas de televisión. Recuerdo un capítulo en el que se pierde con Chris Moltisanti en la nieve del sur de Nueva Jersey y lo que comienza siendo una aventura de camaradería con su amigo, se convierte en una pesadilla que saca a flote sus instintos más despreciables, capaz de traicionar a cualquiera por un trozo de pan o por quedar bien ante el jefe. Un capítulo redondo, tremendamente cómico, donde vemos a un Paulie rabioso por perder un zapato en la nieve: una mina de despropósitos y de filosofía barata con acento italiano procedente de las creencias de la calle que le proporcionan al drama un toque de hilaridad.

“You’re not gonna believe this. He killed sixteen Czechoslovakians. Guy was an interior decorator…”

 Como vemos, todos son parte de la familia procedente de emigrados italianos en Nueva Jersey y en la que lo más importante es protegerse entre ellos, pero a lo largo de la serie vemos cómo se van comiendo los unos a los otros cuando sus intereses se cruzan o cuando simplemente es mejor para los negocios. Las mujeres no preguntan a sus maridos por miedo a perder la enorme calidad de vida que tienen gracias a sus actividades más que cuestionables. Y a ellos, hermanos de sangre por juramento y por interés, cuando éste último desaparece o cuando aparece una rata en la familia…no les tiembla el dedo para apretar el gatillo. Lo que nos proporciona giros inesperados en la trama dignos de las grandes obras del cine negro. Conforman una jerarquía totalmente pensada para fabricar dinero de forma ilegal en la que se va ascendiendo por méritos y por edad, y en la que los de arriba gozan de enormes privilegios e intereses por todos los trabajos de sus subalternos. Solamente se relacionan entre ellos y, además son familia, pero business is business…y tienen que cuidar bien su espalda para no desaparecer del mapa.

 Por eso vemos a Tony guardar las distancias con sus amigos y remarcar su autoridad de cabeza de familia cada vez que puede, sin confiar en nadie para obtener lo que quiere. Una persona altamente egoísta que vendería a cualquiera por sacar ventaja pero fiero a la hora de luchar por los suyos, precisamente porque es beneficioso para él. Durante la serie comete actos despreciables como asesinatos, traiciones o infidelidades, pero debajo de esa fachada de bruto de James Gandolfini se esconde una persona calculadora que, aunque a veces se deja llevar por sus impulsos de sociópata, tiene todo pensado para mantenerse en la cresta de la ola.

 Ésa es precisamente la moraleja del final de esta serie que es para mí la mejor y más completa de la historia de la ficción televisiva debido a que inaugura la aparición del cine de calidad en las obras por capítulos que se emiten por televisión, la intranquilidad del capo de la mafia que, además, es un padre de familia. Cuando intenta disfrutar de una cena en compañía de su mujer e hijos, debe estar siempre al tanto de cualquier movimiento sospechoso en el local y alerta por el abrir y cerrar de la puerta del restaurante. El final de un mafioso llega tarde o temprano, algunos con más suerte que otros, pero siempre cuando menos te lo esperas. A veces incluso no llegas ni a verlo.

 Pablo Melgar

 

 

Alabama 3 – Woke up this morning

 
 

Título original: The Sopranos

 

Año: 1999

 

Duración: 50 min.

 

Director: David Chase (Creator), Timothy Van Patten, John Patterson, Allen Coulter, Alan Taylor, Henry Bronchtein, Jack Bender, Steve Bucescemi, Daniel Attias

 

Guión: David Chase, Terence Winter, Mitchell Burgess, Robin Green, Mathew Weiner, Frank Renzulli, Michael Imperioli, Todd A. Kessler, Diane Frolov, Andrew Schneider

 

Música: Will Edwards, Ashen Keilyn

 

Fotografía: Phil Abraham, Alik Sakharov

 

Reparto: James Gandolfini, Edie Falco, Lorraine Bracco, Michael Imperioli, Tony Sirico, Aida Turturro, Dominic Chianese, Jamie-Lynn Sigler, Steve Van Zandt, Drea de Matteo, Steve Schirripa, Nancy Marchand, Dan Grimaldi, Joseph R. Gannascoli, Federico Castelluccio, Steve Buscemi, Joe Pantoliano, John Ventimiglia, Sharon Angela, Robert Iler, Frank Vincent, Vincent Pastore, Kathrine Narducci, David Proval, Peter Bogdanovich, Jerry Adler, Jason Cerbone, Vincent Curatola, Ray Abruzzo, Arthur J. Nascarella, Paul Schulze, Richard Portnow, David Margulies, Karen Young, Alla Kliouka Schaffer, Angelo Massagli, Annabella Sciorra, Danielle Di Vecchio, Denise Borino-Quinn, Frank Santorelli, Frankie Valli, George Loros, Greg Antonacci, John Fiore, John Heard, Joseph Badalucco Jr., Lillo Brancato, Lola Glaudini, Tony Lip, Louis Lombardi, Matt Servitto, Oksana Lada, Toni Kalem, Paul Herman, Robert Funaro, Max Casella, Peter Riegert, Tony Darrow, Ari Graynor

 

Productora: Home Box Office (HBO)

 

Género: Serie de TV. Thriller. Drama. Crimen. Mafia. Familia

 

Nota: 10 Excelente

 

Nota filmaffinity: 8,4

 

Nota IMDb: 9,3